Hablando del "chavismo excecrado", en Mérida tenemos al grupo CHAMA

Agradable sorpresa de haber podido leer el artículo "chavismo excecrado" que hoy domingo (27/09) publica la periodista Maryclen Stelling. Ella se sorprende cuando una persona que la atendía mientras compraba una bebida, la identifica y le pide que apoye y ayude al "chavismo execrado".

En Mérida los execrados, somos un grupo de vieja data, es tal que yo los bauticé con nombre propio: "Los Chamistas", integrantes todos del grupo CHA-MA: (Chavistas Maltratados.) Tal como los describe la periodistas: "grupo de personas, hombres y mujeres injustamente repudiados, apartados, estigmatizados y que gozan de legitimidad social y política". Son militantes del PSUV , dan su vida por el chavismo, defienden a capa y espada al gobierno, pero cometieron el "grave error", de no haber coincidido en determinado momento, con los planes de alguno(s) de los lideres fundamentalistas del partido. Por ejemplo, no haber apoyado ciegamente al Fanta, al Coco Reyes, o a Carlitos, por nombrar algunos, en sus aspiraciones políticas.

En Mérida hemos tenido durante tres lustros a gobernadores que apoyados por el Comandante Chávez recibieron el beneplácito de los votos del chavismo. Decíamos, votamos por ellos si el Comandante da la orden. Los tres llegaron al poder y cada uno de ellos hicieron lo que les dio su soberanísimas ganas, obviando las instrucciones que emanaban del líder . Es tal que uno de esos gobernadores llegó a ufanarse diciendo que: "En Miraflores manda Chávez y aquí mando yo".

La periodista define el verbo Execrar y dice que "…es sinónimo de abominar, aborrecer, odiar, vituperar, detestar desde el fondo del alma y tener una profunda aversión…" Eso , más o menos es lo que siente sobre sí el execrado CHAMISTA, que sobrevive dentro del entorno chavista, sabiendo que no lo quieren, pero que no puede irse porque cree en un proyecto histórico de justicia por el cual ha luchado.

El CHAMISTA, llega a esa condición por un proceso de estigmatización que lo ha desacreditado dentro de las filas del partido, quedando reducido a las categorías de personas devaluadas, excluida para cualquier ascenso dentro de la pirámide que conforma la estructura de poder. "No le dicen perro, pero le enseñan el tramojo"

EL CHAMISTA, solamente es necesario para dar su voto, apoyar a uno que otro líder fundamentalista, pero no para acceder a cargos en los que pudieran poner en peligro la "lealtad" que se le exige para defender a ultranza al jefe que le pudiera asignar algún cargo de confianza. En otras palabras, CHAMISTA, es todo aquel que no soporta un "bozal de arepas". No es de fiar en cualquier momento se pone "cómico". Mi experiencia en Mérida es que: "quien no sigue "línea, no va pal baile". Esto crea una disyuntiva que crea categorizaciones: "los buenos y los malos. "Los de aquí y los de allá". "Los que tienen chance y los que no." "Los elegibles y los que no podrán optar a nada.". "Los que están con el proceso y los que no "están claros".

Así que la existencia de una " identidad social estigmatizada, denominada chavismo execrado", es un hecho histórico nacido en el contexto de las luchas de clases, que en lo interior se da en este proceso revolucionario. Lo cruel de todo esto es que es una lucha interna y además muchas veces, se emplean armas más deleznables, que las que se usan contra el enemigo externo.

Mientras haya CHAMISTAS existe la esperanza de retomar el camino perdido. Los contestatarios siempre han sido un mal necesario. En ningún grupo formado por humanos y menos haciendo política se ha logrado la unanimidad total, eso iría contra las leyes de la dialéctica.



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Juan Veroes


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