Esa es la conclusión que yo saco al oír al actual Vice-presidente de la República Jorge Arreaza explicar cómo se van a implementar las nuevas medidas para frenar los precios especulativos de las mercancías y alimentos que lanzan al mercado nuestros voraces capitalistas. ¡Más "Cándido" y me mato!, exclamaría un chamo de esta era.
Yo me estuve devanando los sesos para adivinar quién fue el que aconsejó al Presidente Nicolás Maduro, para que usara sus poderes habilitantes en crear una Ley de Precios Justos. Nunca se me hubiera ocurrido que el yerno del Comandante Eterno fuera el que le aconsejara semejante barbaridad y menos que el Presidente le siguiera la corriente. Pensar en un Capitalismo con Precios Justos es como imaginarse a un tigre hambriento conviviendo con un tierno cordero. Si algo hay incompatible es la Justicia y el Capitalismo.
Darse cuenta, después de casi dos años, que los capitalistas venezolanos son los más trúhanes del planeta y que no tienen paz con la miseria, es una muestra de no estar pisando tierra. La candidez de Arreaza es sublime y llega al paroxismo cuando dice que habló con el presidente de Corpoindustria (Pérez Abad) y éste le había asegurado que ahora si los empresarios van a respetar las nuevas normas para fijar los precios a las mercancías.
Las leyes y decretos para obligar a los empresarios productores e importadores a colocar los precios en los productos que expenden, tienen varios años que están en Gaceta y los empresarios siempre argumentaron que no podían cumplirlas porque no había estabilidad monetaria y que ellos no estaban en capacidad de fijarles márgenes de ganancias a los comerciantes que distribuían las mercancías. Con la Ley de Precios Justos se les asignaron porcentajes del 30% de ganancia para cada eslabón de la cadena a partir del productor o importador primario. ¿Qué hicieron nuestros empresarios pillos?. Crearon más eslabones y cuando el producto llega a las manos del consumidor final ya han pasado por 5 o 6 intermediarios y cada uno le ha aumentado su ganancia, que para no estar sacando porcentajes le multiplican por 3 al precio del que compró al anterior proveedor. Con el aditivo que casi siempre el que primero compró la mercancía es además dueño de las otras compañías distribuidoras.
Ahora con las nuevas normativas nuestro Cándido Arreaza asegura que ahora si va a meter en cintura a nuestros "honorables empresarios", haciéndolos que tengan que vender a un precio que ya viene impreso en el envase y el cual no podrá reflejar un monto superior al 60% del costo de producción o importación. El empresario queda facultado para él decir cuánto le costó producirlo y además de montarle un 30% de ganancia, calcularle además otro 60% para que se lo ganen los distribuidores. Como nuestros empresarios no tienen un pelo de tontos y son a su vez dueños de las empresas distribuidoras, las cuales están registradas a nivel nacional y en cada Estado entonces se apropian de ese 60% y cuando le venden a los distribuidores locales que ofrecen las mercancías al consumidor final ya han pasado por 4 manos. Eso sin contar que los detallistas se la vendan a los bachaqueros al por mayor para que estos la revendan a sus vecinos.
Yo no encuentro explicación al miedo que sienten algunos de nuestros funcionarios gubernamentales para atrapar a los pillos empresariales; son capaces de crear las OLP para combatir a los delincuentes y terroristas, pero les tiemblan las manos para colocarle los ganchos a los que están matando de hambre a nuestro pueblo. Pareciera que no se quieren dar de cuenta que son los empresarios quienes producen delincuentes con sus acciones depredadoras al violar los más elementales derechos del ser humano, como son los de obtener alimentación, techo y protección social.
Tampoco encuentro explicación al hecho de Venezuela siendo miembro de MERCOSUR, ALBA, y demás organismos de integración regional y esté sufriendo de desabastecimiento porque a unos pelucones criollos les da las ganas que así sea. ¿Qué impide a los brasileños y argentinos montar cadenas de supermercados en el país para vender lo que producen sus empresarios?
No es que ahora me la esté dando de pitoniso, pero si a la situación que estamos pasando, los que ganamos Salarios Mínimos, no se le encuentran soluciones de paz tendremos las peores navidades que hemos vivido, solo comparables a las que sufríamos los pobres en los años 90 del siglo pasado.