Pildoritas 94 (año VIII)

A grandes males, grandes remedios

Sabemos que ya no queda la menor duda que la guerra económica que ha traído como consecuencias el desabastecimiento, el acaparamiento, la especulación desmedida, las colas que no se acaban, todo perfectamente ideado, planificado e implementado de manera efectiva, con el fin de soliviantar al mayor numero ciudadanos contra la acción del gobierno, para hacerlo aparecer como ineficiente y por esa vía lograr el objetivo principal que no es otro que acabar con la Revolución y entregarle el país al amo real que es el imperialismo, que como sabemos y así lo ha declarado nos ve como un verdadero peligro en su afán de conquista.

Hemos visto como el discurso de la derecha se ha centrado, no en mostrar un proyecto diferente de país, algo que nunca han tenido, sino en afirmar que este gobierno fracasó y su prueba es que con él, el pueblo está pasando hambre, no consigue los productos indispensables para la dieta y demás actividades propias llámense aseo personal, medicamentos, repuestos, materias primas etc. y por lo tanto lo que hay es una especie de parálisis en detrimento del pueblo que se incrementa casi a diario, en la calidad de vida de los venezolanos.

Hemos oído de boca de la derecha que apenas ganen las elecciones todos los productos van a aparecer como por arte de magia, lo cual sabemos sería imposible si no fuese porque son ellos quienes han creado esta situación que vivimos y padecemos, al lograr sumar a sus perversas estrategias de lucha a la mayoría de quienes manejan los hilos de la producción y la distribución de bienes y servicios, que desde los más poderosos se han sumado de manera activa y comprometida y que han arrastrado al resto incluidos pequeños abastos y bodegas, simplemente porque ven la oportunidad de aprovecharse de las circunstancias para meterse en el bolsillo un dinero fácil sin pensar en el daño que le hacen a sus semejantes.

Es cierto que con el cierre de la frontera han aparecido, pero como estrellas fugaces algunos productos a los que hacía mucho tiempo no se les veía la cara, pero de esto se han aprovechado los conspiradores y entonces quienes logran tener acceso a dichos productos son la legión de bachaqueros que como sabemos conforman el ejercito de operadores, unos entrenados y que prácticamente son nomina en esta guerra y otros por generación espontánea que han surgido por lo atractivo de la ilícita actividad, y entonces como las colas persisten inalterables, porque es mentira que desaparecieron como han dicho algunos medios, la estrategia es anunciar que tal o cual producto se terminó y así causar la consecuente frustración y rabia de la gente que en su mayoría le achaca la culpa al gobierno, logrando así un objetivo básico de esta guerra, en la que se aprovechan de todo para alimentarla.

Otra medida que se ha convertido en contraproducente es la de fijar los terminales de números de cedula para el acceso a los alimentos y otros útiles, por lo general cada persona tiene dos días por semana para comprar, pero resulta que un buen porcentaje de personas trabaja, apenas tiene tiempo para ir de su casa al trabajo y como no puede planificar una compra que pueda hacer sin que se encuentre con una cola que afectaría su horario laboral, pues simplemente no puede.

Seguro habrá quien riposte que para ello tienen sábado y domingo, es verdad, pero es que no existe la garantía de que va a conseguir lo que necesita y de haberlo, es posible que precisamente por la acción de los bachaqueros, previamente avisados, lo que se lleve es una frustración más y si no tiene la debida entereza y conciencia de que el culpable de su padecimiento es otro y no el gobierno, va a ser una nueva conquista de una nueva voluntad que se sume a quienes irán a votar utilizando el voto como castigo o que simplemente se abstengan.

Por lo tanto y como producto de ser una víctima de esta guerra, junto con mi familia, amigos, conocidos y vecinos, creo que estoy en la capacidad de afirmar que todo lo que se ha hecho hasta ahora, llámese golpes al acaparamiento pues se han hecho algunos decomisos, llámese multas, inclusive cárcel, implementación de compras con terminales de cédula etc. no han surtido el efecto esperado que no va a cesar mientras, como sí sucedió con la gasolina, no desaparezcan las colas y todos los productos regresen a los anaqueles, de otra manera lo que estamos haciendo es ponerle en bandeja de plata el triunfo a la derecha, que cree que ya el mandado está hecho y por ello anuncian casi que una tabula raza contra las instituciones o una caída y mesa limpia como dirían algunos.

No queda otra alternativa que proceder a tomar decisiones heroicas, por aquello de que "para grandes males, grandes remedios" y esas medidas tienen que pasar por la toma de los medios de producción para poner a producir a los que han parado y hacer que los que lo hacen a media máquina lo hagan de forma total y partir de allí que sea el gobierno quien de manera temporal, distribuya todos los productos perecederos o no de origen venezolano, que en su mayoría han sido sacados del mercado o que aparecen por goteo.

De igual forma se debe actuar con las importaciones hechas por empresas privadas para hacerle seguimiento, yo diría, desde que salen del país exportador y desde los puertos para igualmente proceder a garantizar la distribución hacia los verdaderos destinos que no son otros que los hogares de los venezolanos de forma efectiva, sin colas, sin numeritos de cédula, sin el "se acabó", que ahora son el pan nuestro de cada día, y sin bachaqueros que para nada han mermado con el cierre de la frontera, pues quienes se están dedicando a esta práctica maligna siguen revendiéndole a los especuladores, o acopiando, en la espera de la apertura fronteriza y es esa la razón por la cual no se nota, al menos en el acceso del pueblo a los productos, un beneficio significativo.

Veremos……

 



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Saúl Molina


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