Pasado el 6D, es hora ya de hacer una evaluación en base a lo que expresó el pueblo venezolano a través de su voto. Quizás, esta manifestación popular, como ninguna otra en estos últimos veinte procesos electorales que nos ha tocado ser partícipes en estos 17 años de Revolución Bolivariana, sea una manifestación de descontento general con el estado en que se encuentra nuestra economía, manifestado en las largas colas, el desabastecimiento y acaparamiento de productos básicos y de primera necesidad, en la especulación y usura con que los comerciantes ejercen su actividad en relación con el pueblo. La expresión generalizada de moda, por parte de nuestro pueblo por estos días, viene a ser ahora: "todo está carísimo, ya no se puede ni comprar", en esa frase se resume el conjunto de aspiraciones que nuestro pueblo requiere se le dé respuestas con la urgencia debida.
Una parte importante de nuestro pueblo se refugió en el voto opositor, comprándoles sus promesas que, al votar por ellos sobrevendría el cambio del modelo económico que se le ha venido implantando a nuestra sociedad: el capitalista rentístico; el cual, en los hechos, ha desplazado al modelo de Socialismo Bolivariano que desarrolló nuestro Comandante Chávez, en la perspectiva de un modelo económico más incluyente y humanista, que se expresó en las misiones sociales en los ámbitos de las viviendas, la salud, la educación, la alimentación, en fin, en lo que se denominó el Buen Vivir de nuestro pueblo. Poco, ha venido quedando de todo el arsenal de medidas que desplegó nuestro Comandante Chávez, pues, la corrupción ha venido haciendo mella de todo ese conjunto de programas, y podemos apreciar que, mientras en las comunidades se desarrollan operativos de ventas de celulares o de equipos de electrodomésticos, por ejemplo, los mismos terminan siendo "bachaqueados" vía internet a diez o más veces su costo de venta en dichos operativos. Con ello, la ideología capitalista del individualismo y del valor de cambio, terminan destruyendo esos hermosos programas que nuestro Comandante Chávez, creó y desplegó para el logro de la máxima felicidad posible de nuestro pueblo. Por supuesto, añádase la complicidad de la burocracia y el funcionariado público corrupto, que se coloca su camisa roja para ocultar sus inclinaciones políticas apátridas y de cambio.
En su afán de reencontrarse con ese modelo de inclusión que nuestro Comandante Chávez llamó como Socialismo Bolivariano, parte importante de nuestro pueblo no compró la idea de la guerra económica sino la de la traición del camarada Maduro al proyecto original y, se refugió con su voto al enemigo histórico y de clase: la burguesía o se abstuvo. Algunos creyeron que, al votar por las "manitos amigables" que le prometían acabar las colas con una supuesta "Ley Cero Colas", darían fin a esa tortura en que se ha convertido ese simple ejercicio ciudadano de realizar una compra en cualquier comercio, sea público o privado. Compraron también, una esperanza que se le ofrecía desde la propaganda opositora, muy bien montada desde los aparatos de propaganda psicológica, quienes les prometían que si votaban por sus candidatos: "Lo bueno, viene ya!". Una campaña propagandística, tan bien planificada y ejecutada que, incluso, les prometían que, al ganar la mayoría de la Asamblea Nacional, los factores de la oposición transnacional, los productos de la cesta básica y demás bienes esenciales, aparecerían y ahora, los veríamos (dichos productos) por montones en los anaqueles de los mercados y bodegas de todo el país. En fin de cuentas, una parte importante de nuestro pueblo, al votar por la oposición, lo hacía en la búsqueda de un cambio a sus inclementes condiciones de vida; así como, otra parte importante de esa votación, lo que pudiéramos llamar el voto histórico oposicionista, lo hacía para salir del chavismo como fuerza hegemónica gobernante. Cuánto de descontento y cuánto de voto odio, habría en esa votación de casi ocho millones de compatriotas? Esa investigación, les tocará hacerla a los especialistas en estudios de opinión, para saber a futuro el desempeño que habrá de seguir esa masa electoral. Mientras, en contraparte, el voto duro chavista mantenía su respaldo en cerca de un 42 por ciento de los votantes, y una parte importantísima, prefería abstenerse de votar por cualquiera de las fuerzas contendientes; con lo cual, manifestaban su descontento con la forma en que vienen conduciéndose los destinos de la Patria. Nada fácil, saber interpretar esa decisión de nuestro pueblo el pasado 6D. Pero, de esa interpretación dependerá en mucho, el futuro político de las fuerzas enfrentadas.
La oposición, borracha de triunfalismo, ha venido despilfarrando el apoyo popular obtenido, gracias a las estrategias desestabilizadoras impulsadas por Fedecámaras y el imperialismo de los EEUU. No por casualidad, han sido esos dos exponentes, los más exigentes en cuanto a la agenda que debe seguir la nueva Asamblea Nacional en los próximos días. De tales exigencias se ha hecho eco Ramos Allup, a tal extremo que bien pudiéramos afirmar, que es el personaje político que cuenta con el mayor repudio nacional, emblema que se ha ganado muy bien, en apenas tres días que tiene al frente de la presidencia de la Asamblea Nacional. Con el apoyo del partido de Leopoldo López (Voluntad Popular), de Manuel Rosales (Un Nuevo Tiempo) y de Salas Romer (Proyecto Venezuela), se impuso sobre las aspiraciones de Julio Borges (Primero Justicia) quien, disciplinadamente, acató y obedeció esa elección. Ramos Allup (AD), expresa la opinión de Fedecámaras y la embajada de los EEUU, en su deseo de derrocar el Gobierno Revolucionario del presidente Maduro en los próximos seis meses, según ha manifestado el insípido líder adeco.
