Si alguien supo de dolores y sufrimientos, fue el poeta Cruz María Salmerón Acosta (n.03/01/1892), muerte temprana y trágica de familiares, prisión y la lepra hicieron de su vida un calvario. Fue a refugiarse en su pueblo Manicuare, en la Península de Araya en el Estado Sucre, en una casita en la cima de una colina hasta su muerte (30/07/1929)) allí siguió construyendo su extraordinaria obra poética, entre ellas este soneto dedicado a su gran amor y con la licencia de ustedes, me permito, transcribirles el primer Cuarteto y el cuarto Terceto:
AZUL
Azul de aquella cumbre tan lejana
Hacia la cual mi pensamiento vuela
Bajo la paz de la mañana
¡Color que tantas cosas me revela!
Sólo me angustias cuando sufro antojos
De besar el azul de aquellos ojos
Que nunca más contemplarán los míos.
En estos momentos de dificultades políticas, de dolor social, de intranquilidades en unas cuantas conciencias; el refugio que cabe al igual que el Poeta, es la reflexión creativa y activa, sobre todo para los venezolanos, cuya concepción de la Patria no es una abstracción.
Los hombres y mujeres que apostamos al modelo socialista para nuestro país, estamos obligados a mantener viva la discusión, de los temas fundamentales de la política venezolana, entre ellas la estructura del Estado Capitalista en que se sostiene la Nación.
Este es un viejo tema, que se viene planteando desde hace muchos años, entre los diversos grupos de izquierda; pero es con el Presidente Chávez, que se vislumbra una real posibilidad de cambiar el modelo, fundamentándose esto por su liderazgo y capacidad de convocatoria que permitió, rescatar a amplios sectores sociales de la apatía, incorporándoles a las ideas de redención y esperanza.
No hay ninguna duda, que la ultraderecha nativa asociada a los viejos intereses transnacionales se dispone a destruir este proceso político, que con todos los errores y cuestionamientos que podamos hacer, ha logrado avances sociales significativos.
La crisis mundial del capitalismo y su intento por recuperar espacios de su menguado poder unipolar nos obliga a una conducta permanente de vigilancia y conocimiento de toda la actividad de la vida nacional. El pueblo venezolano en varias oportunidades ha dado muestras de leales acompañamientos ante justos planteamientos, así ocurrió cuando se sometió su consulta la Constitución de la República Bolivariana o cuando se sumó sin miedo y masivamente al repudio del golpe petrolero y al rescate de Chávez.
La actual situación requiere medidas muy bien tratadas y digeridas, con la participación de buenos expertos, e ideas y decisiones contundentemente claras para que tengan el apoyo popular; a fin de establecer las correcciones político-económicas, que sean menester, algunas de las cuales han sido postergadas durante mucho tiempo, entre ellas la dependencia de la renta petrolera, que sabemos que su reconversión no es un asunto de poca monta.
Las revoluciones, por lo general han sido un hervidero de ideas, discusiones, y muchas veces duras confrontaciones. Se afectan sensibilidades y sobre todo, preocupa, angustia y molesta sobremanera al poder constituido tradicional. Ningún venezolano olvidará la cara desencajada del presidente Caldera, cuando Chávez, recibió la presidencia de la República y se juramentó ante “La moribunda Constitución”.
Pero también importantes factores del poder constituido de la revolución le molesta algunas pretensiones del llamado Poder Popular, pues pareciera, que cuando se accede a la burocracia gubernamental, como que es mejor dejar las cosas de ese tamaño.
El Estado venezolano, está construido por viejas instancias de Poder:(Provincias y Ayuntamientos) Hoy, Gobernaciones y Alcaldías (Municipalidades) cuya estructura reproduce el Estado Central. Estas instancias descentralizadas, se les tiene como un acto democratizador y de mayor control del territorio y cercanía a su población, otros consideran ,que más bien corresponde al estado clientelista, organizado de tal manera para recibir la alícuota de la renta petrolera.
