Sr Presidente: denos este regalo el inminente

1ero de Mayo: Reforme con urgencia la tasa anual de ganancia máxima para bienes de la cesta básica a 1,25% anual[1]

Se agotaron las ventajas de la compra al mayoreo, y ante la escasez inducida y el pánico generado, los comerciantes están rotando sus inventarios de la cesta básica 24 veces al año y hasta más. Esto se está traduciendo en una tasa de ganancia efectiva anual = poco más de 720% para los precios de la cesta básica. Confrontamos un problemón, bien miradas las cosas.  

Estamos escribiendo sobre aquellas viejas compras al por mayor que le permitían al revendedor1, al r. 2, al 3, etc., obtener un margen de ganancia sin las actuales recargas acumuladas de una misma tasa de ganancia máxima[2] para el fabricante y para todos los eslabones de las cadenas de intermediarios, ahora alargadas como un chicle.

Allí ésta la principal causa contable de estas exageradas subas de precio que este modo capitalista viene alimentando por iniciativa de los afectados[3] y no afectados de la  república IV sacados del juego.

En lugar de hipermercados que más están al servicio del bachaquerismo que de las amas  de casa, le proponemos la creación de largas  cadenas públicas de distribución casa por casa, como hacía antes el verdulero, y hoy lo hace una cadena privada; compita con esta cadena en paralelo y hasta perfecciónela. Instale centros estratégicos de acopio. Un día abastezca una parroquia, otro día, a otra.

Por favor, dote  esas largas cadenas de reparto a domicilio de suficiente custodia a prueba de corrupción cuya única forma de evitarla de cuajo es con penas máximas para cualquier funcionario que presente  hasta la menor manifestación de embachacarse. Haga como los revolucionarios de la revolución francesa. Hágalo, por favor, no lo diga; dígalo menos y hágalo más, tal como en su propio léxico desde el Cuartel San Carlos  le aconsejó  su compatriota, el  Dr. Julio Escalona, cuando desde el Cuartel San Carlos compartió ampliamente el camino trazado por usted, y dijo que sólo aspira, pues, que usted lo transite, nada más por ahora.  

28/04/2015 07:56:42 a.m. 

 


 

[1] Cualquier baja en los precios abre la posibilidad de reducir la frecuencia de ajustes salariales, y hasta de rebajarlos. ante una deflación significativa como debería ocurrir cuando la producción desborde la oferta y deje de desviarse hacia el país vecino.

[2] El pelón de esféricas cometido con  la imposición de una tasa máxima de ganancia tan alta es que todos los involucrados en este negocio la aplican  al máximo ante una demanda que sobrepuje la oferta, cosa que es la realidad que confrontamos desde hace más de un año. Si importamos se meten los intermediarios y el problema hasta se agrava. Todos lo están haciendo porque hasta los precios regulados terminan burlados por el desfase entre la teoría y la praxis en materia de supervisión de precios. En tiempos de una demanda que sobrepuja la oferta no hay forma legal de imponerle precios al especulador.  ¿Cómo vigilar cada bodega, cada comerciante menor que se excuse en que compra caro? Esta compra debe ser verificada, no por un fiscal, sino por un equipo de fiscales vecinales de manera que, por lo menos, uno de sus miembros escape al encanto del matraqueo.

[3] Decimos e incluimos a los no afectados o chavistas porque, así de simple,  en la sociedad burguesa “a nadie le amarga el azúcar”. Pedirle máxima probidad, por ejemplo, a un alto magistrado es desconocer que las sociedades burguesas borraron del mapa lexicográfico la palabra ética. Es que los dólares son un veneno que anda disperso en la atmósfera comercial y hogareña,  y es muy raro que alguien no lo respire.



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Manuel C. Martínez


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