Gracias a la Comisión Presidencial para la Conmemoración del
Bicentenario de la Carta de Jamaica, pudimos conocer el manuscrito
original de Bolívar, que reposa en el archivo histórico del banco
central del Ecuador. Hay elementos en la carta de Jamaica que en mi
opinión le dan un carácter invaluable. Simón Bolívar, hace un intento
por describir la naturaleza de los procesos sincréticos que dan cuenta
de nuestra identidad, así mismo desglosa las razones, que precisamente
dos siglos después, alimentarían los fundamentos teóricos de nuestro
Plan de la Patria.
También, deja por sentado la aspiración bolivariana, de una América
unida, por nuestra gloria y libertad. De esta manera, Bolívar plantea
que la complicidad de la Europa ilustrada, así como de nuestros
hermanos del norte, que permanecían en silencio ante imperio español
que fundaban su prosperidad en el saqueo, el robo, la violencia sobre
nuestros pueblos y por su codicia estaban acabando con una enorme
potencialidad de equilibrio planetario.
Bolívar con una extraordinaria inteligencia cínica le manifiesta a
aquel caballero de isla, bueno que se siente conmovido por esa especie
de lástima que siente aquel hombre por los "tormentos" que padecía
nuestra patria, pero que se declaraba incapaz de responder a sus
preguntas, por la falta de libros y conocimientos sobre este país tan
inmenso, y que ni siquiera Humboldt, lo podría hacer con exactitud.
En este sentido, Bolívar le responde con una clase magistral,
manifestado que nuestro proyecto de patria, ese reivindicaría Chávez
años después, solo puede ser comprendido en nuestros tiempos, nuestros
principios, nuestra manera de hacer política y de comprender lo
político, no puede ser percibido con los ojos de la barbarie, de la
perversidad, del frenesí sanguinario de un sistema que se honra con la
crueldad, al que lo humano le es ajeno.
Bolívar plantea algo que Chávez siempre tuvo claro, y es que los
estados son esclavos por la naturaleza de su constitución o por el
abuso de ella, y el pueblo es esclavo cuando el gobierno por su
esencia usurpa los derechos de los ciudadanos, sometiéndolos a una
infancia permanente, por eso nuestro proyecto, de Bolívar a Chávez, es
un proyecto humanista, donde el fin, es que los seres humanos que han
vivido oprimidos, excluidos, maltratados tengan justicia, y eso
depende de los esfuerzos que hagamos para lograrlo.
Nuestros modos distan mucho de las prácticas que en aquel tiempo tenía
el imperio español, y hoy tiene el imperio norteamericano, las
fronteras que nos divide de ellos además de físicas, son espirituales.
Bolívar, en la carta de Jamaica, cita el caso del virreinato de Perú,
describiéndolo como era el más sumiso a pesar de ser el que más
sacrificios se le habían arrancado a nombre del rey. Nosotr@s hoy
podemos citar el caso de Colombia, un estado que es humillado,
maltratado, usado por el imperio norteamericano, donde impera el más
aberrante exclusión social, explotación de sus recursos por intereses
trasnacionales y allí están, llevando coñazos por los gringos, y esa
vaina no les causa indignación, como tampoco la violencia paramilitar
que los afecta y nos afecta.
Por este motivo, nuestra esperanza no puede, ni debe ser, la creada
por el capital, no puede ser la que nos vende la santa "Maria Corina"
con esa estrategia balurde de agárranos a lazo con las mismas
simbologías religiosas que por tantos siglos nos subyugaron, ni esa
visión de "justicia" que tienen la derecha nacional e internacional,
donde muestran indignación porque un bandido rico como Leopoldo López,
va a la cárcel, pero no les da ni cosquilla la manera como asesinaron
a Robet Serra porque este era un referente de la revolución
bolivariana.
Nuestra esperanza, esa que reivindicó Chávez, al ir mucho más allá
que Bolívar al reconocer nuestros componentes africanos, en la
conformación de lo que somos, es sin duda la luz que nos guía en
nuestro fin de lograr la emancipación, tirar las cadenas que nos
nublan el pensamiento. Las luchas que hoy emprendemos no son por
desesperación, sino por indignación, por despecho por las injusticias
que llevamos siglos arrastrando.
En este mar de complejidades extraordinarias, nuestro proyecto de
unión latinoamericana y caribeña, nuestro proyecto de patria, viene
escrito con la victoria sobre la muerte, la trascendencia, porque
nuestra existencia, nuestra belleza, nuestro orgullo se ha sobrepuesto
a la muerte, a la soledad, a la devastación, a la tristeza.
Venezuela esta llamada hoy a tirar los vicios que heredamos del
imperio español, en todos los niveles de poder, porque como señalaba
Bolívar, Venezuela ha sido el estado que más ha adelantado en
instituciones políticas pero también ha sido el país más ineficaz al
respecto.