Venimos insistiendo que el subsidio consistente en divisas baratas a través de manos capitalistas es un error, como lo es una gasolina subsidiada que compran intermediarios para enriquecerse.
El subsidio debe reconocerse sólo a quienes con factura en mano hayan comprado para su consumo personal las dosis de mercancías prudencialmente necesarias para él o su familia con la periodicidad regular que los hábitos de consumo determinan, como son sus compras semanales o quincenales*.
Hasta ahora de poco han servidos esos subsidios de las divisas baratas para supuestos bienes de la cesta básica porque los productos importados con ellas por el empresario privado han desaparecido, son escondidas para ser renegociadas a través de los llamados bachaqueros, o para su contrabandistas de extracción.
El Estado tiene que urgentemente reconsiderar la asignación de divisas, debe reforzar la venta a precios del SICAD II y reconocer el susidio directo en los términos y condiciones arriba ya señaladas en líneas gruesas.
Obsérvese que el Estado ha tenido que improvisar y habilitar puntos de venta a cielo abierto o cerrados para poder hacer llegar a precios justos los bienes subsidiados que en paralelo los empresarios capitalistas deberían ofrecerlos porque ellos han recibido dólares subsidiados.
Parece olvidarse que todo comerciante de partida es inescrupuloso y no está interesado en el bienestar de sus clientes, sino en su personal enriquecimiento. Se trata de un conocimiento viejo y característico de todo capitalista. El Estado ha estado criando ciervos y estos le están sacando los ojos al Estado y al pueblo(léase dólares), O sea, ha puesto carne en las tiendas de zamuros.