El inventario de sepultureros del pueblo chavista es muy variado y se alborota cada vez que se acercan las elecciones. Curiosa coincidencia.
En primer lugar está el imperio, que no solamente proclama informativamente la muerte e inutilidad de la Revolución sino que obra activamente para ello, financiando y fomentando la conspiración y el cerco internacional. Algún que otro Presidente vecino, puede ser incluido en esta especie, a cuenta de vocero que repite lo que dicen los amos del norte y guinda de la torta de mentiras.
Le sigue, muy de cerca, la derecha criolla, revolviéndose en sus contradicciones internas, saboteando cualquier plan del gobierno bolivariano y pregonando el apocalipsis.
No se quedan atrás los que, decepcionados al confundir al proceso bolivariano con un puntofijismo "decente", terminaron en la oposición cerrando filas con AD, COPEI y sus nuevos clones, abandonando las esperanzas de los humildes y desapareciendo del escenario para siempre. A los traidores no los quieren ni en su casa.
Algunos, un poco más mañosos, intentan seducirnos con sus cantos de ballena, ofreciéndonos la conciliación de clases, mientras ponderan las supuestas ventajas de la socialdemocracia. "Chávez ya murió, se impone otra realidad", nos dicen, mientras sacan las cuentas de lo que les significaría poner las manos en PDVSA y reducir el gasto social que asigna el Estado.
Unos cuantos, ante el enorme cúmulo de dificultades, se declararon vencidos, dedicándose a las faenas personales y familiares. Por lo menos estos, evitaron el oprobio de pasarse a las filas enemigas.
Otros, a falta de temple e infantilmente frustrados ante las dificultades que afrontamos y los posibles errores que se cometen, confundieron al gobierno con el pueblo revolucionario y, sin ofrecer una vía revolucionaria clara y transitable, se dedican ahora a promover el desaliento, con un pesimismo que, pese a sus consignas de panfleto, conlleva a la desmovilización y el derrotismo. Sé perfectamente que, quienes hemos ejercido funciones de Estado o la dirección partidaria, podemos cometer errores al no considerar o procesar las críticas de la manera más adecuada. En el candelero de la árena política, a veces cuesta mucho dar con el método adecuado para procesar las diferencias. Por otro lado, el tono y la manera visceral en que muchas veces son formuladas, deja el camino abierto para que sean desestimadas o, en el peor de los casos, enmarañadas en las maquinaciones y calumnias de la reacción. Sin embargo, por elemental respeto al sentimiento del pueblo revolucionario, nada justifica dedicarse a las salmodias funerarias, renegando de la memoria del Presidente Chávez y de la inmensa multitud que sigue andando por el camino que nos dejó.
Todos los que han anunciado la muerte del chavismo, no han ofrecido más que la guillotina capitalista o el salto al vacío de la confusión y la ausencia de alternativas. A uno de esos dos barrancos, nos invitan a retroceder todos estos pregoneros. A gente tan pavosa y extraviada, no le dedicaré más palabras ni atención. En cambio, bienvenida sea la crítica constructiva y movilizadora.
Muchos capítulos nos faltan por escribir en la historia, compatriotas. El pueblo bolivariano y chavista seguirá siendo y construyendo la posibilidad de un mejor porvenir.