La necesidad de conocer y reconocer en el adversario sus puntos fuertes y débiles a fin de establecer comparaciones respecto a las propias fortalezas o debilidades, así como las posibles acciones de respuesta que conformarían nuestra estrategia-táctica de defensa y contraataque en una eventual confrontación, constituye un elemento sustancial del pensamiento estratégico de data milenaria, aunque atribuido al general chino Zun Tsu (513 a. C.).
Hoy por hoy es innegable el alcance integral e integrador de lo estratégico en todos los campos del conocimiento, aunque absolutamente evidente en el tema agroalimentario, aspecto que ha cobrado relevancia en los últimos tiempos, no tanto por su impacto coyuntural, sino por la connotación estructural política, económica, ambiental y social que le otorgan un significativo posicionamiento nacional e internacionalmente.
Al respecto consideramos necesario reconocer al capitalismo su gran condición mimética, entendida como la capacidad para adaptarse, imitar o disfrazarse de algo que ciertamente no es pero que parece serlo, para lo cual se apoya en todo un bagaje teórico que eventualmente llega a convencernos, o al menos confundirnos con sus propuestas conceptuales.
De esta manera el sistema mundo capitalista surgido de la segunda guerra mundial, nos confundió en la década de 1960 con el concepto de la "Seguridad Alimentaria" y hasta nos convenció de que era la panacea para resolver los problemas de hambruna mundial, los que se resolverían al garantizar "la disponibilidad suficiente y estable de alimentos" mediante más y más producción, incorporando a la actividad agrícola más y más superficie de tierra ocupada por bosques "inútiles"; adicionalmente se debía incrementar más y más el rendimiento por hectárea y de la fuerza de trabajo, mediante nuevas orientaciones agrupadas en "paquetes tecnológicos", con asistencia del conocimiento técnico y el uso maquinarias y productos químicos que facilitan la eliminación rápida de "malezas" y matan a los "bichos" que se comen los cultivos…
A todo ese "progresismo" en el campo se le conoció como la "revolución verde" ya que implicó transformaciones en las fronteras productivas para el agronegocio, esto es, convertir a los productos alimenticios en "mercancías" como base del sistema capitalista, cuya producción debió incrementarse para ser cotizadas y comercializadas en los mercados, aunque no fuesen consumidas por la gente.
Es así que la "Seguridad Alimentaria" de la revolución verde capitalista-neoliberal de ningún modo procuró mejorar las condiciones y posibilidades alimenticias reales de la gente, sino todo lo contrario: impuso un modelo basado en el "productivismo en serie" (ya probado en otras industrias del gran capital), adaptado como monocultivos sobre grandes extensiones; para ello destruyó la naturaleza contaminando suelos, agua y aire además de acabar con la biodiversidad a través de los agrotóxicos; pero tal vez lo más efectivo fue la modificación de los patrones de consumo imponiendo, con gran "seguridad", la homogeneidad alimentaria.
Tanto nos confundió y convenció, que en Venezuela la "Seguridad Alimentaria" tiene rango constitucional, pues el artículo 305 la refiere como: "la disponibilidad suficiente y estable de alimentos en el ámbito nacional y el acceso oportuno y permanente a éstos por parte del público consumidor…", cualquier parecido no es pura coincidencia.
Personalmente no tenemos la menor duda sobre la visión de "agronegocio" que subyace en el espíritu del constituyente, por ignorancia o por interés. Igualmente creemos que la Seguridad y la Soberanía Alimentaria son categorías confrontadas entre sí por incompatibilidad estructural con el Socialismo. No obstante puede que coyunturalmente, como escenario predilecto del capitalismo, la primera se mimetice a la segunda, máxime en un país rentístico-petrolero.
En función a ello cada día nos convencemos más del gran pensamiento estratégico del Comandante Chávez, quien pronto descubrió el "gazapo" constitucional y abrazó el concepto de la "Soberanía Alimentaria" (también milenario aunque atribuido a la Vía Campesina desde 1996), en el que se asume el derecho humano a la producción para satisfacer sus necesidades alimenticias, en equilibrio con el derecho de la naturaleza a ser preservada. Es así que Chávez promulgó la Ley Orgánica de Seguridad y Soberanía Agroalimentaria (LOSSA, 2004), y estableció taxativamente en el Objetivo Nacional Nº 1.4 del Plan de la Patria: "Lograr la SOBERANÍA ALIMENTARIA para garantizar el sagrado derecho a la alimentación de nuestro pueblo".
Por ello coincidimos con la colega de la UPTBAL, quien afirma que en procura de "disponibilidad suficiente y estable de alimentos" seguimos importando productos terminados, materia prima y tecnología productiva, es decir: sacrificamos la Soberanía Alimentaria de la Revolución Bolivariana en favor de la seguridad alimentaria de la revolución verde.
Necesario es tener estratégicamente bien claro que sin Soberanía Alimentaria jamás construiremos Socialismo y mucho menos mantendremos la Patria...