Revolución, sin convocatoria previa y sin anuncio oficial, o más "mareo" para las bases

Frente al nuevo escenario político creado por los resultados de las elecciones legislativas del 6 de diciembre en Venezuela, algunos revolucionarios y chavistas exponen la necesidad inmediata de revisar, rectificar y reimpulsar el curso del proyecto revolucionario bolivariano, tal como lo propusiera en su momento el Presidente Chávez. A favor de ello se ha pronunciado un enorme porcentaje de individuos y movimientos sociales revolucionarios, pero cabría interrogarse: ¿desde cuál perspectiva, desde el chavismo gobernante o desde el chavismo popular? Porque se debe reconocer que hay dos vertientes, ambas chavistas, prácticamente enfrentadas ideológicamente a lo largo de la última década, buscando cada una imponerse a la otra, aunque existan matices que impiden ser categóricos a la hora de definirlos puntualmente. En el primer caso, un chavismo instalado en las cúpulas del poder burocrático mientras que, el segundo, se mantiene en la calle, en cada espacio de lucha reivindicativa, tratando de trascender los marcos de referencia establecidos por el modelo de sociedad erigido y sostenido a través del Pacto de Punto Fijo desde 1959.

Es decir, esta confrontación a lo interno del chavismo tiene su punto central en la concepción del poder y lo que el mismo debiera representar para acceder finalmente a la transición hacia el socialismo revolucionario. Esto pasa por la exigencia imperativa, y largamente postergada, de modificar radicalmente el tipo de Estado burgués-liberal imperante, al cual muchos "chavistas" burócratas han accedido, aprovechándose de las diversas coyunturas electorales producidas en el país, en su deseo particular de enriquecerse y de mejorar su status de vida; Estado que tantos buenos dividendos les dio a las cúpulas empresariales, políticos, militares, sindicales y eclesiásticas hasta que Chávez fuera elegido Presidente.

Por eso es pertinente y hasta obligatorio plantearse en estos momentos de definiciones trascendentales si el llamado a reimpulsar y profundizar el proyecto de revolución bolivariana en Venezuela será acatado por todos los chavistas y los revolucionarios, sin convocatoria previa y sin anuncio oficial, distanciándose ostensiblemente de aquellos que no admiten sus culpas, sus inconsistencias y sus errores como "vanguardia revolucionaria", tanto los que surgieran con Chávez como con Nicolás Maduro.

Otra cosa que debe tomarse en cuenta es que los sectores transnacionalizados siguen siendo minoría, por muchos votos obtenidos, tanto en las elecciones realizadas en Argentina como en Venezuela. Si se cae en un análisis sectario, endilgando culpas y responsabilidades a quienes ostentan cargos de dirección política y de gobierno, sin admitir lo propio de parte de aquellos que integran movimientos y grupos sociales de base, éste no serviría de nada. Ya otros momentos en el pasado merecieron un tratamiento similar sin producir ningún saldo organizativo significativo, incidiendo de alguna forma en la conducción, fortalecimiento y caracterización del proceso de cambios revolucionarios en Venezuela.

De ahí que sea una exigencia ineludible que la Revolución Bolivariana tenga una visión clara de los objetivos estratégicos y tácticos que, en lo adelante, debe alcanzar, considerando que muchas de las observaciones, críticas y propuestas que se han dado a conocer tras la derrota electoral del 6 de diciembre tienen como fin primordial hacer que ésta se convierta en una realidad alcanzable y concreta, dejando de ser simple discurso y/o aspiración utópica. Pero ello tendrá como principal fundamento el ejercicio pleno de la soberanía popular, conformando un poder popular constituyente en actividad permanente, el cual pueda manifestarse en nuevas formas organizativas y en la transformación radical de las relaciones de producción capitalistas; lo que, en resumidas cuentas, representa el núcleo central de los reclamos, denuncias y propuestas de quienes se mantienen firmes en su determinación de luchar por la liberación nacional y el socialismo bolivariano, más allá de reformas y paliativos que terminan por abonar el camino de la contrarrevolución y, por consiguiente, la pérdida (total o gradual) de las diversas conquistas logradas por el pueblo venezolano.-



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Homar Garcés


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