Compra masiva y generalizada de votos

El fraude electoral es un delito que nace simultáneamente con el sistema que en muchos países se utiliza para elegir a sus gobernantes, o sea, el sufragio. Tan pronto se estableció este sistema para los fines mencionados, los participantes en esos comicios, deseosos de ponerle la mano al botín del estado, empezaron a idear la manera de burlar los controles establecidos con el propósito de garantizar que las votaciones fueran lo más limpias y transparentes posible, para que los resultados fueran la fiel expresión de la voluntad popular. Venezuela, por supuesto, no es ni ha sido la excepción, pues desde que se empezaron a realizar elecciones en nuestro país todas las trampas conocidas se empezaron a utilizar para torcer la voluntad del elector y hacer que si este votara a favor de una opción, el sufragio depositado terminara favoreciendo a otra. O que si tenía pensado votar de una manera, mediante la coacción, el ventajismo, el chantaje, la amenaza o el soborno, cambiara de parecer y votara de otra.

Aquí, en Venezuela, los adecos y copeyanos perfeccionaron tanto esta manera fraudulenta de ganar elecciones, que se convirtieron en verdaderos especialistas en la materia. Y lo lograron tanto, que los mexicanos, que se habían convertido en los reyes indiscutidos de la trampa electoral en el continente, llegaron a mirar con envidia a sus competidores de Venezuela. Lo cual no quiere decir, por supuesto, que la taumaturgia de los manitos haya perdido eficacia, pues el PRI, una verdadera mafia política, continúa convirtiendo cerros de votos en contra en votos a favor. Sin embargo, a pesar de eso, de la larga experiencia acumulada por los políticos mexicanos en el dudoso arte de robar elecciones, los adecos-copeyanos continuaban siendo los campeones en el campo del delito electoral. Y lo hacían de una manera tan ostentosa, que todavía se recuerda cómo se repartían los votos de los demás participantes en las distintas elecciones celebradas en nuestro país, lo que les permitió permanecer durante 40 años al frente del estado: uno pa'mí, otro pa'tú; uno pa'mí, otro pa'tú; uno pa'mí.

Con el establecimiento de las máquinas electorales se pensó que se podía acabar con esta repugnante estafa contra el electorado. Y así resultó, al menos, cuando se utilizaron por primera vez estos equipos electrónicos. Con motivo de esa innovación, no sólo se logró sacar del poder las inescrupulosas pandillas que lo mantenían secuestrado sino que demás permitió el triunfo de una alternativa radicalmente distinta. Pero no seamos ilusos, porque eso se debió a que los estafadores estaban tan disminuidos, tan agotados sus mafiosos arsenales, que ya no contaban con los gigantescos recursos que utilizaban para poner en prácticas sus otros asquerosos trucos como el del soborno, por ejemplo.

En la actualidad, es indudable que contamos con el mejor sistema electoral del mundo y con unas autoridades cuya idoneidad y rectitud sólo los pícaros y tramposos pueden poner en duda. Sin embargo, eso no basta, porque los viejos tracaleros y sus nuevos compinches, con la ayuda generosa del imperialismo, han llegado a recuperar su vieja capacidad de "persuación", por lo que se yerguen como una amenaza contra las posibilidad de que tengamos en el futuro unas elecciones sin la preocupante sombra del fraude. Una prueba de esto fue lo que sucedió en las pasadas elecciones de diciembre en Amazonas y en otras ciudades del país. Como en Maracaibo, por ejemplo, donde según nos contó una electora, en la mesa 8, que funcionó en la Escuela Rafael Urdaneta, en la urbanización del mismo nombre, un sujeto, con un grueso fajo de billetes en las manos, se puso, a la vista de todo el mundo, a repartirlos entre los electores con la indicación, por supuesto, de que votaran de una determinada manera. Se podría preguntar: "pero, bueno, ¿y los testigos del GGP dónde estaban, por qué no actuaron? Bueno, la verdad es que estaban allí presenciando inmutables el espectáculo. Y en cuanto a por qué no actuaron...¿por qué se podrá creer que no lo hicieron? Sencillamente, porque también a ellos los embarraron. Queremos advertir que no fue este un hecho aislado, porque comentarios parecidos se han estado escuchando por toda la ciudad. También está el caso de una militante del PSUV, a la que, incluso, el Partido acostumbraba asignarle de vez en cuando la realización de algunas tareas, y que sin embargo se descubrió que votó por la oposición.

Todo esto es bueno tenerlo en cuenta, porque en Amazonas, dentro de poco, se tendrán que realizar nuevas elecciones para designar los diputados por ese estado a la Asamblea Nacional. ¿Y que se supone debe andar haciendo en estos momentos Guarulla? ¿En qué estará ocupado el gobernador en estos precisos instantes? ¿Recuerdan aquel dicho relacionado con el camarón que se duerme?

Nota: Ministro Salas, economía productiva y control de precios son incompatibles. Por otra parte, llama poderosamente la atención que se le halla olvidado mencionar en su folleto un hecho que ha tenido un tremendo impacto negativo en la economía nacional. Me refiero a los tres millones de pensiones que se concedieron sin contraprestación productiva de ningún tipo, es decir, que fueron simplemente regaladas. Hecho que como es fácil constatar, ha generado una sobre demanda que a su vez ha provocado grandes distorsiones de la economía del país. Sobre todo, por el hecho de que esa sobredemanda, demanda artificial, se produce en medio de una producción de bienes estancada y con tendencia a la contracción y el retroceso. Consecuencia: todas las taras que se han producido en nuestro proceso económico. A saber: inflación, escasez, especulación, colas, el desmadre, pues.

Y en cuanto a las pensiones, es bueno aclarar que las mismas no se pueden conceder impunemente, pues mientras se trata de beneficiar a unos pocos, se perjudica a la mayoría. A una mayoría que tiene que hacerle frente a las consecuencias indeseables que del otorgamiento de esas pensiones inevitablemente se derivan. Señor ministro, de nada valen los subterfugios retóricos para tratar de encubrir el fracaso de unas políticas, porque la realidad, hágase lo que se haga y dígase lo que se diga, siempre se impondrá. En este sentido, en el proceso productivo, usted lo sabe mejor que yo, la participación de la empresa privada no sólo es insustituible sino también irreemplazable. De manera que, o se hacen los cambios que la dramática situación del país está demandando, o se acuerda con Fedecámas un programa mínimo orientado a la recuperación económica, o el colapso del chavismo será inevitable. En estos términos está planteada la situación. No hay atajos ni vías de escape y el tiempo apremia.

 

 



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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