Se me había olvidado el 12 de octubre; son vainas de los jubilados, la agenda abierta y hasta ociosa y, ahora con el deseo de escribir algo, más por costumbre y disciplina, se me vino a la memoria que hoy es ese día y siendo la 1 de la tarde, si opto por escribir por lo que conmemoramos o recordamos, porque como acaba decir la alcaldesa de Barcelona, España, no podemos celebrar aquel genocidio, debo hacerlo justo ahora para que no salga mañana, no tendría el sentido que ahora le asigno. Dispongo pues de muy poco tiempo más porque ahora mismo debo salir de viaje, voy a Cumaná para lo que no necesito dólares.
Hoy se habla de la resistencia indígena, con propiedad y no de aquella manera cursi y alcahueta de "día de la raza". Y alcanza mayor significación lo de la resistencia entre nosotros, porque la conquista de nuestro territorio, el venezolano, fue larga y demasiado cruenta; o mejor fue sangrienta y cruel la defensa indígena de su espacio. Entre el día del arribo de Colón a Macuro, oriente venezolano, y el inicio de la colonización, transcurrieron más de 200 años, invertidos en destruir nuestra población indígena y toda su cultura. Además, todo el proceso fue violento. Cuando el conquistador usó de la mujer indígena o la esclava, lo que ya fue un acto violento, lo hizo mediante la fuerza y la imposición. De manera que los mestizos genéticos, lo fueron a la fuerza. Impusieron la lengua y la religión a latigazos y tortura, olvidando que los árabes, quienes dominaron antes a España por ochocientos años, jamás incurrieron en barbaries como esas, más bien, pese a tener el control militar de la zona, fueron excesivamente respetuosos de los valores culturales, entre estos la lengua y religión. Expulsados los árabes de España, allí se mantuvo el predominio de lo que ahora llaman español y el cristianismo. En cambio nosotros resultamos una cultura mestiza más por la fuerza que por otra cosa. Por lo que no queda otra alternativa que poner énfasis en la resistencia; más si como dijese Darcy Ribeiro, en "El Proceso Civilizatorio", aquí lo que hubo fue un desfase, cuando un tren descarriló a otro que traía su línea y ritmo de desarrollo pertinente.
En el Caribe, siempre llama la atención como las culturas indígenas desaparecieron, tanto que entre los pobladores predomina la ascendencia afrodescendiente. ¿Qué se hicieron los indígenas, los indios Caribes que fue la población originaria, ama de esas islas? Pues los conquistadores los exterminaron por altivos y resistentes. Optaron por repoblar con abundante mano esclava. La que en Haití luego se alzó en armas, hasta se hizo licantrópica y terminó formando la primera república americana.
En el norte del continente fue aun más cruel. Siquiera, el español podía, por disposición de la ley venir a nuestras tierras soltero, lo que por la fuerza, método generalmente utilizado, sumisión y quizás la seducción en veces, favoreció se extendiese el mestizaje y produjese algunos efectos positivos. En cambio el inglés, por obligación, debió venir con su esposa y hasta con familia completa, lo que se tradujo en una mayor diferenciación y más violencia en el trato con la gente y la ocupación de los ricos territorios de los habitantes primigenios y verdaderos propietarios, si aplicamos la propia lógica de los capitalistas que animaba a los conquistadores. Por ese violento proceso la inmensa población indígena del territorio que ahora es Estados Unidos fue también exterminada o reducida pequeñas "reservaciones", espacios muy parecidos a una inmensa cárcel.
Las altas culturas americanas, como aztecas, mayas e Incas, por sólo nombrar tres, formaban naciones; estaban en estadios superiores. Esta circunstancia favoreció los planes de los conquistadores, a quienes les bastó dominar los grandes centros de poder para llegar al control de aquellas sociedades todas. Lo que no significa que no fuese violenta la conquista.
Las culturas nuestras, del espacio que bautizaron como Venezuela, sobre todo las del oriente y parte del centro del país, eran predominantemente tribus dispersas, independientes unas de otras; no formaban naciones, lo que significa que no había poder centralizado, circunstancia que obligó al conquistador tener que enfrentar encarnizadamente a cada una de ellas, no ya para conquistarlas sino exterminarlas.
Es más, una tribu sometida, cercada y prisionera, solía soliviantarse y volver al combate con la misma fiereza. Para evitar este contratiempo, el español profundizó su violencia, crueldad y capacidad de exterminio.
Por eso, nuestra relación con el español fue de una violencia mayúscula y el nivel de criminalidad y abuso del conquistador llegó al extremo tal que no hay adjetivo adecuado para calificarlo.
Hablar de día de la raza, como sugerir una mezcla armoniosa entre europeos y los nuestros es una simple cursilería. La resistencia indígena, expresa bien lo sucedido. Esa violencia desatada sin límites, además contra una población a la que se le inventó no tener alma, lo que significaba no eran gente, no merece celebrarse, como hemos dicho, creo que ni hasta descansar.
De manera que la violencia que ahora se nos impone viene de lejos, pues es la cultura colonizadora y si aquella vez fue el oro, después las tierras, ahora sigue siendo lo mismo más el petróleo.
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