No es un asunto personal. No es que me lo agarro para mí, como individuo, pero me da mucha arrechera lo que estás haciendo contras mis íconos, contra los símbolos patrios, contra nuestra esencia de pueblo. Contra Bolívar, contra Chávez, contra mi vecina en el campo de fogón encendido pero sin arepas para extender en el budare.
Tú no te das cuenta, lacayo. Quizá pensaste que hacías una gracia con tus histriónicas fintas, señalando y vomitando frases como "llévenselo al basurero", "que venga el aseo urbano a recogerlo", "mándenlo a Sabaneta, para que le prendan velas allá, si les da la gana, sus hijos y sus viudas". Tú no te das cuenta, miserable pitiyanqui, que me mentaste la madre, que nos mentaste la madre… y, ese detallito, en el barrio, es culebra. Es el precio de tus dientes después del puñetazo.
Escúchame sátrapa, te metiste con Bolívar, no con la moneda que hace rato acorralan en los cercos del dolartudey. Te metiste con Bolívar, no con el clásico ni el de la mano a lo Napoleón, escondida en la casaca. Te metiste con Bolívar, el hijo de negra que nació en Birongo o en cualquier corazón de Patria. Te metiste con el pana, con el padre de las ideas que nos convocan y mueven a ser libres, como siempre ha sido nuestra esperanza. Te metiste con Bolívar. El de las dificultades, el de la resistencia, el de todas las estrategias libertarias que Chávez nos enseñó a decodificarlas.
Te metiste con los dos. Te metiste con Bolívar y con Chávez. Y no quiero dejar el tema para las ciencias criminalísticas, que se quedan cortas al definir lo que pasa cuando te metes con lo que anida en nuestras almas de todos modos, te recuerdo que somos gente de paz, guerreros con almas. Así que, mientras te desesperas por sacarnos de nuestras casillas, seguiremos de Misión en Amor Mayor, construyendo casas, abriendo Centros de Atención Integral, levantando escuelas, liceos y universidades, gestando Patria. Patria socialista y sin venganzas. Prepárate, porque este pueblo está resteao y ¡Venceremos!