Quienes arman esas patrañas como la relacionada con el fiscal Nieves, se sustentan en la desinformación sobre el caso Venezuela que padecen en gran parte del mundo por el bombardeo de los grandes medios.
Ese estado de desconocimiento de lo que aquí sucede, que permite se digan insensateces a granel, invade hasta gran parte de los nacionales. Meses atrás, estando con un viejo amigo y compadre conversando en la puerta de su casa, vimos llegar al frente una de esas costosas camionetas con placas que la identificaba como proveniente del Zulia. El recién llegado, gritón o bullero, como los orientales mismos, o sea como nosotros dos, no procedió a tocar el timbre de la vivienda a la cual llegaba, y conducirse con la prudencia propia del común de la gente que tiene aunque sea la primaria completa o tuvo una buena familia, sino como quien quiere armar allí mismo y acabando de llegar, un zafarrancho.
Pero no fue eso lo que a nosotros nos llamó la atención, acostumbrados a esos alborotos o comportamientos infantiles, sino que todos los vidrios del vehículo estaban llenos de pintas contra el gobierno, que incluía las de "Aquí no hay libertad", "Este gobierno reprime la opinión" y "¡Hasta cuándo esta dictadura!".
Mi compadre, quien suele no pasar por alto asuntos como esos, más cuando dispone de una sonrisa agradable y no pierde el control, abordó al personaje, quien venía acompañado por otras personas, niños y adultos, quienes se mantenían dentro del automóvil:
-"Buenas tardes, hermano, ¿de dónde viene?"
-"De Maracaibo", respondió el aludido sin bajar el tono.
-¡Caramba amigo, usted si tiene suerte!", dijo mi compadre al viajero.
Este, extrañado por esta última expresión, preguntó:
-"¿Por qué dice eso de suerte?"
A lo que mi compadre, tomándose la barbilla con la mano derecha y luciendo su espléndida sonrisa, respondió:
-"¡Claro que tiene suerte y por demás! Imagínese que con esas pintas subversivas, las llamaban los adecos, y las que pudieron hasta costarte la vida en esa época, ha recorrido el país de punta a punta, de Maracaibo a Barcelona, pasado por decenas de alcabalas, bajo esta dictadura, sin inconveniente alguno y hasta ha llegado feliz y las consignas allí pegadas."
El personaje miró a mi compadre como extrañado, manifestando que no entendió nada y como los visitados salieron a la puerta, puso su interés en ellos y apenas hizo un gesto de cortesía a quien con él había hablado.
Quizás los venezolanos como ese, que son muchos, no tengan idea acerca de lo que es una dictadura. Aquel hombre, por su edad, nunca vivió en una de ellas. Pudo haber sido niño cuando los gobiernos de Leoni y Betancourt y no percatarse de todo lo que esa palabra envuelve.
Pero la gran prensa, nacional e internacional, los medios radioeléctricos relacionados con el sector opositor que forman una tupida madeja, a través de sus programas y usuales invitados, lanzan constantemente tales consignas y ellas prenden con su significado de mentira y maldad. Dejan una cosa allí instalada en el cerebro como signo del mal y contra el cual luchar.
Si algo caracteriza al gobierno venezolano es su enorme debilidad. Aun teniendo gran apoyo popular se manifiesta temeroso e inseguro, frente a todo; así ha sido desde los tiempos de Chávez. Hasta cuando toma medidas que pudieran ser calificadas de intervención estatal excesiva en el área económica, después de los primeros escarceos y empujones, opta por olvidar aquello. Pero la oposición y quienes les ayudan en diferentes frentes, insisten en colocarle la etiqueta de dictadura y la gente lo repite y hasta parece creérselo, cosa que a uno extraña sobremanera.
Dentro de esa conducta, la de imponer sandeces y disparates como verdades, está la trama relacionada con el Fiscal Nieves. En este momento no interesa discutir, para no distraernos del asunto puntual, si López merece esa condena o no. Se trata de analizar con seriedad, ecuanimidad, el rol de ahora de quien fuera Fiscal acusador del dirigente de VP.
El personaje actúa siguiendo la misma premisa, que aquí en Venezuela hay una feroz dictadura, donde los opuestos o discrepantes, están sujetos, al menor vaivén de ir a la cárcel o perecer por ser este un régimen feroz.
Pero en verdad el tipo se rebela o identifica como un pusilánime que acusó a López con pruebas falsas, sabiéndolo bien, según su confesión, por temor a represalias contra él y su familia. ¿Quién le va a creer ese cuento? López mismo, compañeros y familiares, sabiendo bien los detalles del asunto que a uno se le escapan, deben sentir por lo menos lástima si no desprecio, por el personaje, no por su rol primero, que era su deber, sino por haber confesado que fue obligado a mentir y montar una olla contra un acusado, cuando bien pudo negarse, declinar con diplomacia aquella función y hasta con valentía denunciarlo a los medios que habrían estado encantados de darle cabida en sus ediciones. ¿Qué le hubiera pasado en el peor de los casos? ¿Qué le destituyeran? Porque no va a contarnos una historia como que le esperaba la cárcel, tortura y hasta la muerte. La oposición le hubiese aplaudido y llovido ofertas de trabajo demasiado bien remuneradas.
Optó por una versión similar a la del tipo de la camioneta al cual me he referido arriba.
El Fiscal Nieves, quizás pueda engañar a mucha gente fuera del país, mal informada y hasta predispuesta a creer cualquier absurdo que digan del gobierno del presidente Maduro, pero aquí pocos creen eso. Lo que pudiera haberle pasado, si habiendo recibido prueba falsas para que las usase en contra de López, asunto que debería probar, lo que envuelve su propia responsabilidad, cometió en ese caso un delito, es que lo desincorporasen del caso y hasta, digo esto para darle todo margen de duda posible, que lo destituyesen como fiscal; más nada. Lo demás son fantasías y mentiras suyas que suelen tener, en estos tiempos de mal gusto, alto precio.
Si alguien quedó mal ante la gente bien informada y sensata, -y ¡hay que ver lo bien informado que está este pueblo!,- es el fiscal mismo que se mostró abiertamente pusilánime. No vamos a decir que mintió porque eso no está en manos nuestras, pero si podemos asegurar que siendo cierto lo que dijo, se mostró cobarde e inmoral, dejándose "usar para el mal" sólo porque estaba de acuerdo con lo que hacía y conservar el cargo. Sólo por eso, porque lo demás son miedos infundados para no decir, falsedades.
Uno, que por discrepante y crítico abierto, debería estar preso o exiliado, si le damos valor de verdad a las "cosas" dichas por el fiscal, se pregunta:
¿Cómo seleccionan en la fiscalía funcionarios de ese nivel? ¿Cómo es posible que se le filtren personajes, no adversos al gobierno, lo que no sería relevante sino, de tan bajo nivel moral?