Entre los venezolanos en general, más allá de sus diferencias políticas, la corrupción es tema de conversación habitual. No es asunto novedoso; se viene abordando desde nuestra Independencia, al punto de que el Libertador Bolívar, en su condición de Presidente del Perú, en fecha 12/01/1824, decretó la pena de muerte a los funcionarios corruptos, con la particularidad aleccionadora de que la respectiva norma disponía igual pena para aquellos jueces que "no procedieren conforme" a lo que ella ordenaba.
Realidad histórica que demuestra que estamos ante un mal que nos aqueja de vieja data y que no sólo lo padecemos los venezolanos, sino que afecta a todas las sociedades del mundo. Casos escandalosos los hemos estado viendo recientemente en USA, España, Francia, Italia, Suiza, etc.
En el caso venezolano, desde nuestra particular opinión, ese es uno de los mayores problemas que confronta el país. Sentimos que crece de modo desmedido, que es tolerado, en muchos casos para proteger al amigote y en otros, al pariente cercano (hermano, hijo, sobrino, cuñado, etcétera), porque, lamentablemente, en este país siempre ha surgido como una epidemia la práctica repudiable, antiética por demás, del excesivo nepotismo y que históricamente malas experiencias le ha dejado el país. Los ejemplos abundan…
En meses recientes, para ser precisos el 20/04, fuimos gratamente sorprendidos porque el actual Contralor, el Dr. Galindo Ballesteros, durante los actos en conmemoración del 40 aniversario de la creación del Instituto de Altos Estudios de Control Fiscal (Cofae), le informó al país, que la Contraloría retomará el Control Previo, luego de señalar que: "después de varios meses de estudio creemos ciegamente que a través de la prevención podemos disminuir y evitar el flagelo de la corrupción".
Tal anuncio generó la expectativa de que, por fin, se abrirían las compuertas para rescatar uno de los mecanismos que, sin duda alguna, coadyuva a disminuir sustancialmente los ilícitos administrativos, como lo es el control preventivo que lo eliminó la Cuarta República en 1996, es decir en pleno auge neoliberal, modelo ese que, entonces, hay que recordarlo, demandó no sólo la privatización de todo lo público, sino la eliminación de las regulaciones financieras y bursátiles, así como los controles de precios, etc., de manera que la "mano invisible del mercado" resolviera libremente y sin atadura alguna, la crisis que afectaba al país, la que, como sabemos, se agravó aún más…
Luego de tres meses de tal anuncio, se hace necesario, para la mayor tranquilidad del país, que el propio Contralor nos diga cómo anda su propuesta de la retoma de los controles preventivos por parte del máximo ente bajo su rectoría y para cuando cree él que esa decisión se pondrá en vigencia (?).