Cambio

Llegó la hora del anunciado cambio reaccionario.

Llegó la hora del pospuesto cambio revolucionario.

Debido a que Los especialistas ya se han pronunciado sobre las estadísticas y el comportamiento electoral, y por otra parte los políticos han hecho sus respectivos balances, hoy solo quisiera hablar del posicionado Cambio.

El cambio es un acto revolucionario, pero este debe ser radical. Cambiar a media es una mentira. Se es socialista o capitalista pero no se puede pertenecer a las dos corrientes al mismo tiempo sin ser arrastrado por alguna de ellas. Como ya algunos lo hemos planteado días atrás es justo y necesario un radical cambio cultural que transforme toda nuestra integridad física y espiritual, es decir; hay que definir lo que se piensa y lo que se hace, procurando que estos dos (pensamiento-acción) se complementen.

Pero, de tejas para abajo hay que pensar y repensar este proceso revolucionario, las huestes reaccionaria han tomado el control de uno de los poderes fundamentales para la estabilidad de la revolución bolivariana y su consolidación, creer que perdimos un "Magallanes-caracas" es una acción cínica en el más exacto significado de la palabra. Ahora no hay tiempo para la apatía, ni la pereza, es más; tiempo es lo que no hay.

Camaradas, ¿realmente creímos que podíamos consolidar un socialismo sin abandonar la cultura capitalista? ¿Realmente creímos realizable la posibilidad de derrotar la guerra económica sin cambiar la mentalidad clientelar? El mayor logro en la historia de esta oposición venezolana nos ha colocado de frente a una irrenunciable realidad. La pelea es peleando. Hay que cambiar la cultura capitalista, hay que erradicarla, atacar sus focos, su caldo de cultivo y desterrarla de nuestra sociedad, pero principalmente de nuestra forma de pensar. A fin de cuenta eso hizo el capitalismo gringo con el socialismo latinoamericano poco antes de los años 70 y con nuestra cultura en términos generales.

No me sumo a las inquisidoras opiniones con sus tesis de un pueblo traidor, simpatizo más bien con la tesis de un pueblo sabio y paciente como dice alí, tampoco quiero desde la comodidad de esta mesa pedir cabezas que yo mismo no estoy dispuesto a cortar. Pienso por el contrario en la reagrupación de las fuerzas revolucionarias acompañadas con un verdadero impulso de cambio que convoque permanentemente a la lucha en todos los terrenos.

Un golpe de timón ya nos anunciaba la necesidad de un cambio.

Lo cierto es que si cambian ellos, cambiamos nosotros, y cambio yo, ¿vosotros cambareis? O ¿seguiremos en lo mismo esperando que el otro cambie?

Y en cuanto a usted opositor que me lee, usted que voto por un cambio.

¿Cuánto ha cambiado desde que votó?



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Douglas Donaire


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