Tal y como se esperaba el problema del agua en la costa carabobeña se agudizó, ante la mirada lenta de la burocracia para iniciar los proyectos de mantenimiento y la mirada cínica de sus habitantes que sin conciencia de lo que ocurría despilfarraba culturalmente el agua.
Ahora esta zona depende de un pequeño reservorio para una población de 251.729 habitantes aproximadamente, lo que obliga a las autoridades a racionar la distribución reduciéndola a casi un 70%. El panorama no podía ser peor; los cisternas cobran hasta siete mil bolívares por el agua que no les pertenece, un botellón plástico de 19lts de agua vale más de 1200 bolívares en las bodegas, los tanques plásticos pasaron de 8000 bolívares a 14000 bolívares en menos de 15 días y la gente como en los años ochenta gastan madrugadas frente a las tuberías con la esperanza de que llegue el agua.
Apurados como de costumbre las autoridades más competentes han iniciado labores para rehabilitar el sistema trasvase del río temerla a la represa de Canoabo que hasta entonces según se puede observar depende únicamente del rio Canoabo que por efectos del fenómeno natural se encuentra prácticamente seco, para esta tarea el ejecutivo nacional aprobó 250 millones de bolívares y 120 mil dólares. Por su parte los funcionarios menos competentes hacen lo propio para mantener al pueblo en una zozobra con su ineficacia y clientelismo. En un municipio que se declara en emergencia por la sequía, no debería verse botes de agua, como uno que está ubicado en pleno centro de Morón a menos 400mts de la oficina de Hidrocentro y 300 mts del edificio de la alcaldía, es una grosería que este bote arribe a su 2 años de haberse iniciado y a estas alturas las autoridades que no parecen leer la prensa, ni escuchar radio, no se hayan enterado porque parecen ocupados pensando en reelecciones.
Quienes no dejan pasar esta oportunidad son los pseudo-políticos para pescar en una represa revuelta y conducir a la población al caos y la paralización general, sin embargo el pueblo parece entenderlo, a pesar que algunos de mentes más débiles; obedecen a una falsa dirigencia que los induce a trancar las calles sumando así un problema más, a estos les hacen creer que con las trancas y quemando caucho se llenara por arte de magia la represa.
Y veo esta situación y no dejo de pensar en los campesinos del alto y bajo apure que ellos mismos perforan sus pozos para tener acceso al agua, pienso también en la genialidad de los campesinos andinos para llevar agua de un lugar a otro aun en contra gravedad, si los campesinos de mi pueblo en lugar de solucionar el problema se hubiera dedicado a generar caos hace tiempo que no nos llegara alimentos a nuestras mesas.
Ahora bien; más complejo que trasladar el agua de un rio a otro y concentrarla en un embalse, es sin lugar a duda. el modelo de consumo y la cultura del derroche, de nada sirve los esfuerzos que se hagan o no desde las instituciones si una vez apertrechado del vital líquido el ciudadano olvida casi instantáneamente cuanto le costó tener acceso al agua, y vuelve a derrocharla como si nunca se va acabar, lavando carros, lavando la acera sin el más mínimo cuidado, esta inconsciente acción no es más que un reflejo de una aculturación que nos muestra los niveles espirituales en el que andamos desconociendo la realidad en la que vivimos.
"…Seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas…"
Silvio Rodríguez