"Tristeza a veces, alegría a veces,

equilibrio hermano equilibrio"

-Alí Primera-

Es difícil complacer a todo el mundo

Cada cabeza es un mundo, sea revolucionario o no. Y cada quien piensa lo que le dé la gana. Pero de allí afirmar que nuestro Presidente Nicolás Maduro, traiciona al legado de Hugo Chávez, es caer en la trampa del infantilismo, y de los enemigos del proceso. En primer lugar, Nicolás Maduro, quiérase o no, forma parte de ese legado. El luchó al lado de Chávez desde, desde que éste salió de la cárcel. Y es militante de la izquierda desde que era un muchacho. En segundo, lugar él no ha hecho, durante sus dos años de gobierno, sino luchar contra los demonios de la oposición. Desde el primer día en que asumió la presidencia, se ha visto enfrentado a una bestial ataque, no sólo de la derecha radical y de los motolitos de la MUD, sino contra el imperio en carne viva. Yo he criticado al presidente y a algunos de sus colaboradores, y lo haré hasta que me muera o dejen de "meter la pata", pero de eso a señalar a Maduro como un traidor al legado del Comandante Supremo, es una locura. Tanto la oposición como algunos chavistas han subestimado a Nicolás Maduro. Igual pasó con Hugo Chávez. Hagan memoria y estarán de acuerdo conmigo.

El morral lleno de sueños

Hugo Chávez y su hermano Adán fueron inseparables. Entre ellos había intercambio de libros y conversaciones en torno a las conveniencias de un cambio de timón en el país. Se dice que Adán influenció a su hermano sobre las ideas izquierdistas de la época. Otros opinan que no. Cada uno tenía sus ideas. Mientras Adán se fue a la Universidad de los Andes, su hermano menor se fue a la Escuela Militar. "Yo no voy para Mérida", le dijo a su padre. Pero ambos hermanos tenían marcado la ruta de la revolución en sus vidas. Y esa ruta los uniría en los años por venir. Adán Chávez, con lágrimas en los ojos, narro, ante el féretro de su hermano Hugo, el cuento del morral. Hugo le dijo a Adán, en un momento crucial:

"Adán, llevamos a la espalda un morral invisible… Dentro de ese morral llevamos nuestro país portátil (Aludió al libro de Adriano González León). Lo bueno de nuestro morral es que no tiene dimensiones. Comenzamos tú y yo, a llenarlo de cosas hace muchos años. En él están nuestros sueños y nuestras ilusiones. Llevamos también la esperanza de nuestra gente. Ahí va el amor de los seres queridos, el amor grandioso e inolvidable de Mamá Rosa… Cada día el morral se llena. En él debemos llevar mucha fuerza y mucha voluntad de reserva, para el largo y difícil camino que nos espera… Cuando flaqueen nuestras propias fuerzas, entonces debemos detenernos a un lado del arduo camino. Colocar el morral sobre el sueño y comenzar a sacar tantas cosas… para repotenciarnos con el eco de muchas voces de aliento. Y si por desgracia, uno de los dos cae en el camino para no levantarse más, es obligación del otro echarse el morral al hombro y seguir avanzando por el camino largo. Al final —si es que hay un final—, el morral preñado, parirá, de seguro, un país mejor… Un país que deje de ser portátil. "Así será Hugo", se le oyó concluir con su voz quebrada y con lágrimas en sus ojos.

Chávez le pasó el morral a Maduro

El 8 de diciembre de 2012, en cadena nacional, a las 9:30 de la noche, Hugo Chávez Frías se dirigió al país, por última vez. Su rostro era la de un hombre bajo un gran sufrimiento. Los venezolanos que estábamos frente a la pantalla de la televisión nos imaginamos que lo peor estaba por venir. Lo acompañaba un grupo de sus más fieles colaboradores. Entre ellos Diosdado Cabello y Nicolás Maduro. Después de hablar sobre algunos temas, a modo de introducción, fue al grano: "… Si algo ocurriera , respecto, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esta situación debe concluir, como manda la Constitución, el período, sino que en mi opinión firme, pleno como la luna llena, irrevocable, absotua, total, es que en ese escenario que obligaría a conconvocar , como manda la Constitución, de nuevo a elecciones presidenciales, ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón".

Con esas palabras el máximo jefe de la revolución bolivariana, trasfirió a Maduro el morral cargado de sus sueños y los de su hermano Adán. El testamento político de Hugo Chávez se recogió en 5 temas plasmados en lo que conocemos como el "Plan de la Patria". Un resumen sería: mantener y consolidar la independencia conquistada en los últimos 14 años de revolución; construir el socialismo; constituir a Venezuela como un país potencia, en el marco de América Latina; construir un mundo de equilibrio, y contribuir con la preservación de la vida en el planeta y la salvación de la especie humana.

¿Maduro no ha cumplido?

Soy de quienes piensan que ha hecho todo lo que ha podido para preservar el legado de su mentor. Desde que asumió la presidencia, tal como lo pidió Chávez, no ha hecho que luchar a brazo partido contra sus enemigos externos e internos. ¿Qué hubiera hecho otro, en su lugar? No soy adivino, pero siento que hubiese hecho lo mismo, tal vez con ciertas modalidades, en la defensa del proceso revolucionario. Pensar que Nicolás Maduro no ha defendido, como debe ser, este proceso, es caer en la trampa del infantilismo. La ofensiva contra Maduro ha sido inclemente y sostenida por largo tiempo. Y él ha estado todo ese tiempo al frente en la primera línea de fuego. No es necesario llover sobre lo majado para poner al descubierto lo que la mayoría del chavismo sabe de sobra. Mientras hay algunas voces destempladas, el imperio y sus lacayos internos siguen empeñados en su ataque feroz contra el gobierno de Maduro. Y en estos momentos es válida la frase de Simón Bolívar, que usaba mucho Chávez: "Unidad, unidad, unidad o la anarquía os devorará". ¡Volveré!