Hombres de raza negra, esclavos o libertos nacidos en la antigua Capitanía General de Venezuela, venidos de Haití, de Cuba o de otras islas del Caribe, de Inglaterra y otras naciones europeas, dieron su significativo aporte al proceso de la guerra nacional de independencia levantando las banderas libertarias. Cuando se le está haciendo un reconocimiento justo al Teniente de Caballería Pedro Camejo o el Negro Primero, en ese reconocimiento van incluidos todos aquellos guerreros que, al igual que el centauro que murió aquel glorioso día 24 de junio de 1821, dieron aportes decisivos a la Patria.
Hombres de piel negra o mestizos que junto a los indios y los blancos hicieron exclamar al Libertador Simón Bolívar aquella famosa frase de la Carta de Jamaica, "somos una nueva raza", es decir el mestizaje, la integración de las razas y etnias que conformaban el pueblo venezolano y que en aquellas batallas estaban construyendo una nación. El 5 de julio de 1811 se proclamó la independencia, el 24 de julio de 1821, se consolidó la independencia gracias a hombres –y por supuesto, mujeres– como Pedro Camejo, el General en Jefe José Laurencio Silva, Juan Bautista Bideau, el Coronel Leonardo Infante, el Coronel Juan José Rondón.
Lamentablemente aquel heroico y titánico esfuerzo se perdió, por lo que lucharon aquellos hombres y mujeres, el sacrificio de Bolívar todo quedó enterrado por 200 años. Los negros continuaron siendo esclavos, los indios continuaron excluidos, el pueblo siguió siendo oprimido. La reivindicación de los negros y negras, con su enorme carga de sufrimiento durante más de 300 años de coloniaje y post coloniaje español. Sólo un proceso emancipador como el de la Revolución Bolivariana y Chavista puede dar las herramientas humanistas que permitan reivindicar las injusticias de las clases dominantes contra el pueblo durante más de 500 años. Por eso cuando ayer se llevaron simbólicamente las cenizas de Guaicaipuro y ahora las del Negro Primero al Panteón Nacional, se está reivindicando al pueblo oprimido, explotado, sufrido, segregado, excluido. Con esa acción justiciera del Gobierno Revolucionario se está construyendo la Patria.
El General en Jefe José Laurencio Silva nació en Tinaco, Cojedes, 7 de septiembre de 1791. Fue un militar venezolano de destacada participación en las guerras de independencia hispanoamericanas. General en jefe del Ejército de Venezuela en la Guerra de Independencia y los años subsiguientes. En total participó en 17 batallas y combates menores, durante la gesta emancipadora.
Comienza su carrera militar el año 1810 cuando se enrola en el batallón 9 del Tinaco, como subteniente de milicias. Ese mismo año participa en la Campaña de Coro. En 1811 está bajo las órdenes del General Francisco de Miranda. En 1813 se une al Libertador con un escuadrón de caballería y participa la batalla de Taguanes. Entre ese año y 1814 participa en casi todas las acciones tácticas libradas en ese lapso.
El General José Laurencio Silva, peleó en las Queseras del Medio, Carabobo, Boyacá, Pichincha, Héroe de Junín, y se consagro en la batalla de Ayacucho que logro la libertad de Suramérica, era ayudante general del Estado Mayor del Mariscal Antonio José de Sucre, el mismo Mariscal exclamó: "Envidio las heridas de Silva".
En 1829 fue ascendido a General de división y acompaña a Simón Bolívar en sus últimos meses de vida. Estando Bolívar agonizante en Santa Marta, Colombia, nombró a Silva como uno de sus albaceas y fideicomisarios.
Juan Bautista Bideau, Nacido en Santa Lucía (Antillas Francesas) en 1780. Se incorporó como marino a la lucha por la independencia en 1811. Prestó servicios inestimable a la lucha después de la pérdida de la Primera República. Organizó junto con Santiago Mariño la Expedición de Chacachacare que desembarcó en Güiria el 13 de enero de 1813. Ante el empuje de Bove fue uno de los últimos jefes orientales en abandonar el territorio, el 16 de febrero de 1815, y antes de embarcarse para Trinidad decretó la liberación de los esclavos. Tomó parte en la primera expedición de Bolívar que apoyó el presidente haitiano Petión. el 14 de julio de 1816 le salvó la vida en Ocumare de la Costa, al Libertador. Nombrado por el Almirante Luis Brión, comandante de la Marina de la zona comprendida entre Margarita y Güiria. Acompañó al Libertador a su regreso a Haití a bordo del buque Indio Libre y organizó con Agustín Villeret la flotilla que tomó parte en la Expedición de Jacmel. Murió en la defensa de la Casa Fuerte de Barcelona, el 7 de abril de 1817.
Papeles estelar jugó, por ejemplo, el Coronel Leonardo Infante, hombre valiente y temerario que en los avatares de la guerra, en el año de 1818, en un lugar llamado El Rincón de los Toros en la antigua Provincia de Guayana, se produce una acción sorpresiva ejecutada por los españoles, y en donde el Libertador Simón Bolívar estuvo a punto de ser asesinado; en medio de la confusión de las tropas rebeldes, Leonardo Infante eliminó al Coronel realista Raimundo López, que comandaba la fuerza española y enseguida dio a Bolívar su caballo para que se salvara, exponiéndose él a ser asesinado.
El historial bélico de Infante es bastante copioso en la gesta de independencia. Participó, entre otras muchas, en la Batalla de Las Queseras del Medio, participó, en territorio Neogranadino, en la batalla de Gámeza, en la sangrienta batalla del Pantano de Vargas y en la decisiva batalla de Boyacá.
