Imaginamos que el título levanta ronchas pero, por favor, esperen un tantico que nos permitan desarrollar las ideas de porqué consideramos que la Revolución Bolivariana, por ahora, se sustenta en elecciones que le dan un particular carácter socio-político e ideológico con sus toques en la economía nacional, independientemente, de sus desarrollos temporales, sin excusas.
En alguna lectura de un texto de Peter Sloterdijk ("En el mismo barco". Biblioteca de Ensayo Siruela. Madrid, 2006, pp. 2006) nos atrajo la atención una frase a modo de guía que el autor propone antes de entrar en su desarrollo: "…Cultura non fecit saltus…" del autor Dieter Classens en "De lo Concreto y lo Abstracto", típico de Sloterdijk. No es secreto que Sloterdiejk, un intelectual que no se anda por las ramas a la hora de exponer sus ideas desglosándolas con tal claridad que "no queda pa´naide". En ese marco referente, comienza su desarrollo con la siguiente propuesta: "…la política es el arte de lo posible: en este conocido dictum de Bismarck hay disimulada una prevención frente a la intromisión de niños mayores en los asuntos de Estado. Seguirían siendo niños, a los ojos del estadista, aquellos adultos que nunca han aprendido a distinguir con certeza entre lo políticamente posible y lo imposible…" (Idem, pág. 13).
Pareciera que Sloterdijk nos está exponiendo que "la Política" es algo muy serio para dejárselo al Otro y es en ese discurso que expresa que "…el arte de lo posible es sinónimo de la aptitud para salvaguardar el ámbito de la política frente a los excesos de lo imposible…" (Ibidem). Por tanto, continúa exponiendo el autor que "…el arte de la política, como arte regio, se encontraría en el vértice de una pirámide de la racionalidad que establece una relación jerárquica entre razón de Estado y razón privada, entre sabiduría principesca e intereses de grupo, entre los que son políticamente adultos y los que continúan siendo niños…" (Idem, pág. 13). Ello, en referencia a nuestra profesión, lo lleva a precisar que "…al historiar este tipo de asuntos hay que plantear un cierto decurso paralelo entre historia de los hechos e historia de los problemas…" (Idem, pág. 14). Por lo que "…en las teorías de la decadencia del temprano taoísmo, que inscriben la propagación de los oficios urbanos y de las artes palaciegas en una historia universal de la degradación…" (Ibidem).
Bajo el título: "Atletismo de Estado. Sobre el espíritu de la megalopatía" (pp. 36-65) del mismo texto en referencia más arriba, propone que "…la política en sentido convencional ha nacido de la necesidad de responder a esta pregunta: ¿cómo puede un grupo –o digamos un sistema social- hacerse grande, o muy grande y, sin embargo, no fracasar en la tarea de trasmitir esa grandeza a las generaciones siguientes?...la autoridad emana en las representaciones…" (Idem, pp. 36-37 y pág. 61).
En estos días hemos venido leyendo con las calmas obligantes lo que podríamos calificar como una auto-biografía de Tirso Pinto ("Un tal Tirso Pinto, del perezjimenismo al betancourismo". Colección Historia Nº 2. Contraloría General de la República. Caracas, 2007, pp. 400) bajo la responsabilidad del Dr. Clodosbaldo Russián Uzcátegui, Contralor General para la época de la publicación. Permítasenos una "aneda". En uno de esos traslados desde Londres a Estocolmo para la rigurosa visita a una dama de origen turco, nos invitaron a una vinada con la degustación de ese exquisito queso sueco. Como, en aquellos temporales no perdíamos un boche, asistimos con todas las obligantes voluntades requeridas. En aquel aquelarre había una extensa fauna de presentes que, necesariamente, obligaban a "la perfección celestial" ante tantos "ojos azules". En algún momento, alguien se nos acercó para señalar y mencionar "…aquel es Tirso Pinto…". Lo observamos con detenimiento, en el marco del mayor respeto, of course. Nos pareció un "indio que no cabía en el cuero" como mencionara aquel importante personaje de principios del siglo XX venezolano. Era de conversar claro, transparente, preciso y directo. Un líder era, evidentemente.
