El Dios proveerá del pueblo cristiano versus el Dios mercado de la MUD

Nadie como la jerarquía eclesiástica ha odiado tanto a la Revolución Bolivariana, ergo al pueblo venezolano. En 2002, cuando, mediante un golpe de Estado, se derrocó al Presidente Chávez, en las primeras líneas de la conspiración estaba la alta jerarquía eclesiástica, encabezada entonces, por el Cardenal Ignacio Velasco, alías "zamuro negro", en cuya residencia se reunían los golpistas para planificar sus acciones de violencia contra el pueblo venezolano, así lo denunció el propio Presidente Chávez: "Ningún obispo ha salido a pedir perdón o, por lo menos, a reconocer el error. Nadie ha pedido perdón por el cardenal Ignacio Velasco, que en paz descanse, que tenía como nombre clave "zamuro negro", y en cuya casa se reunían los golpistas" (…) "…se murió sin pedir perdón. Él firmó, a nombre de la Iglesia Católica, el decreto golpista (…) Ojalá saliera alguien a pedir perdón por haber apoyado el golpe de Carmona y los muertos de aquel día y la traición a Venezuela" (RNV, 01-08-2007). Una vez que Jesús fue llevado al Calvario, y fue despojado de sus vestiduras, se le clavó dolorosamente a la cruz y se le alzó en medio de dos ladrones. Fue en ese momento, al comenzar el tiempo culminante de su pasión, que pronunció unas palabras de perdón para sus verdugos: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen". Las mismas palabras, que pronunció el Presidente Chávez a sus verdugos, en la madrugada de aquel 13 de abril de 2002: "Esta imagen del Cristo crucificado me la regaló, cuando iba saliendo prisionero en la madrugada de hace dos días, hace 47 horas exactamente en este momento, un buen amigo el general Jacinto Pérez Arcay que me dijo: ‘Hijo, llévate a Cristo’. Me lo llevé y aquí está de nuevo. Pues invoquemos a Cristo, a Dios nuestro señor y llenémonos de paz, hace falta mucha paz espiritual en este momento para todo el país" (…) "En nombre del Gobierno Revolucionario y Bolivariano, pacífico y democrático, [quiero decirles que] no vengo con ninguna carga de odio ni de rencor contra nadie, absolutamente. No cabe en mi corazón ni el odio ni el rencor; sin embargo, tenemos que tomar decisiones y ajustar muchas cosas. Siempre y para siempre apegados a esta, casi sagrada, después de la Biblia, Constitución…" (Palabras de Abril, Hugo Chávez y Julián Isaías Rodríguez, ediciones Correo del Orinoco). En su pasión, Hugo Chávez, pudo exculpar a sus verdugos, quienes meses después, arremeterían de nuevo contra su pueblo con el paro sabotaje petrolero, sometiéndolo a las graves penurias del desabastecimiento de sus productos de primera necesidad, sus alimentos y el combustible para sus traslados.

Hugo Chávez, fue un cristiano convencido, en su última alocución pública al pueblo venezolano, no ocultó su devoción cristiana, se preparaba para viajar a la hermana República de Cuba para tratamiento médico, consciente como estaba, de la gravedad de la enfermedad que le aquejaba: "Yo, sin embargo, aferrado a Cristo, aferrado a mi Señor, aferrado a la esperanza y a la fe, espero -así lo pido a Dios- darles buenas noticias en los próximos días y que podamos juntos seguir construyendo lo que ahora sí tenemos pero que debemos seguirlo construyendo. Tenemos Patria, tenemos una Patria ¡cuánto costó, cuánto costó recuperarla! Revivirla, levantarnos con ella entre dolores, entre pesares, recordemos cuánto ha costado, cuanto nos ha costado a millones, a millones" (Mensaje en cadena nacional de radio y tv del Presidente Hugo Chávez, 08-12-2012). Esa fue, la última vez que pudimos verlo en vida.

