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La frase del título de este artículo se lo robé a Henry Ramos Allup, cuando, en la sesión especial donde compareció el presidente Nicolás Maduro a la AN, daba respuesta a parte del discurso del primer Mandatario. Se refirió con ese desprecio dibujado en su rostro, y secundado por sus palabras, a los muertos de la guarimba promocionada por María Violencia y Leopoldo López, en lo que ellos llamaban "la salida". Arrugó el rostro más de lo arrugado que lo tiene, y sacó todo el odio que guarda en sus entrañas para darle mayor énfasis a sus palabras, en un momento de máximo paroxismo del presidente de la AN, y uno de los máximos dirigente de la derecha.
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Pareciera que Ramos Allup se acostumbró a comer chicles con el cerebro. Este señor deberían someterlo a un estudio psiquiátrico o algo parecido, pues tiene alborotadas las neuronas de manera peligrosamente incontrolables. Urge una intervención rápida por parte de Julio Borges y su partido Primero Justicia. Para mí es mejor tratar con un mentiroso compulsivo, que con alguien con un verbo exacerbado, que sobre pasa los límites de los niveles de la tolerancia.
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¿Qué busca Ramos Allup con esa postura desacertada no sólo para el chavismo, sino también para sus compañeros del campo de la derecha? ¿Qué pasó con la sindéresis que debe guardar un hombre con el alto cargo que tiene entre sus manos? ¿Acaso quiere aparentar ser más papista que el Papa? ¿Está pensando en las próximas elecciones presidenciales? ¿Desea agradar al imperio estadounidense?
¿O es que su arrechera contra Leopoldo López es tan grande que quiere desplazar su liderazgo entre los radicales? En todo caso, a este diputado se le han subido los humos a la cabeza, lo que lo convierte en un hombre peligroso para la estabilidad del país.
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Desde esta trinchera de lucha llamo a cerrar filas contra locos como el presidente de la AN. Debemos hacer que reflexione, que rectifique su verbo adeco desgastado, y que coja un mínimo. No se puede aceptar barbaridades como las que viene cometiendo este dirigente de la derecha. Hay que ensañarlo a respetar a nuestros muertos. Muertos que son un producto del odio visceral de la derecha radical. Muertos que duelen y que tienen dolientes en todo el campo de la revolución. ¡Volveré!
