No es, ciertamente, contando con golpes de suerte para conjurar las amenazas y las pretensiones desestabilizadoras de la derecha como debiera "defenderse" el proceso revolucionario bolivariano en Venezuela. Quienes adopten esta posición acomodaticia, endilgándole toda la responsabilidad al gobierno nacional para actuar contundentemente frente a la estratagema opositora, le hacen un flaco servicio a la defensa y a la profundización del proceso revolucionario bolivariano socialista, demostrando con ello carecer de la suficiente claridad ideológica para entender a plenitud cuál habría de ser su papel en la actual coyuntura. Es momento de acabar con ese proceder reactivo que cada tanto se hace sentir cuando la oposición vuelve a sus andadas. Lo que se necesita es que los sectores populares sean movilizados en función de la construcción de un poder popular constituyente que termine por armar la estructura del nuevo Estado revolucionario y, en consecuencia, sea capaz de formar una sociedad y una economía de nuevo tipo bajo el ideario socialista bolivariano.
De esta forma, podrán reactivarse dinámicamente la participación y el protagonismo con que ha venido actuando el pueblo venezolano desde las elecciones presidenciales de 1998 y durante todo el mandato del Comandante Hugo Chávez, incluyendo las masivas movilizaciones en ocasión de la elección de la Asamblea Nacional Constituyente, la aprobación de la nueva Carta Magna y la derrota del golpe fascista empresarial de 2002. En relación a ello, es preciso que así lo entiendan los distintos factores revolucionarios y chavistas, estando dispuestos a cambiar radicalmente la visión electoralista que tienen del proceso revolucionario bolivariano socialista y planteándose, en consecuencia, un trabajo organizativo y reivindicativo que favorezca en todo instante esa participación y protagonismo populares, sin buscar tutelarlas del mismo modo clientelar y demagógico que en el pasado. Por lo tanto, es hora de rescatar la esencia del proyecto revolucionario bolivariano y no permitir que éste se pierda en medio de componendas político-partidistas que podrían desvirtuar por completo la orientación transformadora y refundadora del proyecto de la revolución bolivariana socialista en Venezuela.
Asimismo, en la era de la globalización del capitalismo corporativo encabezado por las transnacionales de Estados Unidos, no se puede desconocer que existen fuerzas contrarrevolucionarias dedicadas, dentro y fuera de Venezuela, a agudizar las condiciones críticas que sufren actualmente los venezolanos, por lo que se debe denunciar en todos sus detalles el plan orquestado y desarrollado por la oposición para ocasionar un caos económico en el país, lo que es acompañado desvergonzadamente por la corrupción impune de muchos funcionarios públicos, por lo que sería más que necesario la promoción permanente de la participación activa del pueblo organizado como contralor social como una de las maneras de defender el proceso revolucionario bolivariano socialista.
En esta coyuntura de guerra y de sabotaje económicos es necesario emprender una contraofensiva revolucionaria desde todos los frentes posibles y no quedarse a la espera de soluciones mágicas mientras los enemigos ideológicos del proceso revolucionario bolivariano socialista continúan fraguando sus acciones de perversión para acabar totalmente con cada una de las conquistas sociales, económicas, culturales y políticas que le han devuelto la dignidad y le han mejorado sustancialmente las condiciones materiales de vida al pueblo venezolano en general.-