Me duele la derrota, me duele la Patria

Flaco favor, le han hecho a la digna imagen, que Venezuela, el gentilicio venezolano y la revolución bolivariana, han proyectado en el planeta ante los ojos de pueblos secularmente humillados por los imperios hegemónicos, depredadores y provisores de maldad e injusticia social contra el género humano. Quienes en las pasadas elecciones parlamentarias, han otorgado la mayoría calificada a la derecha fascista, mediante el sufragio, por uno de los órganos que ejerce el poder público en nuestra patria como lo es la Asamblea Nacional, avalando con ello, el deseo expreso de destruir todos los otros órganos del poder público de la patria, incluida la misma constitución Nacional de la República bolivariana de Venezuela.

Expreso esto, asumiendo absolutamente la responsabilidad de lo que digo, haciéndome eco de lo que reza nuestra constitución nacional en el artículo 5 cuando dice al final de dicho artículo que: “los órganos del estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”, en consecuencia, si como sabemos y, es una verdad absoluta que la oposición venezolana que ahora tiene mayoría calificada en la AN, es un brazo ejecutor de los intereses del imperio, la derecha fascista capitalista y depredadora, y, a ese ente depravado obedece. En consecuencia, todas sus acciones a partir del 5 de enero del 2016, serán ejecutadas contra el pueblo venezolano y, el escenario pronosticado será de confrontación, porque el pueblo venezolano, no permitirá la aberrada acción de la derecha fascista en el ejercicio de sus funciones legislativas, destinadas exclusivamente, a la destrucción de la revolución bolivariana.

Insistimos, no permitirlo, sería el estado de cosas lógico a establecerse, si el electorado ingenuo rectifica y asume su responsabilidad política y social, ante un pueblo, lacerado, durante más de 500 años con oprobio y humillación como humano, por parte de las minorías hegemónicas. De lo contrario, sí este mayoritario sector, persiste en su apoyo ante las tropelías anunciadas y realizadas por el enemigo secular de nuestro gentilicio, no tendremos otra alternativa, que defender la revolución con todas las armas y las fuerzas que tengamos a la mano, porque a estas alturas del tránsito por una vida plagada de señales y enseñanzas, que nos han estado indicando con diáfana claridad donde está la verdad, de persistir este estado de cosas lo más sensato en entender que, quienes actúan en contra nuestra, son definitivamente enemigos y, ante las agresiones, las guerras declaradas y activadas, lo más sensato es, devolver piña por piña. Lo dicho, lo asumo en mi condición de venezolano de muchas generaciones y patriota cien por ciento, sin compromiso con depredador, fascista, anti venezolano y voraz capitalista alguno, tampoco estoy obligado a ser diplomático, no necesito quebrarme la cabeza tratando de justificar un error del principal responsable de su propia vida al acudir vendado a sufragar por su verdugo. Todos tenemos derecho a pensar diferente, a disentir, pero entregar la patria al enemigo no es una alternativa.

¡Independencia y patria socialista y soberana!

¡Chávez vive!

¡La Patria sigue!

¡Viviremos y venceremos!


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William Castillo Pérez


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