Lo bueno
Bajo esta guerra económica sin cuartel, bajo esta adversidad pocas veces vividas por el proceso; bajo este sacudón y este dolor que se le ha infringido a las fuerzas revolucionaras; bajo un liderazgo chavista burocratizado; bajo un gobierno desconectado de la base popular; sin embargo, bajo este cielo oscuro se encuentra un pueblo osado y valiente. Un pueblo bañado por la palabra esperanzadora de Hugo Chávez Frías, quien nos acostumbró a la lucha y a la victoria. Nos acostumbró a vencer las dificultades, sobre todas las cosas, para obtener la victoria, una y otra vez. Hoy día se ciernen nubarrones sombríos sobre el pueblo chavista, pero es allí en la adversidad donde se prueban los hombres y mujeres con conciencia indomable. Lo bueno es que ya estamos levantados, en pie de lucha. Reflexionando, autocriticándonos y listos para reiniciar una lucha a fondo, la cual nos conduzca, más temprano que tarde, a una victoria definitiva; a la instauración de una verdadera revolución, capaz de derrumbar el muro del capitalismo que aún da muestras de vida, gracias a esta victoria circunstancial de la derecha venezolana y la derecha internacional.
En fin, lo bueno es que hay un pueblo chavista valiente y resteado alrededor de Nicolás Maduro. Es un pueblo digno cargado de historia y de lucha por la independencia del país. Lo bueno dentro de lo malo, es que el pueblo venezolano demostró el 6D que somos amantes de la paz. Somos pacíficos y movidos por el amor. Se quedaron con los crespos hechos quienes esperaban violencia luego de los resultados. Otro gallo hubiese cantado si los resultados hubiesen sido al revés. Y lo súper bueno es que es una hazaña épica que las fuerzas revolucionarias hubieran obtenido un 43 por ciento de los votos. Esa es una votación dura y consciente. Es pura militancia revolucionaria. Dentro de un escenario completamente adverso, haber obtenido ese porcentaje, es una victoria. Es la ratificación de una militancia sólida.
Lo malo
Lo lamentable sería que la dirigencia no aprenda de este sacudón. Todo el chavismo debe aprender de este fracaso. Pero especialmente, la dirigencia. Tanto el gobierno como el liderazgo chavista se habían desconectado de las bases. Surgió una burocracia enorme que incluyo a buena parte de la vanguardia. Y eso creó confusión y desilusión en algunas personas. Lo malo sería que se dejara pasar la oportunidad para corregir errores, y poder enfrentar, con decisión y fuerza, a una derecha envalentonada, engolosinada y desesperada por ponerle la mano al poder. Recordemos la brillante oportunidad que se le presentó al Comandante Chávez en el 2002, luego del fallido intento de golpe. Él, a su regreso a Miraflores, prefirió esgrimir frente a las pantallas de la televisión a una imagen de Cristo que siempre llevaba consigo, y evocar el diálogo y hasta cierto punto el perdonó a sus enemigos políticos. Craso error. Era el momento de radicalizar el proceso, en su más amplio espectro. Los conspiradores se multiplicaron y se aprovecharon de aquella "debilidad" del líder de la revolución. De allí en adelante la derecha local e internacional no ha parado en buscar eliminar al proceso revolucionario. Lo malo sería no aprovechar esta coyuntura para limpiar la casa y tomar al toro por los cachos. La autocrítica tiene que ser a fondo, y la decantación debe realizarse a nivel nacional, para que surja un PSUV y un Polo Patriótico fuerte, y una dirigencia capaz de conducir el barco de la revolución a buen puerto. El latigazo del 6D debe servir para rectificar los errores, para afilar la sierra, quitar del camino los corruptos y vivos, vestidos de rojo. Una autocrítica a fondo es lo más conveniente. Lo malo sería dejar pasar la ocasión para profundizar la revolución y hacer las cosas como tienen que hacerse. No habrá otra oportunidad de oro. O es ésta o el legado se pierde. Por eso son acertados los gritos del presidente Nicolás Maduro: revolución, revolución, y más revolución.
Lo feo
Ya lo estamos viendo. Un Henry Ramos Allup convertido en un gran bocón, y en un menor grado el señor Chuo Torrealba y sus compañeros. Estamos viendo, a pocos días de haber concluido el acto electoral, lo más feo de la derecha venezolana. Una derecha enferma y hambrienta de poder. Recuerdo que el doctor Arturo Uslar Pietri en una ocasión dejó esta frase para la posteridad: "La palabrota que ensucia la lengua termina por ensuciar el espíritu. Quien habla como un patán, termina por pensar como un patán; hay una indesuluble relación entre la palabra, el pensamiento y la acción. No se puede pensar limpiamente, ni ejecutar con honradez, lo que se expresa con los peores términos soeces". Cualquier parecido con un personaje de la política venezolana es pura coincidencia.
Lo feo es esa exacerbada disputa que tiene la cúpula de la MUD por presidir la Asamblea Nacional. En pocas palabras, entre el patán Ramos Allup y el cavernícola Julio Borges. Mientras que Capriles los deja quieto para él seguir con su campaña con miras a las presidenciales del 2019. Lo lógico es que la AN la presida Primero Justicia (33 diputados) y para AD la segunda vicepresidencia y la tercera para un Nuevo Tiempo. (Pero allá ellos).
Por otro lado, la cúpula empresarial está pidiendo y pidiendo su cuota para preservar su poderío económico y sus intereses, sin importarle un pito a la clase obrera… Más tarde vendrán las exigencias del imperio, ya que es él quien ha puesto los dólares no sólo para la campaña, sino para sembrar la caotización y la neurotización dentro del pueblo venezolano. Lo más feo está por venir. La avaricia está desbordada. Por otro lado, se demuestra que la derecha no estaba preparada para una victoria de esta magnitud. Están locos, perturbados y en el camino de la prepotencia y, una vez más, se están equivocando, como siempre lo han hecho. Usted lector, observe lo que acontece y prepárese para lo que viene… ¡Volveré!
Nota: Parte del título de este artículo lo tomé de un western italiano, dirigido por Sergio Leone: "Lo bueno, lo malo y lo feo". Interpretada por Clint Eastwood, Eli Wallach y Lee Van Cleef. El tema de la película se centró en una lucha feroz, durante la Guerra de Sucesión, por estos tres personajes en pro de localizar en un cementerio un arca con 200.000 dólares en monedas de oro. Al final se destruyen unos a otros, quedando vivo sólo de ellos: Clint Eastwood. (Es válido hacer interpretaciones).