¿Reunión de Maduro y Obama en la Cumbre?

¿Se está moviendo la posición de Estados Unidos hacia un enfriamiento circunstancial del duro ataque que lanzó contra Venezuela con la orden ejecutiva del 9 de marzo? Ya hemos dicho que la Cumbre de la Américas puede deparar sorpresas y no debemos descartar ni siquiera un encuentro inesperado entre Obama y Maduro. En este momento puede que no se vea fácil, pero nada es imposible, sobre todo después de las más recientes declaraciones de voceros de la Casa Blanca tratando de morigerar el tono de la orden ejecutiva y de las abiertas posiciones a favor de un diálogo emitidas en las últimas horas por dos gobiernos vinculados políticamente a Estados Unidos, el de Panamá, sede de la Cumbre, a través del propio presidente Juan Carlos Varela, y el de Colombia, por boca de su canciller María Angela Holguín.

Como es sabido, estas cumbres suelen estar precedidas de álgidos contactos diplomáticos ¿Acaso Estados Unidos ha encontrado un ambiente negativo a sus propósitos de la Cumbre en sus conversaciones previas con altos representantes de América Latina y el Caribe?

En Estados Unidos parece haber una corriente de opinión pública que resiente los resultados de la orden ejecutiva aunque lo atribuye a cuestiones de forma. Según Cynthia Arnson, directora del programa de Latinoamérica para el Woodrow Wilson International Center for Scholars, un centro de análisis y debate con sede en Washington, "La administración de Obama se equivocó totalmente en el mensaje y la comunicación. No en el hecho de imponer sanciones, sino en la forma y el lenguaje que impuso, al usar una retórica anticuada y decir que Venezuela constituye una amenaza para la seguridad nacional". Arnson opinó que Estados Unidos subestimó la reacción de Venezuela al decreto.

Otro analista vinculado al establishment yanqui, Thomas McLarty, de la organización Diálogo Interamericano en Washington, quien fuera enviado especial de Bill Clinton a la primera Cumbre de las Américas en 1994, dijo que "algunas de las diferencias ideológicas que claramente existen con suerte serán puestas de lado para hallar un punto común necesario para abordar los temas importantes de la actualidad". Y el presidente de la organización, Peter Hakim, opinó que "Si tienes a Brasil y a Cuba, por ejemplo, aconsejando a Maduro para que suavice el tono, creo que eso podría ser suficiente". Por supuesto, estamos hablando de especulaciones, pero quizá Estados Unidos esté trabajando para bajar el volumen al bullicio armado por la orden ejecutiva sin tener que derogarla. Podría darse alguna negociación que apunte a una solución de compromiso, que permita tanto a Venezuela como a Estados Unidos bajarle dos a la confrontación actual. La verdad es que ambos gobiernos tienen sus problemas y cualquier retroceso del Imperio, como de hecho parece estarse dando, es una victoria de Venezuela. No necesariamente tendríamos que ir por todo, dado que esta es una confrontación de largo aliento y cualquiera pequeña victoria es buena para nosotros. Ni el Imperio ni la Revolución se acabarán mañana, así que no se puede negar la posibilidad de que se desanude de algún modo el actual atasco.

Hay más, pero antes de seguir adelante recapitulemos sobre las referidas declaraciones de voceros yanquis. El asesor adjunto de Seguridad Nacional, Benjamín Rhodes, sostuvo el martes en una conferencia telefónica, que el lenguaje utilizado en las sanciones es el que normalmente se usa cuando se emiten este tipo de sanciones en todo el mundo (lo que parece sobre todo una respuesta a las corrientes de opinión pública que señalamos arriba), pero además agregó que "Estados Unidos no cree que Venezuela represente algún peligro para la seguridad nacional" y señaló que las sanciones "no son de una escala que, de alguna manera, pretendan atacar el gobierno venezolano en general".

Por su parte, Ricardo Zúñiga, Director del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, dijo que "… la situación al interior de Venezuela es claramente un motivo de preocupación para sus vecinos y otros países de la región". Sin embargo, agregó que "nosotros no tenemos ninguna estrategia hostil hacía Venezuela… Lo cierto es que tenemos interés de que a Venezuela le vaya bien… Somos el mayor socio comercial de Venezuela. Compartimos una amplia y profunda historia entre ambos países, entre ellos una gran cantidad de lazos familiares". Y también: "No negamos que el lenguaje del texto creó cierta confusión a nuestros socios". Así mismo aseveró otra cosa que es importante: "Estados Unidos apoya los esfuerzos de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas para fomentar el diálogo interno en ese país".

Si comparamos estas declaraciones con lo dicho por Obama en la orden ejecutiva, es fácil notar que Estados Unidos ha acusado el golpe político dado por el conjunto de las naciones latinoamericanas, y por los pueblos de Venezuela y América Latina. Recordemos: "Yo, BARACK OBAMA, Presidente de los Estados Unidos de América, entiendo que la situación en Venezuela, incluida la situación del Gobierno en cuanto la erosión de las garantías de derechos humanos, la persecución de opositores políticos, restricción de la libertad de prensa, el uso de la violencia y violaciones y abusos de los derechos humanos en respuesta a las protestas contra el gobierno, y el arresto arbitrario y la detención de manifestantes que están en contra del gobierno, así como la presencia exacerbada de corrupción pública significativa, que constituye una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y la política exterior de los Estados Unidos, declaro por medio de la presente una emergencia nacional a los fines de hacer frente a dicha amenaza".

La respuesta del presidente Maduro a las declaraciones de Rhodes y Zúñiga ha sido inmediata: "Saludo estas declaraciones que han sido emitidas por dos asesores del presidente Obama" y sostuvo que el cambio de postura se debe al clamor mundial en apoyo a Venezuela.

Otro hecho significativo: el martes llegó a Caracas Thomas Shannon, consejero del Departamento de Estado norteamericano, y según sugieren algunas fuentes de prensa, se reunirá con Maduro y la canciller Delcy Rodríguez en la búsqueda de un acuerdo para la cumbre.

Y además, Ricardo Zúñiga aseveró que "Pensamos que la Cumbre debería ser un momento para poder tener un intercambio civilizado con todos los líderes de las Américas, no tenemos ninguna preocupación de poder hablar con cualquier participante de la Cumbre. De eso se trata el diálogo".

El presidente de Panamá, Juan Carlos Varela, afirmó que "Aunque la agenda de la cumbre es de todo el continente y no los asuntos bilaterales, el escenario se presta para consolidar un dialogo político como el de Cuba y Estados Unidos, en el que todos guardamos una gran esperanza, y para que se den otros acercamientos como el de Venezuela y Estados Unidos". Y también: "La cumbre va a ser un éxito total, porque nuestra diplomacia ha servido para buscar la unión y el encuentro de hermanos del continente y sobre todo cerrar esas heridas que dejó la época de las confrontaciones, la época de la guerra fría, cuando nuestro continente se prestó para la medición de fuerzas de las potencias".

En fin, los tiempos traen repentinos aluviones. Nada puede asegurarse de manera firme en cuanto a los acontecimientos futuros. Lo que ayer era sólido hoy puede ser gas volátil. Claro que el tema de la orden ejecutiva de Obama surgirá en la Cumbre, así como uno de los favoritos del Imperio, los "derechos humanos", pero están por verse la forma, el tono y la oportunidad. Y por supuesto que la canalla mediática seguirá muy activa. Por lo pronto se está viendo, como mínimo, un desarrollo tan interesante como rápidamente cambiante en el camino hacia la Cumbre de las Américas.



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Néstor Francia


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