La oposición agoniza

Para nadie es un secreto que la oposición anda entrampada en sus propios errores, en sus propias telarañas de murciélago que no le permiten levantar vuelo, obligándolos a morder siempre el polvo de la derrota. No se trata de un maleficio coyuntural ni tampoco una mala racha perdedora, sino que es el precio que deben pagar por haber traicionado a un pueblo. Si, la oposición traicionó al pueblo venezolano y cuando gobernaron este país corrompieron todas las estructuras del Estado y de la vida nacional.

Como gobierno fueron un desastre y condujeron este país por los desiertos de la miseria y la exclusión de las grandes mayorías, donde las familias venezolanas morían de tristeza y melancolía. Realmente maltrataron a la sociedad y le negaron el presente y el futuro; ahora vienen con el cuento que ellos son la alternativa y a fuerza de todo quieren volver a tomar el poder por asalto. Y a pesar de todos los esquemas de violencia que han aplicado, con sus secuelas de muerte y terror, han sido derrotados por el pueblo, demostrando que volver al pasado no está en los planes de ningún venezolano ni venezolana. Más allá del compromiso de construir su propio futuro, ahora hay un pueblo despierto, con una mayor conciencia política y dispuesto a no permitir que esa clase política nefasta nunca más vuelva a tomar el poder.

De allí el rechazo, de allí las derrotas que le ha propinado el pueblo a lo largo de estos quince años. Y ante estas verdades que desnudan hasta la propia realidad, las pinceladas del odio que quiere promover la oposición no calan ni calaran nunca porque este noble pueblo está decidido a ser libre y mantener el legado de patria que nos dejó el comandante Hugo Chávez, sembrador de la esperanza. Así que la oposición debe aceptar que nunca más volverán a gobernar este país y a pesar de su violencia, de sus planes terroristas, de su maldad y su cizaña, no lograran quebrantar la voluntad del verdadero espíritu nacional.

Los que dirigen la oposición saben que el camino está cuesta arriba y que las posibilidades de alcanzar el poder cada día se les aleja, dejando en ellos una gran frustración que no les permite pensar con claridad meridiana. De allí todas las torpezas, todos los traspiés que los ha conducido a una eterna agonía. Y sobre todo esto el pueblo está muy consciente y preparado para hacerles frente, ya sea a través de los votos, ya sea a través de la fuerza. De esto último casi nadie quiere hablar, pero esa es una posibilidad latente, que está allí como esperando el momento.

La oposición lo sabe y por ello tiene miedo. El chavismo es una fuerza del alma, una visión ideológica transformadora y liberadora. Intentar minimizarla es una estupidez que raya en lo ridículo y lo absurdo. Pero la mayor payasada de la oposición es ilusionarse con los votos chavistas y sobre esa ilusión pletórica van contando los votos y sacando las cuentas de las elecciones parlamentarias que se realizarán a finales de este año. Y el día que el CNE lea su primer boletín de votos escrutados, la tendencia será irreversible y otra vez los grupos opositores quedarán con los crespos hechos. La agonía se hace intensa y la oposición se volverá más irracional y más violenta; en tanto el pueblo crecerá en conciencia y acción revolucionaria, venciendo los planes perversos de los grupos violentos opositores. El voto chavista no se raja.



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Eduardo Marapacuto


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