Cuando el patriota revolucionario Fabricio Ojeda renunció a su curul como diputado del parlamento venezolano para incorporarse al movimiento guerrillero armado, se impuso la consigna de calle que lo exaltaba como emblema del tipo de diputados al que se aspiraba dentro de la recién inaugurada democracia representativa.
Debemos recordar que Fabricio Ojeda venía de contribuir a enfrentar la dictadura militar encabezada por Marcos Pérez Jiménez. Derrocada ésta, Fabricio integra la denominada Junta patriótica que sirve de transición para el proceso democrático que se incia, formalmente, con el gobierno de Rómulo Betancourt, responsable de comenzar a evidenciar que la tan deseada "democracia" no era tal, sino que era más de la dictaudra del capital y que seguía respondiendo a los intereses neocolonialistas del imperio estadounidense.
Fabricio, como muchos otros revolucionarios y revolucionarias se encaminaron, junto al pueblo patriota de Venezuela, a enfrentar esa nueva forma de democracia que por "representativa" no representaba en nuestro país sino los intereses del Departamento de Estado y ejecutaba órdenes provenientes del Pentágono y en materia de inseguridad e inteligencia, de la Cia.
Fabricio Ojeda, quien destacó en la vida política venezolana como un comprometido y consecuente revolucionario, era periodista y ejercía su profesión en medios de circulación nacional de aquella época. Fabricio es asesinado en los calabozos del Sifa (para entonces era la tenebrosa policía política que se manejaba desde el área militar, con el nombre de Servicios de Intelgencia de las Fuerzas Armadas) el 21 de junio de 1966 durante el gobierno del dictador "demorepresentativo" Raúl Leoni.
Ojeda, indiscutible ejemplo y memoria de la revolución venezolana, desempeñó el periodismo con la misma pasión militante que abordó todas las tareas que, sabía, debían conducir hacia la liberación y el socialismo. Su legado íntegro, su compromiso y ética, nos llevan a reivindicarlo en su totalidad. Pero en estas fechas, tan cercana a los 49 años de su asesinato en prisión, el 21 de junio, y tan cercano a la conmemoración del día del periodista, el 27 de junio, lo recordamos periodista. Periodista necesario, periodista de la verdad y de la denuncia, periodista del compromiso con su pueblo y con las causas de su soberanía, independencia e igualdad en socialismo. Hoy, en pleno y firme avance de nuestra Revolución Bolivariana y Chavista hacia la construcción de la Patria socialista, su ejemplo sigue vivo y debemos gritar con meridiana claridad: ¡Queremos periodistas como Fabricio Ojeda! ¡Honor y gloria, periodista necesario!