Frontera: ¿Colonialismo o soberanía; OEA o Unasur?

El Presidente Nicolás Maduro ha mostrado, en el impase que se presenta en las relaciones binacionales, que tiene los reflejos muy despiertos, que reacciona rápido y con certeza frente a la negligencia y estolidez de Santos, frente a la mala fe de la respuesta de la clase gobernante de la Casa de Nariño, que acude a todo tipo de artimañas, para desconocer los graves problemas que han derivado en el cierre de la frontera.

Desde Bogotá construyen políticas montadas sobre el absurdo. Que la frontera se tensiona por Caracas para sacar ventajas electorales sobre la oposición; que se quiere distraer la pretendida quiebra de la economía; que el inviable modelo castrochavista; que el desconocimiento de la economía de mercado; que el desconocimiento de los derechos humanos, y por eso han procedido Fiscal y Procurador con amenazas en la CPI pidiendo la captura del Presidente Maduro y sus Ministros. Deliran. En fin.

Hoy han escalado las infamias. Todo es consecuencia de la disputa entre dos carteles del narcotráfico que se pelean la ruta de la frontera entre Cúcuta y el Táchira. Resultado de una feroz lucha por el poder para ver quién se queda con todo.

Con esas absurdas premisas formulan planes llenos de incoherencia. Dan palos de ciego. Complican todo. Dicen saber que chocan dos modelos políticos y económicos pero desconocen las implicaciones de tal hecho. Su fantasía neoliberal y violenta no admite oposiciones o alternativas. El socialismo es contra natura; aberración de mentes alucinadas y enfermas. Para ellos lo obvio es la explotación, la renta, la exclusión, la ventaja, el atropello, el desplazamiento, la violencia paramilitar.

Santos quedó desubicado, lo de la OEA lo dejó zombi. Dura derrota en su propia casa. No sabe qué camino coger. Lo mejor es que se serene y escuche las propuestas de Maduro. Que entienda que América Latina y el mundo han cambiado, que las épocas del colonialismo cerrado y la sujeción incondicional al imperio van siendo cosas del pasado. Hoy vivimos momentos de unidad popular, de soberanía, de multipolaridad, de independencia de los pueblos y naciones que exploran nuevos rumbos para nuestras sociedades. Uno de esos es Unasur, así les disguste. Mala cosa que la quieran destruir aconsejados por la ultraderecha recalcitrante del uribismo.

La salida a la crisis, tal como lo propone desde Miraflores es construir una nueva frontera sin bandas paramilitares asesinas, sin contrabando que atropella la seguridad económica de los venezolanos, sin trasiego ilegal de combustibles, sin manipulación monetaria y sin redes mediáticas embusteras que todo lo distorsionan.

Es así como coexisten pueblos civilizados, sociedades equilibradas.

Ahora bien. No todo en esta crisis, que por cierto viene de lejos y va para largo, pues es un escenario de lucha de clases, de dura contradicción entre la reacción y el progreso con derechos populares, tiene su lado positivo. El choque ha causado estragos en el viejo dispositivo institucional de la política exterior de Bogota. Ha provocado desazón y desconcierto en la elite oligárquica santanderista.

Eso se refleja en la consideración de diversos sectores de la llamada opinión pública que modela la gran prensa capitalina.

Veamos.

Esto dice en El Tiempo de Bogota, Rudolf Hommes, quien implanto el neoliberalismo y el libre comercio en Colombia durante el gobierno de Cesar Gaviria:

"La Cancillería colombiana está evidentemente en crisis. Debe emprender una reforma a fondo de sus procedimientos, de sus doctrinas, de su manera de pensar. Desde hace años la diplomacia venezolana la ha aislado en el continente, con la complicidad de Brasil, y la ha mantenido en jaque con su capacidad... Haber perdido frente a Nicaragua en La Haya no solamente fue doloroso y humillante, sino desconcertante. Un gobierno regido por un tirano de pacotilla (sic) nos derrotó en buena lid en derecho internacional, campo que hasta entonces había sido considerado nuestro fuerte y en el que habíamos desarrollado una aparente destreza que nos hacía sentir seguros en el hemisferio, a la postre sin fundamento.

