6D
El escenario político y económico que vive Venezuela no pareciera ser el mejor. Tanto los votos que recibió la oposición el 6D, como los que recibió el Gran Polo Patriótico, estuvieron motivados por el deseo de ver un país enrumbado hacia un futuro mejor, donde se eliminaran las colas y se observaran los alimentos en los anaqueles, así como las medicinas, entre otros. Impulsados, además, por el deseo de ver un aumento progresivo de la producción, dentro de un campo de diálogo y entendimiento entre las fuerzas políticas y el empresariado nacional. Después del 6D nada de eso se ha visto, ni siquiera si vislumbra. Lo que sume a la población en una gran frustración. Sin embargo, hay un clamor que se oye por todo el país: "Queremos paz y soluciones a la crisis económica". La pelota está en el medio de las dos tendencias. O se ponen de acuerdo y alimentan un diálogo franco, o aquí no habrá ni paz, ni soluciones a los problemas.
2 Ausencia de diálogo
Tanto la MUD, como la dirigencia del chavismo hablaron y ofrecieron dialogar ganase quien ganase las elecciones. Pero nada de eso se ha percibido. Un día después del 6 de diciembre, el propio Henry Ramos Allup se encargó de impulsar los ruidos cuando dijo que al gobierno de Nicolás Maduro le quedaban máximos seis meses. Muchos entendidos piensan que fue una lamentable afirmación por quien desde ese momento aspiraba a presidir la Asamblea Nacional. Luego vino el bochornoso acto con el desalojo cuadros del Libertador y Hugo Chávez del Hemiciclo. Los dirigentes del PSUV respondieron en concordancia con lo señalado por el dirigente adeco, así como por su acción a posteriori. Más tarde el ambiente se calentó al máximo cuando el TSJ dio a conocer una sentencia en contra de la pretensión de la MUD de juramentar a tres candidatos por el estado Amazonas. Ardió Troya a lo interno de la MUD. Mientras el chavismo se armaba para contrarrestar la embestida. Cuando la cosa estaba en pleno hervidero surgió la conversación entre las partes, a nivel político. Se calmaron los ánimos y fue posible que el presidente Maduro pudiera acudir a la AN a presentar su memoria y cuenta.
3 Urge un clima de confianza
No cabe duda alguna sobre la necesidad de un mínimo de confianza entre los entes del gobierno y el empresariado para apuntalar la producción, como un factor determinante en la solución de la crisis económica. Pero para que eso sea una realidad, tiene que haber un diálogo sincero entre sector político, de forma que ese mínimo entendimiento genere confianza entre el sector productivo y los demás factores que conforman la economía nacional. Sólo así se podría abrir una válvula de escape por donde se drene el discurso violento y desestabilizador. Eso es lo idóneo. Pero tanto en un lado como en el otro, existen grupos radicales que dificultan un acuerdo en torno a puntos clave como la economía, la escasez y la seguridad.
4 Ramos Allup tiene la palabra
Vamos a estar claro: el dirigente adeco Henry Ramos Allup tiene mucho que hacer acerca del diálogo necesario en estos momentos. (Por igual el alto gobierno). Este diputado ha resultado estar a la derecha de los diputados de Voluntad Popular. Algo quiere él demostrar, no tan sólo a los "cabeza calientes", sino también a los sectores de poder foráneos que están detrás de una desestabilización del gobierno que lidera Nicolás Maduro, en la búsqueda de su caída. Mientras el presidente de la AN no baje su tono, en la acera de enfrente tampoco habrá tono bajo. El diputado adeco ha tomado para sí la conducción del polo oposicionista, ya que Julio Borges y su partido Primero Justicia, cedieron terreno, tanto en la lucha por la presidencia de la AN, como en el liderazgo político, donde AD y sus aliados han tomado una buena ventaja, gracias a la sapiencia de Ramos Allup. Para concluir: mientras no haya un diálogo sincero que apunte a buscar soluciones claras a la crisis, no habrá paz y persistirán los problemas quien sabe hasta cuándo, ante un pueblo pleno de frustración. ¡Volveré!
Antes y después del Puerto Ordaz, 18 de enero de 2016.