La historia de Daniela y Francisca

Un rescate vital para el oso frontino

El oso frontino, para lograr sobrevivir en un hábitat cada vez más profanado, debe contar siempre con una ruta de escape o un atajo angustiante que le permita evadirse de la presencia humana, lo cual ocurre muchas veces de manera casi imperceptible al ojo humano, pues no olvidemos que es un animal silvestre en las que el desarrollo de tales habilidades son las que al día de hoy aún le mantiene con vida. Esto sin dejar de estar libre de falsas creencias y del cruel imaginario de muchos de los moradores que aún lo acechan y persiguen cuando se percatan de su presencia cerca de sus predios y no cesan en su objetivo hasta matarlo.

Se desplaza entre bosques nublados, páramos y otros parajes de las zonas altas, de día y de noche, como la visión que poseía Flaubert del artista y los personajes de sus obras, haciendo "creer a la posteridad que no ha vivido", no sólo para protegerse sino para instintivamente poder cuidar su hábitat; en el caso particular del oso frontino, para guardar una distancia "cautelosa" con el universo que le rodea.  .

El frontino vive y sufre en sus parajes naturales, porque moradores y vecinos, que han colonizados su espacio vital, están llenos de esa herencia cultural llena de supersticiones y mitos acerca de esa hermosa especie, siguiéndole la huella entre la niebla y los musgos hasta lograr abatirlo y dejarlo como el "tronco seco" del olmo del Duero, como si este animal fuera portador de un virus enigmático e insospechado que lo convirtieran en algo pernicioso y en un enemigo letal.

Me pregunto dónde y cómo descifrar esas ansias humanas abominables que alejan al ser humano de sentirse cobijado -ética y estéticamente- en la naturaleza con estos fantásticos y hermosos animales silvestres, planteándonos siempre cómo contribuir a una reflexión que nos sitúe tras la pista de una respuesta que esté en consonancia con el Quinto Objetivo Histórico del Plan de la Patria.

El riesgo de su extinción es una situación que también padecen muchas otras especies emblemáticas del planeta

No estamos frente a una respuesta sencilla que pueda explicar la conducta irracional de estos furtivos cazadores, y de su actitud egoísta que mantiene bajo amenaza permanente y al borde de la extinción al oso frontino. Recordemos que el oso frontino -o como también se le conoce: oso de anteojos- es la única especie de la familia de los úrsido de Suramérica que habita en nuestro país.

El riesgo de su extinción es una situación que también padecen muchas otras especies emblemáticas del planeta, frecuentemente conducidas hasta ese punto de forma deliberada por la avaricia, la ostentación o cualquier otra banal motivación humana, y otras veces de forma inconsciente por una conducta individual o colectiva irresponsable con el ambiente. Un claro signo de la deshumanización implícita en el capitalismo y su postura frente a la naturaleza y la fauna silvestre o salvaje, tal como lo dijera alguna vez el Presidente Hugo Chávez cuando se refirió al tétrico y lamentable "museo itinerante de la muerte" de perros, gatos, iguanas, perezas, faros y otros animales que, impávidos, vemos desaparecer lentamente como carroña en autopistas, carreteras y demás calles de nuestro país.

Sin embargo, dentro de este sombrío panorama recientemente emergió una luz de esperanza en un paraje maravilloso de nuestra serranía andina, inmersa en el Parque Nacional Sierra Nevada, en el sector la Mucuy Alta, muy cerca de un lugar llamado el Sendero del Oso, nuestro Gobierno Revolucionario viene dando pasos importantes para materializar un viejo sueño de muchos venezolanos defensores de la naturaleza y de la fauna silvestre, para dar cabida de manera muy especial a uno de los más esbeltos, hermosos y emblemáticos especímenes de la biodiversidad animal del país: el oso frontino.

Es un novedoso proyecto para el rescate y la recuperación de esta especie que busca crear las condiciones que simulen su hábitat natural y tener un adecuado manejo en semicautiverio, una opción que no existe actualmente para esta especie en ninguno de los zoológicos que tienen en sus colecciones o exhibiciones. Por cierto, casi siempre enjaulados y en espacios muy reducidos, a semejanza de cualquier centro penitenciario.

