Ya reconocer que estamos ante varios partidos de izquierda, cual mesa de la MUD con todas sus patas quebradas, la solicitud del aquejado Presidente Chávez apunta hacia la inalcanzabilidad de esos objetivos unionistas, por sabios y convenientes que sean, porque hasta el propio y supragigante Simón Bolívar murió solicitando, ni siquiera la unión, sino la desparecen misma de esos partidos, para poder descansar en paz.
A buenos entendedores, poca habladera y escribidera, pocos bla, blaes, por vías orales, escritas y televisivas.
Abogando en favor del Diablo: Los adecos y copeyanos respetaron a ultranza aquello de que "los trapos sucios deben lavarse sólo en casita". En mi criterio, se trató de una sabia y acertada decisión, de perogrullo, en favor de sus intereses, pero con toda la lógica del mundo.
La izquierda, por lo menos la venezolana, hace todo lo contrario: se muestra tan abierta, con una liberalidad tan pasmosa al punto de que poco le ha faltado para pasarle a la derecha y por escrito los propios borradores de todas sus ideas antes de que sean expresadas de viva voz por radio y TV.
Una clientela electoral ve, oye y percibe que donde hay desunión hay poca confianza, y esto es tan válido para la derecha como para la izquierda. Toda crítica divide y hasta podría pensarse que busca distracciones desfavorables para el partido criticado y consecuencialmente favorables para el enemigo.