Juan José Rondón era hijo de esclavos afroamericanos libertos Bernardo Rondón y Lucía Delgadillo, nacido en Santa Rita de Manapire, en el actual estado Guáric en 1790. Se inició como guerrero en 1812 en el ejército realista bajo el mando del cruel y asesino José Tomás Boves. Luchó por 5 años contra las fuerzas patrióticas, asqueado de su crueldad y criminalidad, en 1817 se pasó, con 50 hombres bajo su mando, al bando patriota. Sus grandes conocimientos sobre los caballos, piezas vitales en la guerra, le valieron ser designado como el "proveedor" de los caballos al ejército libertador, cazados en los llanos. Su primera participación en una batalla de gran significado fue en las Queseras del Medio. Bajo el mando de José Antonio Páez, 153 soldados lanceros, al famoso grito de Páez de ¡Vuelvan cara, carajo!, abatieron 1200 de los mejores soldados realistas que comandaba el general español Pablo Morillo. Allí Rondón mostró su madera de combatiente.
Pero donde más se destacó fue en la Batalla del Pantano de Vargas, durante la Campaña Libertadora de Nueva Granada. El día 25 de julio de 1819, a punto de perderse esa batalla, después del descenso de paso de los Andes, el ejército realista dirigido por José María Barreiro, comandante de la división española, echó sus infantería y caballería por todo el centro del valle. Barreiro, creyendo un triunfo indiscutible gritó a voz de cuello "¡ni Dios me quita la victoria!", El Libertador Bolívar, preocupado dijo en alta voz: "se nos vino la caballería y esto se perdió". A su lado, Rondón le dijo: "¿Por qué dice eso, general, si todavía los llaneros de Rondón no han peleado?". Bolívar entonces le dice: con la célebre frase "¡Coronel Rondón, salve usted la patria!". Irguiéndose gritó: "¡Que los valientes me sigan!", realizando entonces, al mando de los llaneros, una feroz y diestra carga de caballería, que puso en fuga a las tropas españolas que huyeron desesperadas ante el inesperado ataque. Así, gracias al coronel Juan José Rondón los patriotas obtuvieron la victoria. Bolívar dirá tiempo después: "Sin Rondón, yo no sé qué hubiera sido del pantano de Vargas".
El 7 de agosto de 1819, tuvo una participación destacada en la importantísima Batalla de Boyacá con la que se liberó de manera definitiva a la Nueva Granada.
Pedro Camejo y muchos más en los diferentes momentos de la dura guerra que costó casi un millón de vidas en la gesta más cruenta de la historia venezolana.
Todos los venezolanos y Latinoamericanos que iban a participar en la Batalla de Carabobo sabían de la trascendencia y significado de la misma. Allí se decidía el destino de Venezuela como se había hecho en 1819 con la Nueva Granada con la exitosa Batalla de Boyacá dirigida por Simón Bolívar. Todos sabían que morir por la Patria era vivir. Dentro de esos combatientes estaba un negro fornido, de tan solo 31 años de edad, ex esclavo, no era el único, pero sí el único oficial negro que participa en la batalla.
Diestro en la lanza y en el manejo del caballo era uno de los mejores combatientes que servía bajo las órdenes del general Páez. Durante 5 años estuvo con él guerreando a los españoles colonialistas. Fue uno de los guerreros que participó en la legendaria batalla de las Queseras del Medio el año de 1819. Por su arrojo y temeridad le fue conferida por el propio Libertador Simón Bolívar la ‘Orden de los Libertadores de Venezuela’.
El apodo de ‘Negro Primero’ se lo ganó porque en el combate siempre iba a la vanguardia. Pero es significativo que dentro del enorme universo de combatientes, entre oficiales y soldados que participaron en aquella batalla el nombre de Pedro Camejo o ‘Negro Primero’ sea el que más ha trascendido en la historia venezolano y en la memoria de su pueblo. Precisamente mucha de la gente sencilla de ese pueblo lo venera, lo idolatra junto a Guaicaipuro, Simón Bolívar, el Negro Miguel, María Lionza y otros ídolos. Su muerte se convirtió en leyenda no exenta de poesía, de una épica gloriosa y de un indiscutible romancticismo.
El escritor Eduardo Blanco, quien fuera edecán del General Páez, en su gran obra "Venezuela Heroica", relata la muerte de Negro Primero tal cual como se lo contara el propio General Páez, lo que le da criterio de veracidad al relato y ha sido tomado por los historiadores como un aporte real de indiscutido valor histórico a modo de investigación directa. El relato es más extenso pero en la memoria colectiva se grabó la frase de la despedida, difícil que no haya venezolano o venezolana que no la conozca. El Teniente de Caballería Pedro Camejo se le presenta al General Páez en su caballo con la casaca sangrante por dos tiros en el pecho que le da un soldado realista en plena batalla: "Mi general, le dice balbuceante, vengo a decirle adiós porque estoy muerto" y se desploma del caballo. Allí comenzó la leyenda y hoy se le hace justicia y por su persona a todo un pueblo, negro, indio, blanco, mestizo.
Con la acertada decisión del Presidente Nicolás Maduro de trasladar sus restos mortales simbólicamente al Panteón Nacional, lugar sagrado donde merece estar por lo que simbólicamente representa, al pueblo negro preterido y esclavizado, al pueblo indio, igualmente esclavizado y diezmado, al pueblo mestizo y todos y todas las que lucharon por la independencia de España y por una Venezuela no de unos pocos, se está haciendo justicia finalmente. Honor y Gloria a Pedro Camejo y a todos los Negros Primeros de las luchas por la independencia y la soberanía.