En Venezuela casi todo el mundo anduvo siempre, culturalmente, de llano adentro. La llamada "música nuestra", el baile y el joropo, tendencialmente, fueron aplanados a una sola forma, aunque no tengamos suficientemente claro a qué se ha debido esa hegemonía cuando la variedad y riqueza creativa venezolana, en materia musical y dancística, sea de las más prolijas del mundo. Hay quienes dicen que pasan de 80 las formas musicales que se pueden contabilizar en todo el país.
En mi particular caso, aunque soy amante de la diversidad expresiva, hay ritmos, como el del tamunangue, el joropo central o tuyero y la jota oriental que por distintas razones me seducen, no niego que la cultura del llano también ha sabido llevarme como un torbellino que aumentó su bravura luego de que el llano se nos despertara pluralidad y liderazgo revolucionario y bolivariano en la persona de Hugo Chávez.
Por el Comandante Supremo fijé mi atención en creadores llaneros como Augusto Braca, La Gallina de Biruaca, Eneas Perdomo y Eladio Tarife, entre otros, a quienes, además, tuve la oportunidad de conocer personalmente y, en algunos casos entrevistarlos para los medios Todosadentro y TvTodosadentro. La lista es mucho más larga y, si me propusiese nombrarlos a todos y todas, seguramente llevaría unos cuanto párrafos de esta nota periodística de opinión.
Caso especial reviste Cristóbal Jiménez, ese chacereño (nació en El Chacero) de Mantecal, en el estado Apure, a quien había seguido hace rato por sus canciones e interpretaciones y que, también gracias al Comandante Chávez, aprendí a seguir por su compromiso político, por su condición de parlamentario y por la defensa de nuestra riqueza tradicional en culturas de Venezuela.
Cristóbal Jiménez bien merece un homenaje. Por aquí lo anda diciendo todo el mundo como una especie de línea política trazada por los Sietecargueros (www.sietealacarga.com.ve). Yo también me sumo. Creo francamente que lo merece. En el fondo del fondo, cuando homenajeemos a Cristóbal será nuestro Comandante Supremo el homenajeado y la Patria socialista la que se vislumbra en el horizonte llanero de sus cantos a dúo.