Primero, usando un lugar común que poco me gusta, me refiero a aquel de para "romper hielo", pero muy del gusto de los jóvenes y como a ellos voy a referirme, para ponerme a tono con el título, comenzaré cantando con Luis Mariano:
"Si quieres hacer un sancocho,
un sancocho a lo oriental,
un sancocho bien sabroso,
pon cuidado a mi explicar".
En efecto, quien quiera hacerlo, sobre todo si es de pescado, no tiene más que seguir la letra de la exitosa canción de Luis Mariano que cantaron Francisco "Chico" Mata y Gualberto Ibarreto, entre otros. Es esa canción una receta de cocina, no solo con lista de ingredientes, sino también incluye el proceder para preparar ese exquisito plato, al cual soy muy aficionado y he hecho unos cuantos.
Ahora me referiré a lo que esto tiene que ver con Marea Socialista, organización o tendencia, no sé cómo llamarle, con quien me reuní, por segunda vez, por lo menos con algunos de sus partidarios en Barcelona, atendiendo a una atenta y fraternal invitación que me hicieron hace poco para estudiar un documento por ellos elaborado, me refiero a la Dirección Nacional – supongo que así debo llamarle – y por ese evento realizado en Caracas que llamaron, diría que graciosamente, "Sancocho conversa". El documento, como otros de la misma gente, que he leído con posterioridad, me pareció acertado y un buen diagnóstico de la coyuntura. Me sentí agradado de estar allí con ellos.
De las tomas fotográficas que acompaña la información relacionada con el evento de Caracas, deduzco que, sin negar que haya sido exitoso, porque lo cuantitativo en veces no es determinante ni lo sustantivo, la asistencia fue, como la reunión a la cual asistí acá, de pocas personas. No obstante, debo confesar que participé con gente de Marea en una reunión de alto nivel intelectual y donde se expusieron razones de distinta índole de un enorme valor y salí de allí fortalecido, con un gran aprendizaje acuestas.
Pero lamento decir que allí no estaba la gente, la multitud que debe cambiar la sociedad y construir una sociedad nueva. Me sentí otra vez en el pasado, cuando siendo joven, formando parte del MIR, solíamos reunirnos en la legalidad o dificultades clandestinas, pequeños grupos de jóvenes de buen nivel intelectual, ansiosos por ejercitarse en el análisis pero lejos de las fuerzas multitudinarias inherentes a la gran tarea.
Pero también, por el Sancocho de Marea y los pocos que éramos, recordé aquel sancocho de 1961, que hicimos en la casa de Virgilio "Villo" Urbina, el hermano de "Caraquita" Urbina, creo que en la entonces llamada Av. Victoria, al cual asistieron, el anfitrión por supuesto, nombrados sin atender orden alguno, Marcos "El negro" Gómez, Moisés Moleiro, Américo Martín, Julio Escalona, otros dos compañeros más que ahora no recuerdo sus nombres, más sí sus figuras de entonces y el suscrito.
Al medio día habíamos bajado a la Guaira, todavía se debatía acerca de abordar o no la lucha armada y estábamos legales. Estuvimos en la casa de Marcos, fuimos al puerto y compramos un jurel bastante grande.
Por ser el único oriental del grupo y costeño para más señas, me escogieron de manera unánime para que cocinara. Todavía Luis Mariano no había compuesta la canción arriba mencionada. No tenía receta a mano sino el vago recuerdo de haber visto allá en Cumaná hacer varias veces sancocho. Eso sí, sabía bien lo que no debía faltar, además del pescado, ají dulce, ajo, cebolla, aparte de lo que los orientales llamamos verdura y, como dice el poeta de Canchunchú, "limón sin reparar". Por lo demás, asumí el asunto como dice Gallegos del llanero, "el oriental es del tamaño del compromiso".
Luis Mariano dice y recomienda con certeza:
"Primero pon la verdura a ablandar".
Esta recomendación se justifica porque aquella requiere mayor tiempo de cocimiento que el pescado.
Yo lo hice al revés, como si fuese uno de carne, pollo o gallina. Es decir, primero puse el pescado. Cuando todos comieron llovieron sobre mí las felicitaciones. Todos quedaron agradados y según mi parecer, aquel mi primer sancocho, quedó exquisito.
¿Cómo pudo ser posible?
Pues sí, fue posible. A mí, en ese caso, me protegió el azar. El jurel es un pescado duro, resistente y por eso fue capaz de soportar el hervor inicial y el posterior cuando le agregué las verduras. Por supuesto, yo no sabía eso.
En la conversación que acompañó aquel sancocho se habló del tema "en el tapete", para usar otro lugar común que aborrezco, y concluimos, como si tuviésemos a Dios "agarrado por las barbas", la verdad en el verbo, que no había otro opción que abordar la lucha armada e irse a las guerrillas, al monte, precisamente adonde no había nadie sino fantasmas. Antes habíamos abandonado AD, donde éramos mayoría o por lo menos la fuerza organizada más fuerte, dejado a un lado a potenciales aliados, para formar el MIR. Hasta hicimos mucho para dividir esta organización y alejar de ella a "los contaminados".
El Psuv, con todas las dificultades que pudieran encontrar allí la gente de Marea, es un universo gigantesco donde se halla un pueblo ganado por el discurso y la magia de Chávez. Dentro de él abundan fuerzas e individualidades no dispuestas, por razones bien fundamentadas, a dar saltos en el vacío que podrían sin dificultad alguna enlazar su angustia e inconformidad con las de los compañeros que forman aquella tendencia. A esas fuerzas no les parece bueno hacer los sancochos al revés.
Pero Marea, como nosotros en el pasado, pareciera preferir los sancochos, que siempre, por razones de logísticas, se organizan para poca gente. Pero como sé bien que la inteligente y abnegada gente que son ellos no cree aquello que lo bueno está en frasco chiquito, todavía insistiré en decirles que procuren no hacer el sancocho al revés, porque no todos los pescados son duros o resistentes como el jurel.