El Presidente Nicolás Maduro, también es, un fervoroso creyente de la religión cristiana, en alguna oportunidad refiriéndose a nuestro Comandante Chávez, así lo expresaba: "Cristo redentor se hizo carne, se hizo nervio, se hizo verdad en Chávez" (…) "Hugo Chávez, en el encuentro que tuvo con este mundo, se encontró con los valores de Cristo y se compenetró con sinceridad de corazón con los valores de nuestro redentor, el Cristo de los pobres, el Cristo de los humildes, el que vino a proteger a los que nada han tenido". Es el mismo Cristo redentor de los primeros cristianos, como bien lo enuncia F. Engels en su magnífica obra "Sobre la Historia del Cristianismo Originario", 1894: "La historia del cristianismo originario tiene un notable parecido con la del moderno movimiento obrero. Al igual que este último, el cristianismo fue en sus orígenes un movimiento de un pueblo oprimido: apareció por primera vez, como la religión de esclavos y libertos, pobres privados de todo tipo de derechos, de pueblos subyugados o dispersos por Roma. Tanto el cristianismo como el socialismo obrero predican una futura salvación de la esclavitud y [de la] pobreza. El cristianismo ubica esta salvación en una vida en el más allá, después de la muerte, en el cielo; el socialismo, lo ubica en este mundo. Ambos son perseguidos y acosados, sus adherentes son aborrecidos y objeto de leyes de exclusión: los primeros como enemigos de la raza humana, los últimos como enemigos del Estado, enemigos de la religión del Imperio Romano Mundial". No por casualidad, el Comandante Chávez, siempre ubicó en Jesús de Nazaret al primer socialista de la humanidad y en Judas al primer capitalista. Siempre, se declaró un ferviente admirador de Jesús: "Yo soy cristiano. Amo a Jesucristo. Quiero un mundo de justicia y de igualdad. Esa es la única manera de alcanzar la paz", sin olvidar nunca sus orígenes: "Nací en una tierra pobre. Me criaron en el campo, plantando maíz y vendiendo los dulces que hacía mi abuela. Mis niños, mis dos hijas, están conmigo y quiero un mundo mejor para mis nietos, para sus nietos" (elmundo.es, 26-09-2009). "Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios" (Mt 5, 9).

En esa tradición cristiana, heredada del Comandante Hugo Chávez, el Presidente Nicolás Maduro, recientemente, en su discurso ante la Asamblea Nacional empleó una cita de alto contenido cristiano. Mientras intervenía, hablando de la situación derivada de los bajos precios petroleros y las medidas que comienza a implementar para afrontarla: "Entonces, este es un año de retos. Yo lancé un programa de recuperación económica y está en plena ejecución. Porque calculamos el presupuesto a 60 el barril, y lo tenemos a 40" (…) "En ese programa de recuperación económica también he lanzado un conjunto de iniciativas para favorecer la sustitución de importaciones y la optimización en el uso de divisas. Son menos divisas. De 96 dólares el barril a 40. Pero nunca nos faltará Dios: ¡Dios proveerá!" (Mensaje del Presidente Nicolás Maduro ante la Asamblea Nacional, 22-01-2015). "Y mi Dios proveerá a todas vuestras necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús" Filipense 4:19.

Bastó, que el Presidente Maduro, pronunciara esa frase de profundo sentimiento cristiano para que los adoradores del "Dios mercado", arremetieran contra su persona y, a la vez, contra el pueblo cristiano en general. Hasta voces provenientes de la alta jerarquía eclesiástica, se atrevieron a poner en duda su vocación cristiana: "Hace algunos días, en su mensaje al pueblo venezolano pronunciado ante la Asamblea Nacional, el Presidente Nicolás Maduro utilizó la frase: "Dios proveerá". Dicha expresión, patrimonio del pueblo cristiano, expresa la confianza en la ayuda divina en nuestras vidas. El Presidente tiene derecho a expresar su confianza en Dios", ahora, el piquete oposicionista del alto prelado en rol de actor político: "Pero no hablemos o escribamos como si fuéramos Dios. Podemos opinar y criticar en uso de nuestra legítima libertad de expresión, sin tomar ni siquiera en broma el puesto de Dios. Respetémoslo, por favor" (Globovisión, 26-01-2015). Ni una sola palabra, contra sus copartidarios de la oposición, que se desbocaron en críticas contra la "expresión, patrimonio del pueblo cristiano"; mucho menos, sobre las penurias que sufre ese pueblo, gracias a la acción brutal de los adoradores del "Dios mercado": Fedecámaras, Cavidea, Consecomercio, la MUD, la CEV, sus bufones: Laureano Márquez y Luis Chataing, @LuisChataing: "Querian (sic) anuncios esta noche? no señor "Dios proveerá".