Pero regresemos a su auto-biografía. La lectura nos cautivó por la mística que transmiten sus líneas, las del revolucionario con sólidos principios, del analista objetivo ante la adversidad, del decidido a asumir responsabilidades sin indecisiones, de un alma llena de humanidad más allá de lo cristiano hacia el sacrificio cristológico. Bien nos comunica Sloterdijk que "…hay que estudiar el catolicismo casi más como politólogo que como teólogo…" (Idem, pág. 59).
Hacemos referencia a la auto-biografía de Tirso Pinto porque, particularmente, nos llamó la atención, en el marco de las ideas y de ellas hacia el diseño de una política sustentada en la realidad-real, es decir, en objetividad sustentada en los "hechos cotidianos" cuando el proyecto fundamental es, en última instancia, el lógico desarrollo en perfectibilidad de la Revolución Bolivariana y Chavista, es decir, la Revolución socialista-venezolana porque sino como bien lo precisa Sloterdijk: "…la ignorancia está sentada en primera fila…" (Ibidem, pág. 72).
En ese marco referente, Tirso Pinto conversa con el lector y la lectora sobre la división en el seno del Partido Comunista Venezolano (PCV) durante aquellos difíciles momentos de la represión continuada que venía desde el Gobierno de don Rómulo Betancourt hacia los interiores del Gobierno de Raúl Leoni. División interesantemente descrita por el periodista Eleazar Díaz Rangel en su libro-memoria: "Cómo se dividió el P.C.V.". (Editorial Domingo Fuentes. Caracas, 1971, pp. 112). Descarnado en sus pensares, Tirso Pinto, sin dejar nada en el tintero, sobre lo fundamental, importante y sólida base sociológica, política e ideológica heredada de Argimiro Gabaldón en conjunción con la realidad primaria y original del proceso "en armas" confrontándose con la tesis del Otro de "la guerra por la guerra misma" (palabras nuestras). Nos enseña, la Historia Patria Contemporánea, Tirso Pinto cuando, además, señala que en algún momento de la represión se encontraban en diferentes cárceles unos 10 mil cuadros revolucionarios; es decir, en nuestra modesta conclusión, la sociología venezolana sustentada en su Historia es de inquietudes ante gobiernos que no comprenden, mejor, que no saben leer, lo situacional sociológico de las cotidianidades. Ello, inevitablemente, lleva al fracaso como se demostraría en aquellas divisiones arriba en referencia.
Regresemos al título propuesto. Es de cajón que la Revolución Bolivariana se sustenta en los votos depositados en elecciones libres, directas, secretas y vigiladas globalmente. La Revolución Bolivariana cual se sustenta en realidades pasadas revolucionarias ha adicionado en si misma toda la interpretación política-e-intelectual desarrollada por Chávez Frías con lo cual, Chávez Frías introdujo la obligante objetividad ante las realidades sociológicas, económicas e, incluso, sicológicas del Poder Popular.
Las elecciones próximas conllevarán la objetiva medición de las actuales realidades socio-económicas pero ellas van más allá no solo del hecho democrático de la votación y la escogencia de los representantes de toda la sociedad venezolana, de derechas y de izquierdas. Aunque serán una elecciones extremadamente complejas, contradictorias, contrastantes lo fundamental además de lograr obtener la mayoría revolucionaria, en lo cual no hay duda objetiva, es el desarrollo de la super-estructura en el Cuerpo Legislativo; es decir, así como Tirso Pinto supo leer aquellas realidades, la actual dirigencia revolucionaria y los nacionalistas deberán analizar que la próxima Asamblea elegida tendrá que ir más allá del Plan de la Patria cuando se tenga que confrontar Venezuela no solo con las realidades regionales, actualmente en curso, sino con escenarios de difícil predecir globalmente. Como lo expresara el actual Presidente de la Duma cuando señaló que la "crisis de la deuda estadounidense" promueve la confrontación bélica como así lo implica José Vicente Rangel Vale en su "nueva política Obama".
UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA.