Crónica de un mango milagroso

El mango es una de las frutas más populares de Venezuela.  Yo, en medio de mi pobreza, en Sabana Grande de Orituco, estado Guárico, mitigué en varias oportunidades mi hambre con mangos. Cuando uno está hambriento la carnosa fruta es más deliciosa. Este árbol de fruta milagrosa, es leñoso, alcanza gran altura y produce, a su alrededor, una sombra acogedora. Es originario de la India, y se da en climas cálidos, como el nuestro.

Una empresa multinacional escogió el nombre de “Mango” para el diseño, la fabricación y comercialización de prendas de vestir. A uno de los conductores de “Zurda Konducta” le dicen, cariñosamente, mango. Pero, a mi juicio, el mango, como fruta, no se había puesto de moda en Venezuela y buena parte del mundo, hasta que el ingenio venezolano permitió que sucediera algo insólito: el cambio de un mango por un apartamento.

La historia de Marleni Olivo, es para coger palco. Es la protagonista de esas cosas que sólo pasan en Venezuela, digo yo. Es una madre que vivía arrimada. Pero nunca faltan las oportunidades. Es cuestión de agudizar la mente. Ella estaba a punto de comerse un mango que tenía en la mano, cuando surgió en su mente una idea genial. Escribió en el fruto un mensaje para el Presidente Nicolás Maduro: “Sí puede me llama”. Y colocó su teléfono. Y esperó que el autobús avanzara. ¿Quién era el conductor? Nuestro presidente Nicolás Maduro. Él saludaba como es su costumbre cuando está al volante de un “Yukon” con la ventanilla abierta. De pronto un mango voló hacia su rostro. No sé si lo atajó o fue alguien de su equipo de seguridad. Lo cierto es que el mango llego a sus manos. Más tarde lo mostró al pueblo venezolano. El mensaje de Marleni era corto pero efectivo: “Sí puede me llama”. El presidente ordenó que de inmediato hicieran contacto con la mujer. Y minutos después uno de sus ayudantes le dijo lo que ella quería. Y el Presidente habló con firmeza: “Marleni, ya tienes tu apartamento, y te lo van a entregar en las próximas horas. De mañana o pasado no pasa, y yo este mango me lo como esta noche”, habría dicho el jefe del Estado.

El caso de Marleni Olivo, sirve para algunas reflexiones. En primer lugar, el mango, de pronto se puso de moda en Venezuela. Y podría convertirse en un medio de enviarle mensaje al Presidente cada vez que esté al frente de un volante. Cosa que me parece peligrosa, desde todo punto de vista. La seguridad de Maduro tendrá que analizar este caso para evitar problemas de mayores consecuencias. En segundo lugar, no es el medio de solucionar problemas de vivienda. Me consta que una hija mía se inscribió hace añales en una lista de espera. Todavía está esperando que la llamen, aunque sea para decirle que “no califica”. Pero también me consta que mucha gente, mediante el amiguismo o el compadrazgo y la corrupción ha conseguido vivienda con facilidad. Y una tercera y última reflexión: deben democratizar la entrega de viviendas. No se puede dejar a la discreción de un funcionario, o dos, o tres… Todos somos venezolanos. Todos merecemos una vivienda. Voy a poner el teléfono de mi hija para ver si algún funcionario se digna llamarla, después de leer la crónica del mango, aunque se para negarle el chance (María Eugenia Santaella: 0414-En Archivo Aporrea *)   Mientras tanto, está viviendo con sus padres. Hasta que se le ocurra mandarle un mensaje al Presidente Maduro, a través de un mango milagroso.

¡Volveré!

(*) Aporrea no publica # de telefonos debido a muchos saboteadores por alli, en caso de que como dice el articulo algun funcionario o el presidente etc tenga la seria intención de llamar a Maria Eugenia favor remitir requisición al equipo Aporrea a Puebloalzao@aporrea.org.



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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