Los ciudadanos y ciudadanas que vivimos en el interior y vivimos cotidianamente la vida municipal, sentimos realmente lo que es la dependencia de la renta petrolera y el poco o ningún futuro que le espera a nuestras comunidades, si no se sacuden las viejas estructuras y prácticas obsoletas de gobernar. No se trata de asuntos de buenas o malas personas, sino de una vieja cultura enraizada en los tuétanos, cuyas características son los protagonismos, el clientelismo político, el amiguismo, nepotismo, y un fruto infaltable, las coimas y sinecuras. El Municipio deviene en una instancia administrativa, repartidora de la renta y en algunos casos haciendas personales.
Con las excepciones del caso, en los municipios la ciudadanía en general poca información maneja sobre asignaciones presupuestarias, y su inversión, aunque se presenten informes públicos, no pasan de eventos formales sin mayor impacto en la ciudadanía. No olvidemos que estos recursos en lo fundamental no son el producto del trabajo de las gentes de la comarca, podría hablarse de recursos sin dolientes .pues al fin y al cabo la riqueza petrolera la producen pocos, que benefician a una comunidad mayor, claro, esta situación se presta para que la inconsciencia de los administradores los haga manirrotos y dilapidadores. .
Imaginemos por un instante, que nuestros municipios sean comarcas rurales, y sus pobladores muy de madrugada salgan a sus labores agrícolas y al atardecer regresen a sus hogares con el fruto de sus cosechas, y como debe ser, paguen sus impuestos, el de alcabala, por ejemplo como se hacía en el mundo hispánico. Hasta aquí todo bien.
Pero que pasaría, si las autoridades, malbaratan, dilapidan o se apropian del fruto del trabajo de aquellos rústicos labradores. Podría ocurrir que estos si se enterasen de ello, amolarían sus machetes de labranza y se vengarían de tal villanía. Eso pudo haber ocurrido alguna vez, por algo lo relata Don Lope de Vega en “Fuenteovejuna” y al preguntar los enviados del rey ¿Quién mató al Comendador, todo el pueblo contestaba a la una “Fuenteovejuna señor”.
El Poder Popular, se abrió como una posibilidad para corregir las deficiencias del viejo Estado, los Consejos Comunales y las Comunas, se asomaban como instancias para la concreción de la participación popular. Dígase lo que se diga, el Presidente Chávez, sabía muy bien que era muy cuesta arriba construir una sociedad avanzada, socialista con el viejo estado capitalista, por ello se planteó la creación de las Misiones, pensando que poco a poco la vieja estructura cuarta republicana moriría, pero no fue así, al contrario esa vieja estructura comenzó a dominar lo nuevo, mediante el método de enfermarla con los viejos vicios.
En estos tiempos de autocriticas necesarias, y vitales, ayudaría mucho a la comprensión de la derrota que nos infligió el aparato político de la derecha venezolana y sus aliados foráneos; conocer de nuestros errores y debilidades individuales y colectivas, y no pecar de ingenuos al pensar que estos sean ignorados por la derecha, precisamente por conocerlos muy bien fue por lo que pudieron derrotarnos.
Coincidimos en que no es necesario flagelarnos, pero si sería muy sano, oír, de las altas instancias políticas, así como de las administrativas sus opiniones sobre el desempeño y vínculos con las instancias del Poder Popular, particularmente las ministras y ministros de las comunas, alcaldes y jefes en general ¿O es que acaso existiría alguna instancia ministerial que no tuviese que ver con las comunas? Aquella angustiada expresión de Chávez ¿Comuna o nada? ¿Era acaso una frase vacía? Hagamos una simple pregunta: ¿Cuántas jefes del Partido, ministeriales, funcionarios públicos del partido y militantes en general, asisten a un Consejo Comunal e integran una Comuna? La respuesta es para Ud. mismo.
Ciudadanas, ciudadanos, Amigas y amigos, no tenemos por qué pensar igual, pero sin ninguna duda en estos días navideños les envío mi afecto, deseándoles que tengan días hermosos con sus familias y amistades, y al equipo de Aporrea mis respetos y admiración.
La revolución es cultural