En épocas pasadas los amos del valle, la oligarquía criolla venezolana, forzaban a los gobiernos a complacerlos, y aquellas administraciones que tuvieron la osadía de no ceder y conservar su dignidad, fueron atacados furiosamente hasta que al final sucumbieron al atropello de la oligarquía. Las presiones eran de todo tipo, principalmente la subversiva y el descrédito del gobierno, ellas han sido usadas durante largos años, y hasta hoy, por personas que al ver en peligro sus fortunas mal habidas como consecuencia de la explotación de negocios obscenos y corrupción en anteriores gobiernos, no se paran en nada por seguir lucrándose. Sin embargo, desde hace más de década y media en el país existe un gobierno que se ha enfrentado decididamente a aquella pudiente clase social y económica por más que ella ha hecho innumerables esfuerzos por derribarlo, ya que la revolución bolivariana cada vez gana más arraigo en el corazón del pueblo, debido al amor que la revolución bolivariana prodiga a todos los habitantes del país. El sentimiento del amor es muchísimo más fuerte que todo el profundo rencor y odio esparcido por personas que viven encadenadas a esa enfermedad mental, y se deleitan al ir a importantes televisoras y emisoras de radio, y escribir frecuentemente en la prensa, tratando de inocular masivamente aquel síndrome maligno, tóxico que lleva profundamente consigo en mente, alma y corazón.
La oposición acomodaticia de hoy no concibe haya un presidente de la república que esparza en el pueblo su amor, que actúe cabalmente y no se preste a ejecutar malas acciones con el fin de complacer las desmedidas apetencias de la gente poderosa social y económicamente. La ejecutoria del gobierno basada en el amor no es aceptada por la oligarquía prepotente y abusadora y por eso que el presidente es víctima del chantaje y la manipulación, desprestigiándolo y criticándolo en todas las actividades que él pueda emprender. Por último, el primer mandatario es ofendido, vilipendiado y lo presentan como a un verdadero demonio, para lo cual usan profusamente importantes medios de comunicación en manos de esa clase oligarca del país, medios que sin respetar ninguna norma ética han podido logrado sembrar en la mente de algunas personas el sentimiento más perverso del mundo; el odio. Sin embargo la dirigencia opositora venezolana, con sus discursos irracionales e hipócritas, tan solo emociona a parte de su gente, ya que hay otra que reflexiona y se da cuenta del pobre contenido político y programático de aquellas alocuciones, que son rechazadas hasta por gente de su propio entorno familiar. Por lo demás, dirigentes adecos en estos días no han podido aguantar más y en diversas alocuciones lo han hecho público su desaprobación, de tal manera que el discurso desequilibrado que usa los opositores lo que ha logrado es fomentar el respeto y adhesión a las propuestas del presidente; planteamientos que con regularidad son lanzadas a los cuatro vientos en Venezuela. Ya la gente no se deja engañar, ella ha comprobado que cuando las cosas buenas brotan del alma de los hombres, a éstos lo hace capaces de soportar y vencer las más terribles dificultades. El Libertador Simón Bolívar catalogó al amor como algo fundamental en la vida y así se lo hace saber en carta al general Antonio José de Sucre el 6 de abril de 1827. "El gran poder existe en la fuerza irresistible del amor"