-"Eso es un cuento chino".
De esa manera, con mucha frecuencia, unos cuantos años atrás, solíamos decir cuando pensábamos alguien nos estaba mintiendo.
Pero la expresión se ha puesto de moda con una excelente película argentina, filmada y exhibida desde hace unos dos o tres años, titulada con esa vieja, bastante usada y hasta descalificante expresión.
En Venezuela, por lo menos, decir "eso es un cuento chino", tenía más o menos el mismo general significado que "ese es un paquete chileno". No viene al caso explicar al detalle el origen de esta última expresión, pero aún la usamos, como lo del "cuento chino".
La película que hemos mencionado, comienza con un hecho, o mejor con una historia inverosímil. En una apartada región china, Jun comparte con su novia, con quien planea casarse en lo inmediato, cuando una vaca caída del cielo a la muchacha aplasta.
A partir de allí, hasta la Argentina, donde Jun llega en busca de su familia, específicamente un tío, se suceden unos hechos y gestos hermosos, rebosantes de solidaridad y deseos de servir a la gente; manifestaciones de sensibilidad que no son inverosímiles sino propios de la condición humana, hasta descubrir en este otro lado del mundo que, el final de la vida de la novia de Jun, no fue "un cuento chino", sino la más auténtica y creíble realidad.
-"Dios proveerá", dijo el presidente al llegar de China y muchos no dijeron que aquello era "un cuento chino", sino una irresponsable manifestación de improvisación y hasta dejadez. Pero aunque no lo hayan dicho, habiendo llegado del país oriental, hasta pudieron pensarlo
En mi pueblo con frecuencia escuché la frase "Dios proveerá". Mi muy débil adhesión a muchos principios religiosos, incluso mi propensión a pensar que Dios existe porque los hombres le hemos creado, no es lo suficientemente sólida. Pasa que como dijo en uno de sus bellos poemas mi viejo amigo y compañero ya fallecido, Helí Colombani:
"El hombre que creó a Dios,
después del miedo así mismo
le tuvo miedo a Dios".
No obstante lo anterior, bastante he repetido la frase. Frase que puede significar muchas cosas. Depende del hablante, de su interés, de las circunstancias y también de quien le escucha.
En mi pueblo y entre mucha gente avezada que he escuchado en mi vida, no es una manifestación azarosa y menos de improvisación. Todo lo contrario. Implica la más absoluta seguridad, sólo que por distintas razones, habría que estudiar las circunstancias específicas, quien así habla, no está interesado en entrar en detalles. En veces, no es necesario revelarlos.
Los pescadores de mi barrio, aquellos que a remo o vela se alejaban de la costa, solían decir que al volver, harían esto o aquello, para lo cual necesitaban dinero, porque "Dios proveerá". En aquellos tiempos cuando más que ahora, la pesca era abundante y segura hasta a pocos metros de la orilla de la playa, no obstante aquellos hombres usaban la frase de manera habitual. En veces, al capitán simplemente no le interesaba hacia dónde pondría rumbo. Había algunos secretos por conservar.
Los interesados, por razones nada difíciles de entender, le dieron a la frase utilizada por el presidente la connotación que más les convenía. En la Venezuela de ahora los políticos parecieran haber perdido la sindéresis o el juicio, para decirlo más coloquialmente, sacan conclusiones y las lanzan al público con el mayor simplismo. No importa todo lo que eso pueda significar hasta para su propio prestigio, sino que se trata de dañar ahora. Pero olvidan que no daña quien quiere sino quien puede y las palabras y juicios inapropiados, imprudentes, pueden volverse boomerang o búmeran para decirlo en nuestra lengua.
Como me crie y formé entre gente del pueblo, conozco más o menos el lenguaje de éste. El significado de sus palabras que los académicos o los remilgados desconocen. Una frase fuerte, detrás de un rostro adusto, puede ser un estudiado chiste que a la postre es festejado.
Por eso, la frase de Maduro, no me pareció para nada una muestra de improvisación sino un sutil mensaje según el cual, en materia de divisas y recursos monetarios para el año que corre, pese el descenso del precio del petróleo "estaba bajo control". Sólo que no le daba la gana de decir cómo haría y de dónde sacaría. Siendo el suscrito alguien que tiene sus dudas y discrepancias con respecto al gobierno, lo que no comenzó con Maduro, particularmente en la manera de proceder para producir los cambios hacia una sociedad más humana y humanista, entendí la frase de manera que dije a mi compañera y luego a unos amigos al día siguiente:
-Para mí, eso quiere decir que Maduro tiene una carta escondida. No se trata de un truco, sino de un recurso que no quiere revelar. No le interesa; y los mandos del gobierno tampoco quieren que nada se revele para que la oposición siga su juego y sobre todo opere sobre supuestos falsos.
Lo del golpe denunciado por Maduro, no tiene nada de "cuento chino", según la vieja connotación de la frase. Los gringos, no cabe duda, tienen una carta fija; gobierno que no les convenga intentarán derrocarlo. Hay demasiados ejemplos; hasta el maestro Gallegos fue víctima de la política de EEUU. Con Cuba no han podido y no es que ahora hayan renunciado a eso, sino que intentan tomar otras vías o jugar con otras cartas para los mismos fines. Además ¿cuántos locos andan sueltos por allí, por allá y más allá donde todavía creen esta es la jungla preñada de riquezas, poblada de inferiores?
Pero lo de "Dios proveerá", dicho por Maduro, ahora cuando asegura en cadena nacional que tiene asegurado los recursos en divisas y moneda nacional para afrontar los compromisos para el 2015, y dice de manera muy comedida que su gira hasta allá lejos, al otro lado del mundo, resultó todo lo provechoso que quería, uno piensa que es "un cuento chino", pero como el de Jun, en la nombrada película argentina, donde se demostró que aquella inverosímil historia sobre la muerte de su novia aplastada por una vaca caída del cielo, fue absolutamente verdadera.