Siendo Venezuela un país cuya economía gravita y depende exclusivamente del petróleo y sobre lo que los expertos nacionales e internacionales han escrito casi que hasta la saciedad, le esperan tiempos difíciles por venir en el nuevo año 2016 que está comenzando, tal y como se perfila la situación coyuntural mundial de los precio de la cesta petrolera y la gravedad de la economía venezolana.
Cerró el país un año económico desastroso, donde ni siquiera se conoció el indicador de inflación mucho menos el de escasez, etc. Con un aparato productivo acosado y arrodillado al control de cambio que ha demostrado ser más que un mecanismo técnico - económico, un instrumento para el chantaje político; y a las pruebas hay que remitirse, cuando a plena voz y ante los medios de comunicación un dirigente político del PSUV y gobernador, confesó que si se eliminaba el control de cambio "la derecha apátrida" tomaba el poder y la revolución desaparecería, de manera que ahí está bien clarito cómo un instrumento económico que es el control de cambio, lo convierten en un soporte político, con las consecuencias que hoy tiene el país, casi que totalmente descuadernado, con empresas languideciendo y muriendo de mengua porque no tienen materias primas para producir y muchas otras que obligatoriamente cerraron, con índices de desempleo y pobreza que no se conocen.
El mismísimo Presidente Nicolás Maduro comentaba que en la encerrona que tuvo el PSUV con los "economistas patriotas" en los últimos días del año pasado, algunos dudaban de que realmente el país estuviera viviendo una guerra económica y tienen razón de esa duda porque se acuñó casi que como un término sagrado y biblico "guerra económica" sin revisar aguas abajo qué pasa con la producción nacional de las empresas privadas y las promovidas por el Estado como empresas de producción social, que deberían estar abasteciendo buena parte de la demanda nacional, habida cuenta que en manos del Estado se encuentra por ejemplo el 75% de la capacidad de procesamiento en café, 40% en arroz, 52% en azúcar, 25% en leche y aceite (El universal 15 mayo 2013) y 40 silos con capacidad de almacenamiento del 70% pero al igual que la empresa privada, tampoco tienen divisas para importar materia prima indispensable para producir.
Por lo tanto los entendidos en la materia económica le presagian al país un año 2016 donde el pueblo tendrá que apretarse aún mas el cinturón, aunque ya ni cintura le queda, pues la única fuente segura de ingresos de Venezuela que es el petróleo, estima la OPEP que la cesta petrolera puede bajar de 30u$ el barril y eso sí obligaría al país entero a entrar en un periodo especial que nunca ha vivido, que no se merece y que no tiene la experiencia de cómo enfrentarlo y además con un aparato productivo vuelto añicos que lo que produce es lastima.
Hay algunos que se alegran de esta situación y hacen votos porque el precio del petróleo siga palo abajo, sin darse cuenta que cualquier debacle económica afectara a todo el pueblo en alguna medida, pero también es necesario que quienes conducen este país, actúen de acuerdo a las circunstancias críticas que se están viviendo y por lo tanto definan qué rumbo va a tomar el país en lo económico, ya se sabe perfectamente lo que está pasando y deben hacerse los correctivos necesarios para salir adelante, el pueblo se cansó de tanto discurso vacío sin soluciones, mas patriotero que solucionador, además poco esperanzador en que las cosas van a cambiar y se van a resolver de una vez por todas, por lo tanto como dicen los católicos, hace falta un acto de contrición sobre la situación económica que jamás cualquiera pudo imaginar de Venezuela quizá ni Julio Verne.
Venezuela no tiene ingresos suficientes de divisas verdes provenientes del petróleo para seguir esta perniciosa importación casi que de todo, a pesar de tener capacidad instalada para abastecerse el país de una buena parte de los bienes que demanda, pero esta desarticulada la cadena productiva y al analizar las cifras de organizaciones privadas porque las oficiales no se publican, puede verse la sostenida caída de la superficie sembrada de los diferentes cultivos básicos para la alimentación humana y animal; las medicinas básicas y para tratamientos específicos de los ciudadanos brillan por su ausencia, el transporte público semi paralizado por no tener repuestos y accesorios en general, las medicinas veterinarias con igual situación de escasez, en fin, todo este cuadro dramático e insostenible le indica a la Venezuela actual la certeza de caminar aceleradamente a un periodo especial.