Conocer la trayectoria empresarial de los últimos 65 años es la mejor manera de no repetir errores y promover un proceso productivo capaz de satisfacer las necesidades reales del país, sustentado en conocimientos y tecnologías desarrolladas local y regionalmente así como en importaciones selectivas para rubros estratégicos.
A mediados del siglo pasado América Latina adoptó la Sustitución de Importaciones como vía para industrializar el país y superar una de las aristas de la relación centro - periferia: la dependencia tecnológica. Esfuerzo que se topó en Venezuela con un país importador de insumos, tecnología y todo tipo de bienes de consumo para satisfacer la demanda derivada del crecimiento económico producto por la explotación petrolera.
Así, los empresarios nacionales se incorporan a la sustitución de importaciones sin experiencia productiva, bajo el abrigo del sector público con el fin de satisfacer una demanda moldeada por hábitos, valores y patrones foráneos, acogidos como propios por los grupos dominantes.
Se asocian con firmas extranjeras para producir algunos bienes que antes importaban e introducen en el país tecnologías generadas por el desarrollo de las fuerzas productivas de las sociedades capitalistas exportadoras; adecuadas al desarrollo científico, las relaciones sociales de producción y el mercado de los países de origen.
Se benefician de políticas públicas fiscales, crediticias y cambiarias que les facilitan los recursos para su inversión, contribuyen a abaratar el costo del capital y a hacer rentable su importación. Así mismo se benefician de políticas proteccionistas que les permiten cargar a los precios de venta, los costos de la capacidad ociosa derivada del uso equipos diseñados para operar a gran escala.
En síntesis en Venezuela, más allá de las limitaciones inherentes a este modelo de industrialización, el desarrollismo de los gobiernos de turno y los intereses subalternos del sector privado nacional e internacional en vez de lograr los objetivos planteados, han favorecido más que en otros lugares las importaciones y desfavorecido el desarrollo tecnológico-industrial del país.
Lo preocupante es que la economía de puerto y las perversiones asociadas a nuestra industrialización "chucuta" siguen vigentes. Y se han agravado tanto por el incremento y rentabilidad de prácticas económicas delincuenciales y especulativas como por la participación activa o la indiferencia del sector privado ante la conspiración permanente contra Venezuela y los venezolanos.