En lengua castellana, lo digo así porque me retuercen las tripas si digo española; comenzamos a hablar castellano ya en la etapa colonial y terminamos hablando como lo hacemos en gran medida por Don Andrés Bello; pero volviendo al asunto, en nuestra lengua solemos decir "quien calla otorga".
Resulta que desde los lados de General Motor y Ford Motor Co., por intermedio de unos voceros que deben estar autorizados para hacerlo, resulta difícil pensar en unos simples petardistas que lanzaron un petardo para auscultar la opinión del gobierno y de la gente, se anunció ya que para julio esas empresas comenzarían a vender sus carros en el país en dólares. Explicaron que en vista de la carencia de divisas, lo que es una temeraria información que afecta al gobierno el cual cuida con celo admitir eso, habían acordado con éste operar de esa manera para ponerle la mano a las necesarias para importar las partes o componentes que hiciesen posible activar la industria. Las casas matrices no están dispuestas a poner sus dólares.
Tal anuncio dejó con la boca abierta a mucha gente, lo que pudo impedir que en los primeros momentos corriese como pólvora, tal como lo hizo pasado el debido asombro. Y asombró, porque la gente lo que ha estado esperando algo que el presidente llamó estridentemente "Revolcón", que según el sentido de la palabra en nuestra lengua, significa que arrastraría por suelo, derrotaría a alguien y según sus propio discurso, esos serían los "pelucones" y quienes manejan los tinglados de la economía y nos han declarado la guerra económica. Siendo esas empresas norteamericanas, habiendo guerra económica determinantemente, como se nos dice a cada instante, las primeras que deben estar en una trinchera contra nuestro frente deben ser ellas. Por lo anterior, lejos está uno de creer que aquella oferta presidencial pudiera comenzar por allí.
Otro personaje ligado a la industria automotriz, salió como quien quiere remendar el capote, cual salvador del mundo, a decir algo parecido a aquello de "los aspirantes a comprar vehículos no deben preocuparse pues se manejará el negocio a la tasa SICADI". Por cierto, para que vayamos sacando cuentas y las tengamos claras antes que esto finalice, la divisa oficial está ahorita en 199 bolívares y pico; lo que equivale decir en 200 bolívares. Pero, si el gobierno no tiene dólares para venderle a las empresas de automotrices para que operen, menos tendrá para quienes quieran comprar los carros que ellas vendan, por lo que terminarán los aspirantes a carro nuevo, si quieren y pueden, buscándolos en el mercado paralelo que ya llegó a la tasa de Bs. 300 por dólar.
Mientras se decía aquello desde las esquinas de las empresas automotrices, el gobierno guardó silencio sepulcral. Solamente Andrés Eloy Méndez, ministro de Precios Justos, el mismo día que aquellas hicieron correr la información, sin disimulo, pero con cautela, expresó que habían llegado a unos acuerdos "con la empresa automotriz", pero se cuidó de señalar cuáles.
Al día siguiente, la información se amplió con aquello que el mercado de venta de partes o mejor repuestos, también operaría bajo el mismo esquema "hasta dolarizar todo lo relativo al negocio".
Como el vocerío aumentaba, la campana estaba sonando fuerte, un diputado del sector oficial de apellido Lobo, eso creo recordar, como mandado a dejar un recado a García, declaró que el acuerdo para vender automóviles – sólo habló de automóviles – no significaba que se dolarizaría la economía. Fue la voz de alguien de los lados del oficialismo pero sin la autoridad ni la presencia necesaria para que se le tomase como una opinión oficial. Pareció más bien otro señuelo, como el de las empresas automovilísticas, pero esta vez el portavoz está más ligado al gobierno.
José Gregorio Piña, un economista que generalmente opina como técnico más que todo deseoso de dejar bien sentado el interés del gobierno y el proceso revolucionario, declaró como opuesto a tal proyecto y al mismo tiempo, intentando dejar sentada la idea que tales informaciones sólo provenían del interés de las empresas automovilísticas. Pero hasta donde percibe uno, la opinión sobre este asunto de este bien formado compatriota, pareciera que obedece solamente a su deseo que eso no suceda. Tanto como que nos recordó que las leyes venezolanas prohíben negociaciones, contrataciones dentro del territorio nacional con moneda distinta a la nacional.
Pero si bien es cierto el argumento al que apeló Piña, quienes han declarado sin fingimiento por las empresas, se han basado en que tal proceder o práctica se viene usando en el país con la anuencia oficial. Mejor dicho, aquí se compra, vende, alquila y hasta chantajea con dólares a vox pópuli.
A todas estas, porque "lo que es igual pa´ el pavo lo es pa´ la pava", los trabajadores de las empresas automovilísticas ya anunciaron que siendo así, tendrían ellos el derecho a pedir que su salario se pague en dólares y dentro de la convertibilidad correspondiente.
¿Qué impedirá que quienes vendan automóviles usados, bien sea empresarios o cualquier individuo que quiera vender el suyo para adquirir uno nuevo exija también dólares?
Por ese camino, que no deja de ser largo y engorroso, llegaríamos a la pretensión, no sé si decir justa o no, de dolarizar todo.
¿Pero quién financiaría todo eso? ¿El petróleo que anda de capa caída? ¿Las reservas internacionales que están en estado de ebullición y comienzan a evaporarse?
Por otra parte, como explicó José Gregorio Piña, pareciera que el pasar de un estado a otro, el uso de una moneda a otra, en este caso del bolívar al dólar, no parece una cosa sencilla. A nosotros nos luce como un cuento de hadas. Se parece a aquello del manejo feliz de la varita de virtud.
Pero vayamos al negocio en concreto desde la perspectiva de un venezolano que toda la vida ha podido adquirir un vehículo aunque sea usado para sus menesteres. Pensemos cuánto nos costaría en dólares un vehículo nuevo que satisfaga nuestras aspiraciones y expectativas. Pensemos cuánto en bolívares, tomando en cuenta que ahora mismo la tasa SICADI está en 200 bolívares y cada día se mueve sin discreción hacia arriba. Pensemos que sólo conseguir 300 dólares para compra electrónica es casi una hazaña, como será para comprar un automóvil nuevo. ¡Claro, el feliz ciudadano, privilegiado ciudadano, que pueda hacer eso, tendrá que bajarse de la mula, como contradictoriamente, para alcanzar los altos precios de dólar paralelo!
A todas estas el gobierno, como se dice en lenguaje coloquial, no suelta prenda. No anuncia ese acuerdo con las empresas automotrices pero tampoco lo desmiente, por lo menos hasta hoy jueves 14 de mayo a las siete de la noche. Como dijimos antes, "quien calla otorga". ¿Es hasta ahora un globo de ensayo? ¿Cosas como esas están dentro del Plan de la Patria? ¿Sería esa una de las maneras de construir el país potencia del cual tanto habla el presidente y para alcanzar la soberanía?
Me niego a creer que "El Revolcón" del cual nos habló el presidente, sin que quien esto escribe espere gestos tremendistas, exhibicionistas, estatistas y desequilibrados, expropiaciones sin fundamento, comience con medidas como esas que anuncia el capital norteamericano. Pero no olvidemos que "quien calla otorga", es hora de definiciones y acciones.