Suelo comer vegetariano. Ya no lo hago por opción de salud sino por declive. Claro, eso es algo que a poca gente le importa. Total, lo que uno coma o deje de comer sólo le interesa a quienes se enriquecen con las tiendas de ragalitos plásticos y "nefast food" en nombre de un payaso de sonrisa inmóvil y del "dale rapidito" que hay mucho que hacer.
Lo del declive es porque, desde que la guerra se programó para hacernos perder los estómagos y la paciencia, a cambio de que ayudemos a derrumbar el rrrrréeeeegimen insostenible de Maduro, comer en la calle puede significar que un batido caliente de sobras, aderezado con algún cubito de nitritos con olor a yerbas de apioespaña, te cueste, al lado de una rebanada de chiclepán, "tan solo" unos 400 bolívares.
Si 400 bolívares de dieta hipertensiva y totalmente desnutritiva la pagas durante dos semanas consecutivas, significa un gasto y desgaste de cuatro mil bolívares (Bs. 4.000,00) a la quincena. Es decir, medio salario mínimo sin guardar ni para el pasaje. Por eso regresé a mis tiempos del vegetarianismo. En este caso porque, en todo el casco central de Caracas, conseguir sopa, ensaladas, seco y harinas en postre semidulce, hasta ayer nos costaba 350 bolívares y uno quedaba semisustento y convencido de que "es sano".
Ya no. Hoy regresé con mis cestatiques a pagar el almuerzo predescrito (cada vez con más harinas estabilizadoras y menos nutrientes) y ya me le subieron el 30% que hace poco celebré feliz como incremento en mi salario. Comí, claro. Comparé mentalmente con los almuerzos en Arepera Venezuela, que todavía está el menú en Bs. 250,00 y pensé: ¡Menos mal que está esa gran alternativa! Pero... ¿dónde hay una Arepera Venezuela por estos lados?
En fin. Se nos complica el tema y mucha gente concluye: "subió", como si se tratase del crecimiento natural de una planta y no de la voluntad de los malandros capitalistas y sus mecanismos extorsionadores como el del Dolartudey, incrementando según sus parámetros inflacionarios y desestabilizadores que quieren llevarse por los cachos a Maduro y a la Revolución Bolivariana y Chavista.
¿Qué hacemos?, me pregunto. ¿Nos resignamos? ¿Nos la calamos? ¿Nos revelamos? ¿Cómo? Las respuestas son parte de un abanico. Estamos empeñados en vencer y, desde el Gobierno se intentan y despliegan miles de respuestas. Pero, resulta que, el gobierno en Venezuela es poder popular, democracia participativa y protagónica. ¿Estamos organizados y atrincherados para vencer? ¿O nos quedamos comiendo jobos?
Ahora que soy vegetariano a precio de dolarudey, creo que debemos hacer un poco más para avanzar en conciencia y vencer al capitalismo. Aporte usted lo suyo. Pero, eso sí, hagámoslo unidos. Unidad, unidad, unidad... ¡Vacilar es perdernos!