I.
Es reconocido planetariamente que fallar a un compromiso de lealtad, es una traición. Hay muchos ejemplos lejanos y recientes de traición.
En la antiguedad Judas Iscariote traicionó a Jesús de Nazaret; en 1830 Paéz traicionó a Bolivar; en la historia reciente Lech Walesa traicionó a la clase trabajadora; Carlos Andres Perez y Rafael Caldera traicionaron al pueblo venezolano esclavizandolos ante el FMI y hoy dia, raspacupos, especuladores, acaparadores, bachaqueros y corruptos están traicionando nuestra Patria desangrando la economia popular.
La traición es la oposición a lo que es justo y lógico para la vida.
Toda traición, independientemente que sea hacia una persona, familia, idea, partido o nación, trae implicito el riesgo de un desenlace fatal, que puede llevar a vendettas, expulsiones, juicios y en el peor de los casos, a guerras civiles y mundiales.
Cualquiera con mediana inteligencia desarrollada o cuatro dedos de frente como decian los abuelos, tiene que prevenir, enfrentar, condenar, combatir y derrotar la traición en cualquiera de sus perversas expresiones para que no cause estragos.
Hoy mas que nunca, quienes queremos la Patria, amamos al projimo y trabajamos por una sociedad justa y amante de la paz, estamos obligados a salirle al paso a la traición en Venezuela.
II.
El gen de la deslealtad puede tomar control del cerebro humano y llevar a la persona a convertirse en profesional de la traición que falta a cualquier juramento o compromiso: el que hace en el Matrimonio, el Hipocrático, una oferta electoral o al de la toma de poseción de cargos públicos.
Un traidor básico vive faltando, a todo, a los principios de la Biblia, del Coran o de su familia; a los principios y deberes constitucionales; a las buenas costumbres y a las leyes de la naturaleza.
En la crisis que sufrimos en Venezuela, que es mas de valores que material, la traición tiene un peso determinante.
La traición de la que nadie habla tiene un extenso menu:
Traiciona la cajera de banco que da prioridad a sus amigos sin importarle la gente que espera en cola.
Traiciona el policia que cobra vacuna para devolver los bienes recuperados.
Traiciona el comerciante que esconde la mercancia para especular.
Traiciona el sindicalista que vende reportes.
Traiciona el obispo que asume posturas capitalistas.
Traiciona el militar que permite el contrabando.
Traiciona el funcionario público que aplica operacion colchon.
Traiciona el funcionario que negocia con los cupos de CADIVI.
Traiciona el gobernante que extorsiona.
Traiciona el empresario que paga comisiones.
Traiciona el periodista que es amarillista o palangrista.
Traiciona el Juez que acepta sobornos.
Traiciona el polítiquero que vive de la mentira.
Traiciona quien encarga la educación de sus hijos a Discovery Chanel.
Traiciona quien cobra sin trabajar.
Traiciona el funcionario del gobierno socialista que no estudia socialismo.
Traiciona quien le pega a su familia.
III.
La guerra a la traición comienza por la unidad entre quienes somos fieles y leales a la sociedad justa y amante de la paz, sigue con el tratamiento a las victimas del gen de la deslealtad, pasa por aplicar la justicia a los malhechores en todas sus clases y termina con el escarmiento a los irrecuperables.
La realidad exige una desconección de las organizaciones, ideas y estructuras que fomentan la deslealtad y un esfuerzo para que la palabra vuelva a ser un elemento de confianza en las relaciones humanas.
Hay que confrontar la traición en sus raices, destruyendo el modelo de vida basado en la deslealtad que nos imponen en novelas, peliculas, redes sociales, partidos políticos, centros religiosos y sistemas educativos que estan vinculados, consciente o inconscientemente, a un imperio mundial de la maldad.
Mas alla de una Guerra Economica, el mundo y por tal Venezuela, sufre una Guerra de valores contra valores donde nos está ganando la traición.