La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, adopta una particular definición para la democracia. Ésta es participativa y protagónica, no "representativa" como se denominó en el pasado nefasto de los gobiernos del puntofijismo.
Hugo Chávez, líder de la Revolución Bolivariana y de los movimientos que nos fueron aproximando a ella, como esperanza y verdad de hacer tangible la calificación que hiciera el Libertador Simón Bolívar, en Angostura, cuando nos indica que "el sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad y mayor suma de estabilidad política" (Instalación del Congreso de Angostura, 15 de febrero de 1819), nos acerca a consagrar esa tarea en la medida que nos asumamos protagonistas en democracia participativa, de los fines comunes.
El Comandante Chávez, quien hasta el momento de encabezar la rebelión popular en contra del oprobio capitalista y neoliberal que, en aquel momento, estaba representado por el presidente Carlos Andrés Pérez, no creía que por vía electoral se pudiese alcanzar la liberación del pueblo venezolano, se convence de participar, para optar por la presidencia de la República y acercar a la Revolución al ejercicio del Gobierno, en los comicios de 1998.
La fuerza huracanada de sus convicciones y el debilitamiento progresivo de los aparatos de Estado, confeccionados para perpetuar la representatividad gubernamental, bajo la visión capitalista y neoliberal, convergen, estupefactos, en una victoria para el pueblo que, el año 1989, había anunciado su voluntad de entrar en una nueva época de libertad e independencia.
Chávez, victorioso en la participación como candidato dentro de mecanisos caducos, burgueses y fraudulentos, una vez investido como Presidente constitucional, comienza a hacer realidad su juramento ante aquella "moribunda constitución" y enrumba al país hacia un proceso constituyente que faciltaría cambios a favor de la revolución popular que, a penas, comenzaba a diseñar su futuro.
Una de las fortalezas mundiales que exhibe el proceso revolucionario en democracia, que se vive en Venezuela, contribuyendo a alcanzar la mayor suma de felicidad para todas y todos, es la electoral.
Las votaciones parecen actos concomitantes, necesarios, siene qua non, de toda democracia. Sin embargo, la democracia no es ni puede ser una cadena inerminable de actos electorales.
Si nos atuviéramos, exclusivamente, a las el|ecciones para hablar y defender nuestra democtacia, pudiésemos correr el riesgo de repetir como farsa la nefasta historia de la llamada "democracia representativa", la cual fue una simple expresión de la dictadura del capital con el apoyo consesuado de los votantes o electores.
Democracia, en Revolución Bolivariana y Chavista , debe ser participación real y plena del poder popular organizado, que es el verdaero protagonista del futuro en libertad, igualdad y socialismo.