"A esto hay que sumarle los reveses sufridos la semana pasada. Primero, el veto de Venezuela en Unasur y el "fiasco del intento de convocar a conferencia conjunta a los cancilleres de la OEA", sin haber asegurado previamente que Colombia contaba con los votos. Tardíamente se comprobó que Venezuela ha conseguido marginar a Colombia y que la elección de Ernesto Samper en Unasur había dado lugar a una quinta columna contra Colombia en esa organización.

"Los lamentos públicos de la Canciller, sorprendida por la ausencia de solidaridad y por la negativa de las cancillerías de muchos de nuestros vecinos a que Colombia denunciara los abusos de Venezuela en la OEA, hicieron evidente otra debilidad de la diplomacia colombiana. Se han venido abajo en la región el marco conceptual y el conjunto de reglas, de convenciones y de valores con las que operaban, y ha sido sustituido por otro en el que no sabe cómo actuar. El ámbito es otro ahora. Ha cambiado el lenguaje, el contenido de valor es distinto" (http://bit.ly/1g4l3gt).

Quedaron ciegos estos tipos. Viven en el siglo XX.

Miren este otro. La voz de la socialdemocracia ultra liberal. Guillermo Perry, lumbrera del neodesarrollismo.

"…..lo sucedido también nos obliga a reflexionar sobre las falencias de nuestra política exterior. Algo debemos de estar haciendo mal para perder en la OEA, en un caso en el que tenemos todas las razones de nuestro lado. Como algo hicimos mal para que Nicaragua nos hubiera cogido tanta ventaja en el tribunal de La Haya.

"Aplaudimos el exitoso viraje inicial de la política exterior en la primera administración Santos. Veníamos de poner todos los huevos en una sola canasta (la relación ‘especial’ con la administración Bush), lo que nos llevó a una posición de considerable aislamiento en la región y en el mundo y nos perjudicó incluso en la relación con los EE. UU. En efecto, cuando los demócratas hicieron mayoría en el Congreso norteamericano demoraron durante varios años la firma del tratado de libre comercio negociado entre los dos países. Pasamos de esa precaria situación a estar de moda y a recibir apoyo generalizado para iniciativas importantes, como las negociaciones de paz en La Habana. Aunque nunca se convirtió en nuestro ‘nuevo mejor amigo’, es cierto que Chávez pasó de prestar apoyos desembozados a la operación de las Farc a influir en que se sentaran a negociar.

"Sin embargo, la administración Santos reaccionó después tarde y débilmente…. ante el intento de Maduro por desconocer nuestra integridad territorial y por culpar a Colombia de los graves problemas internos que el régimen chavista ha ocasionado en nuestro país hermano.

"Por eso los últimos eventos nos cogieron con los calzones abajo.

"En el caso de Nicaragua hubo también errores serios, cometidos por varias administraciones anteriores, y el gobierno Santos no reaccionó bien ante el fallo adverso en La Haya.

"Y estas no han sido las únicas fallas de nuestra política exterior. Tuvimos un descuido grave al no haber ingresado a la Asociación del Pacífico Este en los años noventa, como sí lo hicieron Chile, México y Perú. Y por ese error hoy estamos por fuera de la negociación comercial más importante del globo: la transpacífica. Y aún hoy día no tenemos una política efectiva en relación con el segundo país más importante del globo: China. Hasta Maduro ha comprendido que esa relación hay que cultivarla (por eso andaba por allá) y le saca mucho jugo.

"Más allá de los errores anecdóticos, achacables a los cancilleres, lo que esta cadena de falencias indica es un problema estructural en nuestro servicio exterior. Es indispensable fortalecerlo, y los presidentes tienen que dejar la mala costumbre de nombrar como embajadores a sus aliados políticos o a sus amigos personales" (http://bit.ly/1QhY7Ys).

En esas estamos. Y para empeorar quieren sacar a Venezuela como país garante de los diálogos de paz con las Farc y el ELN. Son de una torpeza absoluta. Le dan al muro con la cabeza para ver quien se rompe primero.

Lo que procede es encontrarse cara a cara, dársela mano entre los dos Presidentes, y dejar las amenazas y el tono amargado de quien reniega de los ritmos y el folclor que hermana a nuestros pueblos. Mas pollera colora y joropo, menos insultos y mentiras, señor Santos.



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Horacio Duque

Politólogo e historiador.

 horacioduquegiraldo@gmail.com      @horacio_DG

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