¿Cuál paro, cuál saqueo?

Al paro ni le paro. Esa frase está siendo repetida aunque en la
militancia revolucionaria, pues con mayor énfasis -es de suponerse-
por los pequeños y medianos empresarios. Los partidos de la derecha
han salido recientemente a deslindarse de llamado a paro alguno. Uno
por uno, cúpula por cúpula han ido deslindándose, dejando en evidencia
lo estúpido e irracional que puede ser asumir una convocatoria tan
insensata e incoherente. Algunos le atribuyen es al sector transporte
el sostenimiento del llamado a paro, pero ¿acaso existen grandes
élites muy ricas del sector transporte que puedan cometer semejante
error?, ¿los camioneteros son ricos?, ¿los mototaxistas se suman al
paro?, ¿el BusCCS, el Metro de Caracas, de Los Teques, de Valencia, de
Maracaibo, el sistema ferroviario, se van parar?, ¿la clase obrera se
va a parar?, ¿el panadero, el abasto, el supermercado, el de la
ferretería se van a parar?. La respuesta lógica para estas
interrogantes es: no. ¿Entonces a quién se le ocurrió atormentarles la
cabeza a algunos venezolanos con estos supuestos y locos llamados
desde la sombra? En una situación de estrangulamiento económico al que
estamos sometidos es alocada aseveración alguna que llame a un paro y
peor aún a saqueos.

El Gobierno Bolivariano con sus políticas de protección del pueblo, de
su seguridad alimentaria y garante fundamental de la paz nacional está
desplegado con mercados a cielo abierto cerca de los sectores
populares y ofrecen los productos de la cesta básica a precios justos,
diversas formas de pago y la cantidad de alimentos necesarios para
atender a la población de los sectores que rodean dichas jornadas.

Esto es ofensiva revolucionaria en la calle para satisfacer las
necesidades de nuestro pueblo, pero al mismo tiempo neutraliza
cualquier intento de la derecha de estar pagándole a los mismos
guarimberos de febrero del 2014 para infiltrarse en los supermercados
y llamar a saqueo. Estos últimos deben ser en primer lugar condenados
moralmente por los ciudadanos honestos que puedan estar molestos por
lo perverso de la cadena de distribución de productos en la red
privada, que los somete a hacer eventualmente algunas colas por la
disgregación en varios supermercados cercanos para llevar los
productos que menos se consiguen. Son los mismos, le hacen el juego al
sabotaje.

Es preciso hacer un recorrido en cualquier sector de las metrópolis,
de los municipios estratégicos, y darnos cuenta de que de los
productos que menos se consiguen están siendo colocados por la cadena
privada de distribución de forma despiadada. En un supermercado hay
detergente y no hay pañales, mientras en otro cercano y de otra cadena
de supermercado hay pañales y no detergente y así sucesivamente con
los demás productos, lo que genera de forma automática colas
innecesarias por 3 ó 4 productos de estricta necesidad para los
hogares en las afueras de los diversos comercios privados que son
grandes y bien conocidos por los ciudadanos. No hay nada inocente en
esta forma de distribución, pretende, por el contrario, generar además
de las colas de forma obligatoria y natural por dicha práctica, la
matriz y el descontento colectivo por no conseguir todo lo que
necesita en un solo establecimiento, su supermercado de costumbre,
sino que está obligado a ser víctima de semejante flagelo y encima a
calarse a dos personas alborotando la dinámica de espera, que de por
sí ya es incómoda por lo que he explicado.

Si revisamos más a fondo nos damos cuenta de los siguientes datos
curiosos: no escasean las cervezas que requieren componentes químicos
importados para su elaboración, pero sí intentan hacer ver que la
harina precocida de maíz -para las arepas- está escasa, cuando es de
entera fabricación nacional y también hay en los anaqueles algunos
derivados de los componentes de la harina, como la mezcla para
cachapas; en las polleras hay pollo, pero en los mercados privados no
hay; hay refrescos por montón y agua saborizada, pero no hay agua
mineral, ¿acaso se acabó el agua en nuestro país?, ¿de verdad no hay
agua potable?. El colmo lo alcanzaron, rayan en lo absurdo, en lo
ridículo si es así como pretenden encender el país y gobernarlo. Es
así como pretenden acabar con la Revolución, estrangulando al pueblo.
La respuesta más contundente para todos y todas las venezolanas y
venezolanos de bien son los mercados a cielo abierto, mientras a
través del ejercicio de autoridad se mete en cintura a las cadenas de
distribución saboteadoras.

Revisando en la historia también hay datos alarmantes que explican por
qué quienes pretenden establecer un símil entre las condiciones que
generaron la implosión del 27-F de 1989 están equivocados. Los pobres,
los barrios, el pueblo excluido bajó de los cerros a arrebatar de los
anaqueles los productos que se exhibían en diversas presentaciones;
los anaqueles, las cadenas de frío, estaban repletas de carne, pero
las cavas, los depósitos, estaban llenos de alimentos y mientras tanto
los pobres comían perrarina, en el peor de los casos, en el mejor
huevos, sardina, vísceras animales, patas de pollo, pero pechuga
jamás. La carne de tercera era para un sector de la población y todo
lo de primera para "la gente de primera". Los "pata en el suelo"
salieron a arrebatarle al sistema lo que no podían obtener con sus
pírricos ingresos económicos familiares. Antes de El Caracazo no se
hacía jamás ninguna cola en supermercado alguno, posterior al
histórico episodio escaseaban algunos productos debido a que aumentó
radicalmente el consumo, ya los pobres de manera fortuita pudieron
acceder a consumir lo que antes sólo una élite podía. Hoy día y
gracias a la Revolución, desde la llegada de Chávez al poder, los
desprotegidos por los que peleó heroicamente el 4-F ya comenzaron a
acceder a políticas de gobierno que les permitieron comenzar a comprar
de forma habitual en los supermercados, debido a las mejoras
sustanciales de sus ingresos económicos y a las políticas de seguridad
alimentaria a partir de la creación de los planes sociales, misiones y
políticas que hoy siguen vigentes y en la calle.

Ya es evidente que ante el incremento sostenido y agigantado del
consumo de bienes y servicios de los venezolanos es preciso
incrementar durante este 2105 y en unidad la producción nacional y eso
se logra con trabajo y en paz, no con llamados irresponsables a paro o
saqueos. Vamos todos a producir por nuestra Patria, sin distinción
política saquemos al país adelante, es tarea de todos ganar esta
guerra económica, porque no es contra los chavistas sino contra
Venezuela y los venezolanos todos.



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Jhonathan Sánchez


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