Es la misma actitud del "zamuro negro" del golpe de Estado en abril de 2002, nada distinta del Vaticano "neutral" de los días de la Segunda Guerra Mundial y sus simpatías por los nazis: "Desde el principio hasta el final del gobierno de Hitler, los obispos no se cansaron nunca de aconsejar al fiel que aceptara su gobierno como la autoridad legítima a quién se debía rendir obediencia (...) Después del intento de asesinato fallido contra Hitler en Múnich el 8 de noviembre de 1939, el cardenal Bertram, en nombre del episcopado alemán, y el cardenal Faulhaber de los obispos bávaros, enviaron telegramas de felicitación a Hitler. La prensa católica de toda Alemania, en respuesta a las instrucciones del Reichspresskammer, hablaba de la milagrosa providencia que había protegido al Führer". (G. Lewy. The catholic Church and Nazi Germany, NY. 1965, p. 310-311). Ni una sola palabra, ante el periplo que llevó a su colega extremista y Arzobispo del Estado Mérida, Baltazar Porras, hasta la hermana República de Panamá, a través de la aerolínea Copa Airlines, con pasaje aéreo cancelado a nombre de la CEV, en cuya capital se dedicó a realizar actos eminentemente políticos contra Venezuela, acompañado de Adriana Rincón, directora del periódico El Venezolano y Andreína Chacín coordinadora de Voluntad Popular en Panamá, actos mediante los cuales, intentó ocultar las verdaderas razones de su viaje: la apertura de una cuenta bancaria por diez mil dólares ($ 10.000,00), según denuncia realizada por el Presidente de la Asamblea Nacional, camarada Diosdado Cabello. "Han convertido mi casa en una cueva de ladrones ¡corruptos!" (Juan 2, 13-25).

Por fortuna, no toda la iglesia está llena de adoradores del "Dios Mercado". El Padre Numa Molina, párroco de Caracas, ha salido en defensa del cristianismo verdadero, ese, consustanciado con la palabra de Jesús: "Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo (…) Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes." (Efesios 6, 11-13). A través de su tuiter, el padre Numa, ha dejado claro que: @numamolina: "Dios proveerá" significa poner de mi parte pero sabiendo que al final todo depende de Dios. Es la mayor expresión de fe de un creyente". Y, en otro mensaje, enfatizó: @numamolina: "Dios proveerá es la mayor expresión de fe de Abraham. Por eso se le conoce como nuestro padre en la fe".

"Abraham había recibido la instrucción de Dios de sacrificar a su hijo Isaac, para demostrar su fe y obediencia. Era una manera en la que Abraham se iba a identificar con Dios, pues, Dios daría a su hijo Jesús en sacrificio por la humanidad en un futuro. Pero, Abraham no se opuso, sino que obedeció confiadamente. Cuando se dirigían al lugar del sacrificio, que era un lugar llamado Moria, Isaac, quien desconocía la situación, le dijo a su padre: -¡Padre!- -Dime, hijo mío-. –Aquí tenemos el fuego y la leña-, -continuó Isaac-; pero, ¿dónde está el cordero del holocausto? –El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios- le respondió Abraham. (…) Esta declaración de fe, mostró la gran confianza que Abraham tuvo en Dios. Justo cuando Abraham iba a sacrificar a su hijo, la voz de Dios le detuvo, y en efecto, encontraron un carnero entre los matorrales, quien ocupó el lugar de Isaac" (Génesis 22).

Como dice la sabiduría popular: "Dios aprieta, pero no ahorca". En contraposición, el "Dios mercado" de los epígonos de la venezolanidad, que cuando aprieta mata con sus paquetazos neoliberales, denunciados por el papa Francisco, máximo jerarca del catolicismo cristiano: "¡El dinero debe servir y no gobernar! (…) Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética a favor del ser humano" (Evangelii Gaudium, p. 49). Lanzándoles una advertencia, a los adoradores del "Dios mercado": "Cuando la sociedad –local, nacional o mundial- abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos, ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz" (Evangelii Gaudium, pp. 49-50).



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Henry Escalante


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