Romper el ánimo colectivo es uno de los objetivos primordiales para un tipo de gobierno como el que tenemos. El ánimo constituye una forma muy particular de felicidad colectiva y si este se agota el conjunto de lo que constituye la nación igualmente se deshace ya que el ánimo permite que la identidad republicana siga el curso tanto de su creatividad como su capacidad de resistencia. Si hay algo que caracteriza nuestro tiempo es precisamente la pérdida de ese ánimo colectivo y con ello la posibilidad de acabar con el autoritarismo y el protofascismo que nos gobierna. Que salida tenemos ante esta situación?, por supuesto que esta en la recuperación de ánimo perdido, pero esto no es tan fácil ya que estamos atrapados en un torrente de desanimo y de pérdida de fuerzas y optimismo que nos quita esta salida. La situación se hace difícil y la pobreza o mejor llamada miseria agudiza esta imposibilidad. Los movimientos populares contrarios al Estado no logran definirse lo cual responde a una falta de estrategia para hacer efectiva esta lucha y con ello el ánimo necesario. Claro que ha habido expresiones de protesta que suben el ánimo colectivo pero nunca logran ser lo suficientemente notables como para romper la ineficacia de la lucha permanente, luego el centro de toda esta inoperancia por los momentos esta en el quiebre de todo optimismo muy ligado a la radicalización represiva del Estado. Esto es lo que funde el optimismo y el ánimo.
En definitiva la única salida que la fuerza sea recuperada desde un ánimo positivo y la compresión del momento desastroso que vivimos. Esto quiere decir abrir el intelecto, establecer estrategias que permitan romper la continuidad del poder que se nos comanda. No hay salida desde quienes infunden la agresión externa bajo un liberalismo que no posee salidas sociales únicamente se centran en su innegable victoria electoral. Con ello pierden fuerzas y nos fuerza a buscar otro tipo de alternativa patriótica y progresista.