El liderazgo oposicionista, en apenas unos pocos días, ha echado por la borda el importante apoyo popular que los llevó a obtener la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional. Expresión de ello, fue la convocatoria popular formulada por la MUD al pueblo venezolano a que los acompañaran en la proclamación de los nuevos diputados el pasado 05E, siendo el gran ausente de dicho evento: el pueblo que los eligió. Y no podía ser de otra forma, pues, quienes les votaron exigiendo un cambio en la conducción económica del país, una vez que fueron electos, sus representantes se jactan ahora de decirles que ellos no les prometieron que mejorarían las malas condiciones económicas que les motivaran a votar por la opción que ellos les presentaron como alternativa de cambio. En la oposición, sencillamente se han burlado del votante opositor que se refugió en esa alternativa, buscando una opción de cambio a la mala situación económica que afecta al pueblo venezolano. Lo cual, nos lleva a concluir que otro sería el escenario o los resultados, si las elecciones parlamentarias se realizaran en los actuales momentos. Lo que nos lleva a concluir que, la posibilidad de un revocatorio está casi que negada, habida cuenta que sus resultados serían fallidos para las fuerzas de la anti patria. Bien pudiéramos afirmar, sin temor a equivocarnos, que se perdieron esos votos; habida cuenta, la pésima gestión opositora desde la Asamblea Nacional en estos, escasos tres días de mal gestión parlamentaria. Los "arrepentidos", es lo que más ha crecido a nivel político, en estos días de inicio de año.
Bien pudiéramos decir, que esos parlamentarios recién electos, se han convertidos en los verdaderos parias de la política venezolana, pues, no hay una sola persona cuerda en nuestro país, que se ufane de afirmar que ellos le representan o son sus representantes en el parlamento venezolano. Desde ese punto de vista, tenemos que concluir, que la oposición no supo interpretar –acertadamente- el mensaje de las y los venezolanos que votaron por su opción de cambio como solución a sus penurias e incomodidades, producto del mal desempeño de la economía capitalista venezolana.
Del lado revolucionario, después de escuchar y ver con suprema atención al camarada Presidente Nicolás Maduro, tenemos que afirmar que, al igual que el oposicionismo apátrida, existe un autismo total en relación al descontento que manifestó el pueblo venezolano el pasado 6D. En el discurso del camarada Maduro, no se constató referencia alguna, a los gravísimos problemas que aquejan el Buen Vivir del pueblo venezolano. Simplemente, se limitó a esbozar los nombres de los nuevos ministros y ministras que le acompañarán en las batallas por venir. Bachaqueo, colas, desabastecimiento, especulación y las medidas para combatirlos, bien pudiéramos decir que fueron los grandes ausentes en el discurso del Jefe de Estado, quien desde nuestra humilde opinión, al igual que las fuerzas de la antipatria, no ha sabido interpretar a cabalidad el mensaje popular del 6D. Más allá de que pudiéramos apreciar como positivo, la incorporación como Vicepresidente de la República del camarada Aristóbulo, o de Jesús Farías o Castro Soteldo, o la ratificación del camarada Padrino López, o ver con recelo la incorporación de una representación plena de la burguesía industrial, a la cartera de comercio e industria con Pérez Abad; lo concreto es, que el mensaje que nos envía ese nuevo gabinete al pueblo venezolano, sin duda, es que la conciliación y el reformismo continuarán en el mediano y largo plazo como política pese a su rechazo expresado el pasado 6D, valga decir, el Socialismo quedará para un futuro incierto, solo para el discurso incendiario del Presidente y sus acólitos acompañantes del gabinete burgués.
No habiendo rectificación, ni de la representación de la burguesía ni de las fuerzas de la Revolución, tal pareciera que, al pueblo venezolano no le quedara otra opción sino encaminarse en la construcción de una nueva opción, más consustanciada con sus aspiraciones al Buen Vivir, y a la ruptura con la burguesía y su modelo de capitalismo neoliberal salvaje y excluyente. Una opción revolucionaria, y que rescate lo genuino y auténtico del pensamiento de nuestro Comandante Hugo Chávez Frías. Esa pareciera ser, la única opción que nos dejan los autistas de la política venezolana, negados como están, a escuchar el mensaje popular del pasado 6D. En situaciones como éstas, solo nos queda traer a nuestras memorias aquellos días dramáticos de la caída de la Unión Soviética, no tenía el pueblo, ni sus trabajadores y trabajadoras, mucho menos sus soldados y soldadas, nada que defender, tan solo un pasado del cual, solo tenían referencias por sus padres, madres, abuelos y abuelas, pero cuán distante era la realidad que les tocó vivir de aquella que les contaban, muy poco tenían que defender…