El 21 de marzo se conmemora todos los años el Día Internacional Contra la Discriminación Racial, decretado por la ONU debido a la masacre de una decenas de jóvenes en la ciudad de Shaperville, Sudáfrica, en 1960. “La Convención Internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial” es uno de los principales tratados internacionales en materia de derechos humanos. Fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 21 de diciembre de 1965, y entró en vigor el 4 de enero de 1969, luego de alcanzado el número de ratificaciones necesario. La misma no debe ser confundida con la Declaración Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial, proclamada en 1963, que constituyó uno de los antecedentes de la Convención.
De las tres conferencias mundiales contra el racismo, fue la Conferencia de Durban, del año 2001, que marcó una pauta en cuanto a su compromiso de lucha descarnada contra el racismo a nivel mundial. Este plan de acción no fue firmado por Estados Unidos, país sacudido en los últimos tiempos por una serie de crímenes raciales cometidos por sus policías.
El Plan de Acción de Durban fue decisivo para que muchos países en América Latina, por influencia y lobbies de los movimientos sociales en América Latina y el Caribe, colocaron el tema de la discriminación y el racismo en las agendas públicas. Desde ese punto de partida, algunos Estados le dieron rango constitucional al tema afro, y donde no, se crearon artículos en las leyes orgánicas y espacios en algunas instituciones del Estado y ministerios. Desde el punto de vista electoral, en los circuitos donde domina una gran población afrodescendiente se institucionalizaron circuitos afroelectorales (Colombia, Ecuador, Nicaragua y Brasil… esto todavía en Venezuela no sucede). Todo ello significó un avance de derecho, pero con muchas fallas en los hechos.
No basta con las leyes
ni las instituciones
Si bien es cierto que en países como Colombia, Ecuador, Brasil, Nicaragua, Bolivia y Venezuela avanzaron en el plano jurídico, en la realidad aun falta mucho por hacer.
En nuestro país, pese a que en lucha abierta se llegó a incorporar el tema educativo en la Ley de Educación, estableciendo 11 artículos de inclusión afro, hoy no hay libros que pongan en igualdad de condiciones nuestra historia cultural de origen africano y eso es OMISIÓN, y según la Convención contra la Discriminación Racial en su artículo 1, párrafo 1, “toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública”.
Desde el 2011 el Movimiento Social Afrovenezolano está exigiendo apertura en los textos, en las estrategias pedagógicas así como en el currículo para una inclusión, según lo establecido en la Ley de Educación del 2009, del tema afro, pero el actual ministro ha hecho caso omiso. Se planteó la Biblioteca Afrovenezolana, en el marco del decenio de los Pueblos Afrodescendientes, y no se ha tenido respuesta alguna. Omisión es racismo.
En algunos curules de los congresos o asambleas nacionales, la mayoría de los y las diputados después de llegar al curul por la vía de la imposición partidistas, no asumen las luchas abiertas y descarnadas a favor de las y los afrodescendientes. Las experiencias institucionales o espacios públicos para avanzar hacia la ecuación socio-igualitaria no han dado resultados satisfactorios para cumplir con los objetivos creados. En el caso en Venezuela, las dos instituciones impulsadas por el Movimiento Afrodescendiente, tales como Conadecafro (Consejo Nacional de Comunidades Afrodescendientes) y el Incodir (Instituto Contra la Discriminación Racial), han sido tragadas por la burocracia, poca eficacia y valentía para asumir los retos planteados quedando petrificadas en el tiempo, sin dar respuestas concretas ni a los ataques raciales ni a las demandas sustantivas de las comunidades afrovenezolanas.
La AFROBUROCRACIA es una hipertrofia de algunos líderes afrodescendientes, quienes al llegar a las estructura de poder reproducen las actitudes de la democracia “representativa”. Ese tipo de mal aqueja a muchas instituciones afroburocráticas de las Américas y el Caribe. Tanto Incodir como Conadecafro deben ser revisadas, reestructuradas o deben hacer un esfuerzo por asumir las responsabilidades que el Movimiento Social Afrovenezolano les encomendó en el año 2011, y no estar al servicio de agendas personales y clientelares.
CHU-CHE-RÍAS
*** El Movimiento Social Afrovenezolano (MSA), en comunicado enviado a los medios, condena abiertamente cualquier intervención extranjera en nuestro país y rechaza las opiniones del presidente Obama de calificar a Venezuela como una “amenaza inusual” para Estados Unidos. Lamenta, que Barak Obama se deje llevar por comentarios de la derecha fascista y racista de Venezuela y los congresistas anticubanos establecidos en Miami.
*** El 24 de marzo se cumple un aniversario mas del decreto hipócrita de la Abolición de la Esclavitud firmado por José Gregorio Monagas. Algunos héroes independentistas como Páez dieron libertada a sus esclavizados dos años después hasta que no le indemnizaron el ultimo esclavizado.
*** Extraordinario foro sobre el Decenio de los pueblos Afrodescendientes en la Feria del Libro organizado por el MSA, bajo la coordinación del profesor y activista Diógenes Díaz.
*** ¿Sabía usted que el alcalde conspirador Antonio Ledezma tiene en su aval de gestión haber expulsado del país 98 haitianos, en su primer gobierno, por considerarlos “negros y sidosos”?. Ese es un crimen racial y xenofóbico que denunciamos en su debido momento. Los crímenes raciales no prescriben