Hallamos mucho parecido entre este pesimismo del excelentísimo Papa latinoamericano, de súbito e inesperado ascenso-por cierto-luego del innegable y cada día más reforzado éxito obtenido galopantemente por el “Niño Hugo”, de Sabaneta para el mundo, así, con todas sus tetras y connotación correspondiente, y aquel falso “Fin de la Historia” cuyo autor desvergonzadamente terminó retractándose-y consiguiendo más dólares con ello-por una contraorden del mismo amo que le encomendó y aprobó su falso positivo literario usado como estrategia agónica de verdades ya innegables por vías ordinarias: la mediática del clonaje, del refrito tomado aquí y remito sin añadiduras allá, en materia de que el Socialismo o cielo terrenal sería “el único” camino de tránsito social pendiente de llegar a sus virtuosas metas de largo plazo, con todas sus inevitables dificultades cuales estaciones entre aquella acomodaticia sentencia romanoponciana y la Cruz de la “inmolación” , sumisamente asumida, y en respuesta al falso positivo ortodoxo religioso que lleva ya más de 1.500 años prometiéndole a los pobres del viejo sistema feudal y a los proletarios del burguesismo un paraíso en el Cielo a costa del encarecido e inflado sobrecosto de las penurias que el pobre de los sistemas feudal y burgués sufren cada segundo de vida capitalista, y cielo terrenal que este novísimo Niño de Sabaneta se encargó de dárselo al marginado venezolano-no sólo ofrecérselo-ya que no basta ninguna promisión en vida que en esta no pueda cumplirse.