En un reciente viaje que realicé por algunos países de Centroamérica pude constatar algo que puede sonar no muy novedoso para algunos, pero que vale la pena señalarlo con frecuencia: Nicaragua es el país con menor grado de inseguridad de la región y El Salvador y Honduras son los que contienen índices más preocupantes, alarmantes diría.
No me queda ninguna duda que detrás de esa delincuencia organizada, llámense pandillas, maras, bandas, está metida la mano siniestra del imperialismo yanqui. No casualmente las maras provienen de los Estados Unidos y sus comandos superiores siguen residenciados en Nueva York, exportando la violencia con fines tanto económicos como políticos.
El tráfico de drogas, armas, prostitución, contrabando, juego clandestino y otras expresiones del decadente sistema, no deja ocultar el involucramiento en estas prácticas de instituciones bancarias, políticos venales, policías corruptos, DEA, CIA, fuerzas paramilitares, etc. Es una maraña de intereses de tal magnitud que a veces condiciona políticas gubernamentales, pone y saca jueces, maneja fuerzas de seguridad, impone leyes, presiona a partidos políticos y llega a niveles tales de poder, que a veces llega a poner o sacar gobiernos enteros.
Subestimar hoy a la llamada delincuencia común es un garrafal error en que pueden caer las fuerzas progresistas. Salvo raras excepciones –la delincuencia "rateril", por ejemplo–, el resto responde a poderosos intereses, que son, necesariamente, intereses políticos.
Fue por los años ’80 aproximadamente cuando el Pentágono, tras agotar en parte la experiencia del control de las FFAA latinoamericanas, dirigió sus acciones al control de las policías. Intercambios de oficiales, provisión de vehículos, adecuación de alta tecnología en comunicaciones, adiestramiento, equipamiento de armamento, etcétera se fue incrementando año a año. La escuela de las Américas se cerraba, pero nuevas escuelas aparecían para nutrir de alumnos latinoamericanos a los expertos policías estadounidenses. La DEA y la lucha contra la droga fue el caballito de batalla para penetrar las fuerzas de seguridad locales hasta límites asombrosos.
Ejemplo de lo que aquí afirmamos los podemos encontrar en la Policía Metropolitana en Venezuela, haciendo de principal ariete en el golpe de estado del 2002, luego casi asesinando al presidente Correa en Ecuador, provocando la matanza que llevó a la destitución de Lugo en Paraguay, levantándose varias veces contra Evo Morales en Bolivia, jaqueando permanentemente el gobierno de Mauricio Funes y ahora el de Sánchez Cerén en El Salvador, cometiendo las atrocidades conocidas en México… Una verdadera situación preocupante para la región.
Nicaragua atendió la alerta temprana. La policía sandinista actuó y sigue actuando como un ejemplo para toda Nuestra América. Junto al pueblo, con las comunidades, con claridad política e ideológica, con apego absoluto a los Derechos Humanos, esa policía tiene que ser el espejo donde mirarnos.
Venezuela, desde que asumió el gobierno las fuerzas bolivarianas está en la mira del imperialismo. La delincuencia y por ende, la inseguridad es un problema grave para un gobierno que se ve asechado por todos los francos. Pero el Presidente Nicolás Maduro ha tomado el "toro por las astas". La Operación Liberación del Pueblo, lucha contra la delincuencia, y la apelación al pueblo para derrotar la guerra económica han comenzado a dar sus frutos.
Este viernes, como periodista, tuve la suerte de participar de un operativo realizado a cabo en el Municipio Colina del estado Falcón. Debo de afirmar que ese operativo me llenó de satisfacción.
En principio porque estuvo encabezado por el alcalde José Eduardo Martínez Coronado, más conocido como el Teniente Martínez, quien estaba acompañado por Carmen Pulgar Directora de Despacho y todos los directores y altos funcionarios de la alcaldía. Efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana comandados por el Capitán Rubio y Polifalcón (policía estadal) a cargo del Supervisor Jefe Edgar Sojo. Los tres entes desplegaron sus fuerzas con el objetivo de rastrear las calles de La Vela de Coro y detectar toda anomalía que se presentara. Más de cuatro horas duró el operativo, donde se inspeccionaron negocios, cargamentos, se labraron actas de infracción, se retuvieron motos a quienes transitaban fuera del horario permitido y sin su respectivo permiso, etcétera. Un operativo modelo.
Pero lo más importante fue constatar la reacción de los vecinos, de la comunidad. Ante cada acción desplegada durante el operativo el pueblo mostró su pleno apoyo y reconocimiento hacia las fuerzas de seguridad, como también hacia los funcionarios municipales actuantes. Las demostraciones de satisfacción de los vecinos se manifestaron en todo momento, afirmando una vez más, que el pueblo venezolano es amante de la paz y la justicia.
El Teniente Martínez, alcalde por el PSUV, parece seguir aquello que nos decía Chávez sobre el trabajo de un alcalde: "Mire, si yo fuera alcalde, andaría todos los días en la calle, visitando un día a un barrio, visitando al otro, a los muchachitos… llévense los equipos de ustedes, empújenlos, hay muchos que terminan siendo burócratas de escritorio y de aire acondicionado ¡No! En la calle vamos a ponernos los zapatos del socialismo". La tarea que está realizando esa alcaldía merece ser mencionada.
Venezuela debe erradicar las prácticas delictivas, que incluye la guerra económica. Unos cometen el robo con un revólver en la mano, pero otros lo hacen remarcando los precios, bachaqueando, acaparando, especulando. El gobierno revolucionario está empeñado en terminar con esas prácticas delictivas, derrotar la delincuencia en todos los terrenos. Acciones de la naturaleza de las que despliega la Alcaldía de Colina son un ejemplo para afianzar la lucha por el socialismo, la justicia y la paz.