Con esta iniciativa se ha dado un paso firme en la salvación de esta especie, iniciándose un proceso que implica un largo camino de paciencia y constancia, pero sobre todo de la aplicación del conocimiento científico para que en un mediano plazo se pueda estimular su reproducción en este centro que cubre un área aproximada de diez mil metros cuadrados, es decir, una hectárea, dedicada a la conservación y reproducción de esta especie, y desde donde se planificará la reintroducción a su hábitat natural.

Desde allí también se pretende cumplir con la creciente necesidad de contar con espacios y el personal capacitado para atender otros refugios para el frontino, que por pérdida de su hábitat se encuentra severamente amenazado viéndose forzado cada vez, con mayor frecuencia, a desplazarse y adentrarse en caseríos y poblados que lo exponen a la barbarie humana, que tanto por ignorancia como por desconocimiento le teme y termina justificando su aniquilación, sin importarle sea un macho o una hembra con sus crías. Razones que por demás justifican y apuntalan la puesta en funcionamiento de este novedoso sistema para su reproducción, garantizando la permanencia de esta especie en suelo venezolano para el disfrute de las generaciones presentes y futuras.

Un muestra que nos avizora el éxito a alcanzar viene dado por los primeros nacimientos de frontinos en algunos zoológicos del país, por lo que la experiencia en desarrollo, sin lugar a dudas, dará un vigoroso impulso a todos los esfuerzos que se han emprendido para la preservación de su hábitat y la conservación de esta especie en condiciones ex situ e in situ.

El oso frontino (Tremarctus ornatus), llamado de acuerdo a las regiones donde aún se le encuentra como oso de Anteojos o Salvaje, entre otros nombres vernáculos, y que en Venezuela es el mamífero de mayor tamaño después del tapir o danto, es un animal con hábitos más bien nómadas que lo diferencian aún más de sus primos lejanos de Norteamérica y Europa. Es un herbívoro consumado que se alimenta principalmente de raíces, frutos y hojas de yagrumo, aunque en situaciones extremas puede llegar a comer algunos pequeños animales e insectos. Con frecuencia se mueven sigilosamente por los reductos de la selva nublada que se extienden por los estados Táchira, Mérida, Trujillo y Lara. En nuestro país, donde casi el 20% del territorio nacional son áreas declaradas como Parques Nacionales y Monumentos Naturales, se incluyen precisamente muchos de esos ecosistemas y pisos altitudinales que hoy son habitados por esta emblemática especie.  

Por ello, no es casualidad que el mayor número de reporte y avistamiento de su presencia ocurra en el sistema montañoso andino, donde se encuentran, entre otros, los parques nacionales El Tamá, Sierra Nevada, Yacambú, Terepaima, Dinira, Páramo Batallón y La Negra, Sierra de la Culata, Tapó-Caparo, todos ubicados dentro del sistema de serranía andina que se extiende por Colombia, Ecuador y Perú hasta llegar a Bolivia.

Es nuestro deber dar a conocer y contribuir a divulgar el desarrollo de proyectos como éste, desconocidos por muchos, y que son impulsados por el Gobierno Bolivariano a través de las instituciones con pertinencia en la gestión del ambiente, de la mano de algunas fundaciones ambientalistas que durante muchos años se han dedicado a crear conciencia y a luchar por la conservación de especies amenazadas y en peligro de extinción.

Precisamente ha sido con la construcción de esas alianzas entre las instituciones del gobierno nacional y la participación protagónica de las comunidades aledañas, que vienen funcionando con gran éxito otros programas de conservación de especies, tal vez con mayor resonancia y cobertura mediática que las respectivas al oso frontino. Pero que con espíritu entusiasta y de amplia conciencia, se ha mancomunado esfuerzos para enrumbar hacia su consolidación, particularmente, los programas de conservación de la Tortuga Arrau, que ya cuenta con un refugio; el Zoocriadero en Santa María del Orinoco, estado Apure; y el Programa del Caimán del Orinoco, que ya cuenta con varios Zoocriaderos, siendo uno de los más importantes el ubicado en Puerto Miranda, estado Guárico.

Son grandes esfuerzos que reconocemos y que han ido permitiendo que cada año sean liberados miles de tortuguillas a lo largo y ancho de nuestro imponente Río Orinoco, y más de mil caimanes del Orinoco en diferentes ríos del país, donde aún se le puede encontrar en su medio natural a estos imponentes reptiles.

Sin duda alguna, esto representa una luz dentro del horizonte sombrío que pesa sobre muchas especies, y una garantía para estabilizar sus poblaciones naturales, evitar la endogamia y la degradación genética, e ir forzando el mantenimiento y la preservación de las condiciones naturales de sus hábitats.

Valdría la pena preguntarse sin mezquindad: ¿cuál sería el futuro inmediato de estas especies si el Gobierno Nacional no llevara adelante políticas de conservación de la biodiversidad como la que se expresan en los programas aquí mencionados?

De manera particular, con relación al Proyecto del Oso Frontino en Mérida, he querido compartir con ustedes y dejar plasmada su breve historia. Una historia que ha inspirado y le ha dado vida.

Todos somos parte de esta Tierra, y en ella hay espacio para que todos podamos vivir en completa armonía

Ésta se inició con la aparición en las montañas de Mérida de una primera osezna, que se presume quedó abandonada una vez que su madre fuera alcanzada por la bala de un ser humano inconsciente que decidió darle muerte. ¿Qué pasaría por su mente en el preciso momento de acometer tan atroz crimen? ¿Por qué no fue capaz de disparar al aire y dejarla continuar su interminable recorrido por los bosques y montañas?

Lo que sí fue cierto, ya muerta la madre, es que dejaron con vida a sus crías y éstas lograron escapar en solitario y por distintos senderos. En su travesía de escape, una de ellas fue avistada por algunos lugareños, quienes reportaron su presencia para que se concretara el rescate. Prevaleció en ellos la compasión por esa hermosa osita que hoy crece llena de vitalidad en el parque zoológico de los Chorros de Milla en la Ciudad de Mérida, institución gestionada por la Gobernación del estado.

Allí esta osezna fue bautizada Daniela, como se le conoce ya popularmente, y por esas cosas de la vida, tal como ocurrió con Daniela, apareció y fue rescatada otra hermosa osezna que también, al ser llevada al mismo lugar, la llamaron Francisca. Hoy conviven juntas ambas hermanas en ese hermoso parque merideño que recibe a cientos de venezolanos en cada temporada vacacional.

Pero, afortunadamente, muy pronto podrán ser trasladadas a ese amplio espacio, enclavado en el Parque Nacional Sierra Nevada, que ya hemos reseñado ampliamente al inicio de esta nota, convirtiéndola en sus primeras y más destacadas inquilinas. Allí empezarán una nueva vida para perpetuar su especie: protagonizando, a su corta edad, una experiencia sin precedentes en nuestro país. Un proyecto que, con la pasión y el compromiso de los responsables directos, cristalizarán con éxito esta nueva etapa en la lucha por la conservación del oso frontino. Etapa que busca lograr su reproducción y contar con las condiciones adecuadas de un refugio en el que se puedan establecer los espacios adecuados para los próximos rescates por venir, posiblemente, en circunstancias muy similares que fueron el motivo y la inspiración mismas para este hermoso proyecto.

Hemos querido compartir esta breve historia, convencidos de que al conocerla nos sensibilicemos aún más con la naturaleza y con todos los seres vivos que nos rodean. Pongamos en su justa dimensión la visión de nuestro Comandante Chávez cuando nos planteó en el Plan de la Patria el Quinto Objetivo Histórico, la imperiosa necesidad de la preservación de la vida en el planeta, y allí estaban incluidas todas las especies que en él habitamos, y por supuesto, cual profetas, Francisca y Daniela, dos oseznas frontinas rescatadas en la serranía merideña, que ya forman parte de ese postulado.

Con este objetivo, el Comandante Chávez dejó con su puño y letra el compromiso del Gobierno Revolucionario en la conservación de la diversidad biológica, que se materializan en acciones como las descritas, ejemplo de lo concreto, que permiten ir haciendo realidad ese encomiable objetivo. No debemos olvidar que todos somos parte de esta Tierra, y en ella hay espacio para que todos podamos vivir en completa armonía.

http://misionverdad.com/opinion/un-rescate-vital-para-el-oso-frontino


 



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Miguel Leonardo Rodríguez


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