Las comunas deberían quedar autorizadas para entrar como jurados en las renovaciones de las licencias de comercio

Variopintos hechos puntuales de alto peso por su notoriedad #1

I.- Cambiando lo necesario, está de moda la subversión propia de los tiempos pregomecistas. La derecha en sus variadas presentaciones nacionales extranjeras asume estrategias y tácticas muy semejantes a las empleadas por aquellos "caciques" no indígenas o perros gordos del llano venezolanos, quienes, cuando se proponían tomar el poder, para bien o para mal, contrataban una cuadrilla de jinetes, peones suyos y de otros hacendados que actuaban en colusión golpista, y se iban para Caracas a tomar Miraflores.

Eso ocurrió durante más de 2/3 del siglo XIX hasta que Juan Vicente Gómez se dejó de pendejadas y les dio un parao. Organizó el actual ejército nacional y de allí en adelante los militares pasaron a ser incondicionales del Poder Ejecutivo, su brazo armado, incluso en contra de los derechos de la población civil ajena al gobierno, papelucho que venían ejerciendo hasta la llegada del Presidente Hugo Chávez.

Las estrategias y tácticas del subversivo se corresponden con la arcana conseja aristotélica, según la cual, la guerra es un medio de enriquecimiento fácil y al margen de los procesos productivos convencionales.

II.-Ojalá que los elevados y desquiciados precios que impone el comercio en Venezuela sufra deflaciones más pronto que tarde porque lo usual es, por ejemplo, que los elevados precios ocasionales navideños sean usados desde hace décadas como marcadores de la inflación del año subsiguiente.

Deseamos que así como los precios han venido subiendo tan explosivamente, tan ajenos a la estructura de costos, asimismo bajen y bajen hasta irrespetar el principio conocido como "histéresis de los costos y precios", luego de ganada la actual batalla económica.

III.- De nuestros pensa de estudio, el venezolano medio ha recibido poca enseñanza, o él ha aprendido muy poco, o una mezcla de ambos defectos, al punto de que ni siquiera ha aprendido a leer las facturas chimbas que descaradamente les entregan los comerciantes inescrupulosos, en el sentido de que ahora usan como nombre de las mercancías el nombre del ramo correspondiente. Sigue creyendo que "margarina" es mantequilla, entre otras analfabetitudes que lo caracterizan, a pesar de las ingentes sumas de dólares invertidos en el sistema educativo nacional, estadal y municipal.

Así, si usted compra en una ferretería, le aparecerá "Ferretería"... Bs. X, sin detallarle qué artículo específico o valor de uso compró. Si va a una panadería, y compra un cachito, por ejemplo, en la factura le escribirán: panadería o pastelería, o golosina, y afines, siempre un genérico que impida que la Superintendencia le pille y le peche como especulador en los casos de preciso justos ya establecidos.

Tales comerciantes están burlándose del gobierno, de la Superintendencia y de sus clientes a quienes no sólo les saquean sus bolsillos, sino hasta su inteligencia.


[1] Hasta hoy, los reclamos que le hace el consumidor a los comerciantes especuladores sólo se traducen en disgustos personales a los que esos comerciantes les tienen sin cuidado debido a sus posiciones paramonopólicas, por ser la bodega de la esquina, la más cerca, etc. Estos especuladores no van a rectificar porque un "pendejo" cliente suyo le haga observaciones, a sabiendas de que ese cliente no tiene poder para sancionarlo, ni demandarlo. En este sentido, el gobierno no puede pedirle colaboración al pueblo victimizado, porque este, sin poder en sus manos, en sus propias decisiones comunales, no puede hacer nada. Así cómo sólo con vivienda propia puede ahora tener patria para defenderla, asimismo, sólo con poder para quitar y poner comerciantes en su comunidad podría ayudar al gobierno en su batalla actual. A propósito, recuerdo que por la Lista REDBOLIVARIANA de los años 2002, 2003 y parte del año 2004, si mal no recuerdo porque terminé desligándome de ella, por esa lista, decimos, dejé bien claro que muy poca patria podría tener quien no tuviera tan siquiera un catre donde caerse muerto y con él lo enterraran. Llegó, así la Gran Misión Vivienda Venezuela, y mis observaciones pasaron sin pena ni gloria. Obviamente, alguien se arrogó tales observaciones; esperamos que le haya ido bien con semejante e inmoral conducta antirrevolucionaria, como suele ocurrir durante esta transición de morales corruptas que forman parte del legado puntofijista.



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Manuel C. Martínez


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